Madre, lo que no queréis,
vos a mí no me lo deis.
Que bien veis que no es razón
que cautive el corazón
y que ponga mi afición
con quien vos aborrecéis.
Para vos buscáis amores
los más hermosos y mejores,
y a mí dame los peores,
los más viejos que podéis.
Si queréis que bien os quiera
y habéis gana que no muera,
en cosa tan lastimera
vos a mí no me habléis.
Fin
Donde no hay contentamiento
siempre vive el pensamiento
lastimado de tormento,
como vos muy bien sabéis.
Juan del Encina