¡Oh Tú!
Yo vivía en la torre inclinada
de la Melancolía...
Las arañas del tedio, las arañas más grises,
en silencio y en gris tejían y tejían.
¡Oh, la húmeda torre!...
Llena de la presencia
siniestra de un gran búho,
como un alma en pena;
Tan mudo que el Silencio en la torre es dos veces;
Tan triste, que sin verlo nos da frío la inmensa
sombra de su tristeza.
Eternamente incuba un gran huevo infecundo,
Incrustadas las raras pupilas más allá;
O caza las arañas del tedio, o traga amargos
Hongos de soledad.
El búho de las ruinas ilustres y las almas
Altas y desoladas!
Náufraga de la Luz yo me ahogaba en la sombra...
En la húmeda torre, inclinada a mí misma,
A veces yo temblaba
Del horror de mi sima.
Delmira Agustini