Vale la pena, vale la condena
contemplar en la tarde que se inclina
a poniente la paz de esta colina,
dulce en la hora de la luz serena.
Vale la pena contemplar tu pena,
aunque me duele como aguda espina,
vale la pena noche que avecina
su rostro duro y su tenaz cadena.
Vale la pena el alentar, la vida,
vale la pena el río con tu llanto,
vale la pena la amistad mentida,
la luz mentida, el verdadero espanto,
la noche negra de la atroz partida,
y tu amargura que me importa tanto...
Carlos Bousoño