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15 de febrero de 2007

GUAJA



Ven acá, granuja.
¿Dónde andas, so guaja?
Hoy te mondo los güesos a palos.
No llores ni juyas, porque no te escapas.
Yo no sé lo que hacer ya contigo.
¡Me tienes muy jarta!
A ti ya no te valen razones.
A ti ya no te valen palabras,
ni riñas, ni encierros,
ni golpes, ni nada.

Te dije al marcharme: Levántate pronto,
y estira los güesos, y dobla las mantas,
y enciende la lumbre, arrima el puchero,
y enjuaga las ollas, y barre la casa.
Y vengo y me encuentro, grandísimo pillo,
la lumbre sin brasas;
la puchera, sin caldo ni pringue;
la vivienda, peor que una cuadra,
la burra, sin pienso;
las pilas, sin agua.

¡Segaste la yerba?
¿Trajiste la paja?
¿Regaste los tiestos?
¿Cerniste la harina? ¿Clavaste la estaca?
¿Comió la cordera? ¿Bebió la lechona?
¿Cogiste los güevos? ¿Mudaste la cabra?
¿Y a tí qué te importa? ¿Pa´qué quiés cansarte,
si aquí está la burra que tó te loaga?
¿Tu piensas, granuja, que ha de estar tu madre
jechita una negra, quemándose el alma,
pa´que tú me malgastes el tiempo,
que da más que lástima,
jecho un ropasuelta,
jecho un rajamantas,
por esas callejas detrás de los perros,
por esos regatos tirando a las ranas,
o buscando níos por las zarzamoras.
que así estás de lindo, grandísimo guaja?

¡Y ese siete tan guapo en la blusa?
¿Y esos pantalones tan llenos de manchas?
¡Qué gorra más limpia!
¡Qué medias tan majas!
¡Qué pelos tan lindos!
¡Qué codos, qué cuello, qué puños, qué mangas!
¡Ya no sé lo que hacer ya contigo!
¡Me tienes mu jarta!

¡De sobra conoces que semos solitos,
que ya no tenemos quién nos lo ganaba ...
que la vida de toitos los pobres
es vida de lágrimas! ...
Pero ni por esas.
A tí, que te den roncando en la cama,
y que te pongan la mesa tres veces,
y rueden los días, y viva la holganza.
Súbete esos calzones, so pillo;
átate esos zapatos, so randa.

Quítate esos mocos.
Lávate esa cara.
¡Y vete ahora mismo donde no te vea
que me tienes, me tienes mu jarta!
Te aseguro, chiquitin, te aseguro
que esto se te acaba
en desde mañana, a la cola del burro;
conmigo a la plaza,
conmigo al molino,
conmigo a la jaza.

¡A suar fatigas!
¡A mojarte el alma!
Ya verás las penitas que cuesta,
ya verás con qué agobios se gana
ese pan que tan cómodamente
a lo bobo, a lo bobo te zampas.

La aurora se acerca
espléndida, diáfana;
lentamente despliegan los campos
su manto de escarcha.

La madre, afanosa, se tira del lecho
y sus toscos aperos prepara,
que ya espera, más ruda que nunca,
la brega diaria;
se acerca a la cama,
donde el niño cándido
tranquilo descansa.

Un instante contempla amorosa
su faz sonrosada,
y después con cariño ferviente,
dando un beso en sus labios, exclama:
-¡Yo turbar ese sueño tan dulce! ...
¡No fuera quien soy, ni tuviera entrañas!
¡Juega y brinca y destroza, hijo mío!
¡Tu madre lo gana!

Vicente Neira