Vencidos los ratones,
Huían con presteza
De una atroz enemiga
Tropa de Comadrejas;
Marchaban con desorden,
Que cuando el miedo reina,
Es la confusión sola
El jefe que gobierna.
Llegaron presurosos
A sus angostas cuevas,
Logrando los soldados
Entrar a duras penas;
Pero los capitanes,
Que en las estrechas puertas
Quedaron atascados
Sin ninguna defensa,
A causa de unos cuernos
Puestos en las cabezas,
Para ser de sus tropas
Vistos en la refriega,
Fueron las desdichadas
Víctimas de la guerra,
Haciendo de sus cuerpos
Pasto las Comadrejas.
¡Cuántas veces los hombres
Distinciones anhelan,
Y suelen ser la causa
De sus desdichas ellas!
Si Júpiter dispara
Sus rayos a la tierra
Antes que a las cabañas
A los palacios y a las torres llegan.
Felix Maria Samaniego