Arte de los días arte de las noches
La balanza de las heridas que se llama Perdona
Balanza roja y sensible al peso de un vuelo de pájaro
Cuando las amazonas de cuello de nieve con las manos vacías
Empujan sus carros de vapor sobre los prados
Veo esa balanza sin cesar enloquecida
Veo el ibis de bellos modales
Que regresa del estanque atado en mi corazón
Las ruedas del sueño encantan a los espléndidos carriles
Que se elevan altísimos sobre las conchas de sus vestidos
Y el asombro salta de aquí para allá sobre el mar
Ve mi querida aurora no olvides nada de mi vida
Toma estas rosas que trepan en el pozo de los espejos
Toma los latidos de todas las pestañas
Toma hasta los hilos que sostienen los pasos de las marionetas
y de las gotas de agua
Arte de los días arte de las noches
Estoy en la ventana muy lejos de una ciudad llena de terror
Fuera unos hombres con sombrero de copa se persiguen a
intervalos regulares
Semejantes a las lluvias que amaba
Cuando hacía tan buen tiempo
«La ira de Dios» es el nombre de un cabaret al que entré ayer
Está escrito sobre la portada blanca con letras más pálidas
Pero las mujeres-marineros que se deslizan detrás de los cristales
Son demasiado hermosas para tener miedo
Aquí nunca el cuerpo siempre el asesinato sin pruebas
Nunca el cielo siempre el silencio
Nunca La libertad sino por la libertad.
Andre Breton