1
De noche junto al río en el oscuro corazón de los arbustos
a veces vuelvo a ver su rostro, el de la mujer que amé:
mi mujer, que murió.
2
Hace ya muchos años, y a ratos ya no sé nada de ella,
la que antes lo fue todo, pero todo se marchita.
3
Y ella era en mí como un pequeño enebro
en las estepas de Mongolia, cóncavas,
con el cielo amarillo pálido y de gran tristeza.
4
Vivíamos en una cabaña negra junto al río,
Los mosquitos solían perforar su blanco cuerpo,
y yo leía el periódico siete veces o decía:
tu pelo tiene un color sucio. O: no tienes corazón.
5
Pero un día,
cuando estaba yo lavando mi camisa en la cabaña,
ella se acercó a la puerta y me miró y quería salir.
6
Y quien le había pegado hasta cansarse,
dijo: ángel mío.
7
Y quien le había dicho te quiero la condujo fuera
y riendo miró al aire y alabó el buen tiempo
y le dio la mano.
8
Como ya estaban afuera, al aire libre,
y la cabaña estaba desierta,
cerró la puerta y se sentó tras el periódico.
9
Desde entonces no la he vuelto a ver,
y de ella sólo quedó el gritito que dio
cuando por la mañana volvió a la puerta
que ya estaba cerrada.
10
Ahora la cabaña se ha podrido
y mi pecho está relleno de papel de periódico
y por las noches tumbado junto al río
en el oscuro corazón de los arbustos
me acuerdo de ella.
11
El viento lleva olor a hierba en el pelo
y el agua grita sin fin pidiendo calma a Dios,
y en mi lengua tengo un sabor amargo.
Bertolt Brecht