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6 de enero de 2022

LA HISTORIA DE LOS TRES REYES MAGOS






CANCIONERO




INTRODUCCION



Dicho tu primer tormento,
¡o nuestro claro miradle!,
aquel alto adoramiento,
aquel sabio ofrecimiento
no está razón que se calle,
que los tres reyes que vinieron
de la parte oriental
con la más fe que pudieron
te adoraron, te ofrecieron,
como a su rey divinal.




Aplícalo a reprehensión de nuestra poca devoción



¡O cuán gran reprehensión
para los tiempos de agora!
¡O cuán poca devoción
da esta nuestra nación
si el Señor no lo mejora!
De tanta tierra paganos
vinieron por le adorar,
y los nuestros castellanos
no quieren salir, de ufanos,
desde su casa al altar.


Pues a su gran confusión
contemplen los tales fieles
con qué amor de corazón
de tan extraña región
vinieron los reyes infieles
por camino no sabido
sin poner duda ninguna;
¡o amor tan encendido,
dar tres reinos a olvido
por ver un niño de cuna!




Pone la razón porque llamaron a estos tres Reyes Magos



Con una sabia prudencia
para conservar sus leyes
a los varones de ciencia
se daba la preeminencia,
en aquel tiempo, de reyes,
y con esta discreción
se guardaban sin estragos,
a según dice Platón
bien andante es la región
a do gobiernan los magos.


Pues estos gobernadores
de quien habla nuestro metro
por ser grandes sabidores
alcanzaron los honores
del pomposo real cetro;
pues si nuestro San Matheo
les da magos sobrenombres,
fue la causa, según creo,
porque magos en caldeo
quiere decir sabios hombres.




Prosigue la historia



Los altos entendimientos
de estos varones reales,
lo más están intentos
en mirar los movimientos
de los cursos celestiales,
ca según la profecía
de Valán y del estrella,
por ciencia de astrología
entendían saber el día
del parto de la doncella.


Contemplando, deseando,
esperando la tal prueba,
estando por ella orando,
un estrella relumbrando
allega con la gran nueva,
y para prueba mayor
de sus hablas y respuestas,
dentro de su resplandor
tray al niño Redentor
con su dura cruz a cuestas.




Exclamación al niño que traía la cruz



¡O paso muy dolorido
mas, por cierto, verdadero!
No sólo recién nacido,
mas en siendo concebido
te dio pena este madero,
que en el vientre do yacías
en la tu divinal luz
manifiestamente veías
el triste fin de tus días
a de ser en la cruz.




Compara y prosigue



Como haze el despertar
desparar las fantasías,
así hizo desterrar
todo el vano idolatrar
de estos reyes nuestro Mecías
con la luz esclarecida
que los alumbra y recrea,
con la cual él los convida
que con quejosa partida
vayan a verle a Judea.


Ya parten con sus presentes
aquestos grandes señores
a ser entre los vivientes
los tres primeros creyentes
después de nuestros pastores,
trayendo por guiadora
fasta llegar a Belén
aquella estrella que agora
se les esconde a deshora
cerca de Jerusalém.




Pone una razón del desaparecer de la estrella



¡O caridad tan sedienta,
que con tres reyes excelentes
no estás harta ni contenta,
mas andas toda hambrienta
por tragar los inocentes!
Oscureces el estrella
con una hambrienta gana
porque hallados sin ella
enciendan nueva querella
en la envidia herodiana.




Añade otras dos razones



Y porque tus convidados
¡o sacro niño bendito!,
fuesen más certificados
escuchando a los letrados
lo que de ti era escrito,
y porque su devoción,
¡o gran majestad divina!,
fuese muy gran confusión
a la perversa nación
que te estaba tan vecina.




Comparaciones

1


Cuales con el mar airado
se congojan los pilotos
descubriendo su cuidado
su temor desordenado,
lloros, promesas y votos;
cuales andan los guerreros
cuando al adalid han muerto
sin tino por los oteros,
estos cristianos primeros
tales andaban por cierto.


Mas ya negada del cielo
la primera claridad,
seyendo forzado consuelo
de remediarse en el suelo
vánse dentro a la ciudad,
porque en grandes poblaciones
ay quien sepa los caminos,
ay sabidores varones
que declaren las cuestiones
de los misterios divinos.



2



Estaban los moradores
boca abiertos, alterados,
como están los labradores
cuando en casa de los señores
miran los paños brocados;
los menudos se espantaban,
los letrados se corrían,
los señores se ensañaban
cuando los reyes les contaban
el nuevo rey que tenían.



3



Al rey que está poderoso
levantársele rey nuevo
¡cuánto le está doloroso!
¡cuánto le está peligroso!:
con nuestro reino lo pruebo,
que puede ser bien testigo
desta causa de bullicio;
ya miráis en lo que digo,
que dice que es tu enemigo
el hombre de tu oficio.


De aqueste miedo se altera
Herodes y se demuda,
y quiere buscar manera
cómo el dicho niño muera;
por quitar sospecha y duda
y pensando de engañar
a los que iban buscarle,
enviólos luego a llamar,
su color de se informar
del niño para adorarle.


La causa de la pasión
deste su temor humano
fue cobarde suspeçión
de la real susçepçión
de Aristóbolo o Ircano,
temiendo de ser trocado
por legítimo heredero
porque estaba en el reinado
más por fuerza que por grado,
en ser varón extranjero.



4



Como haze la candela
cuando alumbra las campañas,
que con su luz les consuela
sin que de su mal se duela,
pues se quema sus entrañas,
así, lector, si lo ves,
aquestas gentes hebreas
se quemaron en sus leyes
dando gran luz a los reyes
con su propheta Micheas.





Prosigue la historia




Los cuales luego en entrando
todos tres en general,
como discretos, mirando
que deben dejar el mando
al gallo en su muradal,
incáronse de rodillas;
a las cosas preguntadas
comenzaron a dezillas
y las nuevas maravillas
que les eran reveladas.



El uno dellos decía
a los hijos de Abraán
según que se contenía
en aquella profecía
del mal propheta Balán,
ca según les profetó,
Jacob antes que finase,
la estrella se les mostró,
aquel hebraico signo
que su pueblo gobernase.



Esta sentencia primera.
el segundo confirmaba,
diciendo que cierto era
que una virgen pariera
el niño que se esperaba
en el modo que Isaías
mucho antes escribiera
de una virgen Ezechías
que pariría al Mesías,
la virgen quedando entera.



El tercero y postrimero
pruébalo con Daniel
ser nacido el cordero,
el Mesías verdadero,
en el pueblo de Israel,
el cual sobre esta razón
profetizó Zacaría
la sacerdotal unción
cuando el más santo varón
al dicho pueblo venía.



Jacob dijo adelante,
por más quitarnos de duda,
que naciendo aquel infante
no abría verga reinante
en todo el tribu de Juda,
y pues todo enteramente
así se falla cumplido,
asaz se muestra patente
a cualquier hombre prudente
que el Mesías es venido.




Cómo se despidieron los Reyes Magos



Hecha su proposición
con tan fundada elocuencia,
todos tres, en conclusión
le hacen suplicación
que les quiera dar licencia;
él les respondió que vayan,
pero con tal condición
que cuando adorado le hayan,
ellos de vista le traigan
verdadera información.





Comparación de cuando tornaron a ver la estrella




La madre que el hijo llora
cuando le dicen que es muerto,
si lo ve vivo a deshora
está gran pedazo de ora
que no cree ser él de cierto,
y después de conocido,
luego el maternal amor,
el lloro quedado a olvido,
haze el gozo tan crecido
cuanto primero el dolor.



Oída la profecía
de Belén de Efrata,
tomaron los reyes su vía
y la su primera guía
se les muestra clara ya,
con cuya çertinidad
de no perder el camino
van con gran seguridad,
siguiendo la claridad
daquel adalid divino.



Con ardientes corazones
llegados do deseaban,
¡o en cuán poquitos dones
aquestos sabios varones
grandes cosas señalaban!
Allí tu divinidad
fue temida y adorada,
fue tu real majestad
con tu sancta humanidad
conocida y confesada.



Pues en el pobre portal
de las ricas maravillas,
la doncella virginal
que su hijo divinal
empañaba en sus rodillas,
entraron súbitamente
con el su brocado arreo
las premisas de la gente,
en sus manos gran presente,
en sus almas gran deseo.




Pone los nombres de los tres reyes



Derrocados a la par
adoran al hombre Dios;
al uno llaman Gaspar,
Melchor y Baltasar
llaman a los otros dos;
y después que adoraron,
mirando su resplandor
tan gran espanto tomaron
que gran pieza no hablaron
de reverencia y temor.



Salidos ya del callar
que el tu temor les ponía,
comenzaronse a rogar
con un cortés porfiar
cuál primero hablaría;
porfiada la cuestión
en el pobre portalejo,
esta fue su conclusión:
que debía, según razón,
de comenzar el más viejo.





Pone la ofrenda del primero rey




El cual después de rogado,
nombrando tu santo nombre,
profundamente inclinado,
propone muy reposado:
"adórote, Dios y hombre,
confieso tu eternidad,
llámote fin y comienzo,
y por más fertilidad
sirvo a tu divinidad
con esta caja de incienso".





Exclamación al dicho rey




¡O tú, cuyo entendimiento
todos los nuestros traspasa!
Tu alto conocimiento
no parece ser del cuento
de aquesta nuestra vil masa,
que en la caja que ofreciste
toda nuestra fe se encierra.
¡O cuánto que mereciste!
¡O cuánto que tú dijiste,
para ser hecho de tierra!




La natura angelical,
confirmada en la luz clara
por una gracia especial
con la esencia divinal
se miran cara por cara;
yo no sé que más pudiera
confesar con lengua humana,
¡o lengua tan verdadera,
puédete llamar cualquiera
símbolo de fe cristiana!





Exclamación




¡O, cuántos pienso hallasen
si buscasen entre nos
que si bien los espulgasen
cuando a la prueba llegasen
no conocen si ay Dios!
Porque si bien conociesen
su bondad y su justicia,
por endiablados que fuesen
imposible es que tuviesen
tan sin freno su malicia.



Porque la clara verdad,
tan corrompido está el mundo,
para siempre enemistad,
con culpable brevedad
pasemos al rey segundo;
pasemos, tristes, pasemos,
que en esta nuestra comarca
los pilotos que tenemos
embarazarnos los remos
estando rota la barca.





Comienza la ofrenda del segundo rey




Ofrecido y recibido
el primer don excelente,
cuando el rey segundo vido
levantado y despedido
al rey anciano prudente,
comenzó se de inclinar
con tan gran tiento y reposo
como suele acostumbrar
al tiempo de consagrar
cualquier santo religioso.



Inclinado por tal vía,
entretanto que callaba
alterábase y temía,
contemplaba y comedía
quién delante dél estaba,
y entre tal admiración
descubrió su caja el rey,
descubrió su discreción,
descubrió tu encarnación
encubierta so la Ley.



Descubrió más adelante
profetizando tu pena
con un sañudo semblante,
a manera de elefante
que se ensaña en sangre ajena,
la tu sangrienta pasión
que aún estaba por venir,
y movido a compasión
antepone a su oblación
este lloroso decir:





Llantea este rey la advenidera muerte del infante




"Haced llantos, los vivientes,
lastimad vuestras entrañas;
¡o, vos, pecadoras gentes,
los ojos tornad en fuentes
con maravillas tamañas!
Llorad la muerte primera
que heredastes del primero;
llorad la otra que espera
en su carne verdadera
aqueste Dios verdadero.



Llorad la divinidad
que por nosotros se abaja
a sufrir tal crueldad;
llorad la moralidad
de la mirra de mi caja,
la cual sólo le presento
con piadosa intención
para después del tormento,
con que esté en el monumento
guardado de corrupción."



El gemir y suspirar,
que no sufren habla luenga,
con un secreto atajar
hizo al rey abreviar
el intento de su arenga,
y viendo que no podía
proseguir a su talante,
ofreció el don que traía,
y entretanto que ofrecía
volvió la habla al infante:





Ofrece el rey segundo




"Niño humilde y soberano,
niño justo y piadoso,
niño divino y humano,
padre del pueblo cristiano,
hijo de Dios poderoso;
recibid aquesta oferta,
entre nos mirra llamada,
en señal que es cosa cierta
que la vuestra carne muerta
ha de ser y sepultada."





Pone el llanto de Nuestra Señora




No sé quién sepa deciros,
por gran orador que venga;
no sé quién pueda escribiros
los entrañables suspiros,
por suelta mano que tenga,
con que la virgen María
publicaba su dolor
mirando la profecía
quel segundo rey decía
de la pasión del Señor.




Mas la alta perfección
que en ella siempre morava,
con pesada discreción
sojuzgaba el corazón
en tanto que el rey hablaba,
mas acabado a deshora
este rey su fabla triste,
comenzó Nuestra Señora;
tú sola triste lo llora;
tú sola, que lo pariste:





Pone las gracias que Nuestra Señora recibió sola




"Yo soy la que sola espero
un dolor tan sin remedio;
yo sola llorarlo quiero,
que no tengo compañero
que tenga en el hijo medio,
ca sola lo concebí
sin lo que natura ordena:
pues sola, triste de mí,
que sin dolor le parí,
con dolor lloro su pena.



Yo soy la que fue formada
del en mi vientre formado;
yo soy la libre engendrada
de la carne condenada
por el hijo en mí engendrado;
yo que tan sola especial
por este hijo me hallo
tener nombre maternal
con pureza virginal,
yo sola debo llorarlo.



Yo sola fui concebida
sin pecado original,
la cual gracia en esta vida
no fue jamás recibida
por otra mujer mortal;
pues quien fue tan singular
en la merced recibir,
debe serlo en el pesar,
debe, llorando, cantar:
tan ásperas de sufrir.





Glosa de "Tan ásperas" en nombre de Nuestra Señora




Yo siento dentro un ferir
de penas muy desiguales,
mas no las puedo decir;
tan ásperas de sufrir
son mis angustias, y tales,
que los dolores mentales
me fuerzan a plañir;
¡ay, que son tan principales
que de mis esquivos males
es el remedio morir!



La mirra que fue ofrecida
al infante envuelto en paños
y su nueva dolorida
fatigan mi triste vida
y hacen crecer mis daños,
porque, su muerte sabida,
viviré yo pocos años
sufriendo triste, afligida,
cuitas, afán sin medida,
suspiros, lloros extraños.



Será muerte mi vivir,
y serán sus arrabales
pensando en lo por venir
soledad, grave gemir,
dolores, ansias mortales
o rabias descomunales;
¡cuán claro está de sentir,
según aquestas señales,
que de mis esquivos males
es el remedio morir!





Torna la habla a Josep, su esposo




Y tú, viejo tan honrado,
que mereciste en el suelo
ser conmigo desposado,
ser también padre llamado
del alto Señor del cielo,
llora tras mí tú segundo
y demos gritos los dos
con un dolor muy profundo:
¡ay por el Señor del mundo!,
¡ay por el Hijo de Dios!



¡Ay de la madre cuitada,
de quien está profetizado
que verá la desastrada
muerte, cruel, deshonrada,
del hijo crucificado,
porque enclavado el Señor
por el pueblo cruel, malo,
sufrirá muy más dolor
la madre en la cruz de amor
que no el hijo en la de palo!



¡Ay de los tristes oídos
por do tal nueva recibo!
¡Ay de los tristes sentidos,
abrasados y encendidos
en fuego de amor vivo!
¡Ay dolor del corazón!
¡O hijo justo y suave,
que será triste presión
do la tu muerte y pasión
estarán siempre so llave!"





Comienza el ofrecer del tercero rey,
el cual consuela primero a Nuestra Señora




Como es dulce al paladar
tras la purga la manzana;
como dulce al navegar
cuando brava está la mar
tras la noche la mañana;
como es dulce gran tesoro
al que en pobreza se vey,
así dulce tras el lloro
fue la nueva envuelta en oro
que ofreció el tercero rey.




Para ablandar el dolor
en el pecho de la madre,
este sabio embajador
ha traído un lamedor
de la tienda de Dios Padre;
es, a saber, una nueva
desde el cielo revelada,
con la cual porfía y prueba
que la virgen más no deba
llamarse desconsolada.




Comparación


Y porque pueda mejor
auctorizar su embajada,
con muestras de sabidor
haze como esgrimidor:
encomienda una levada
con la lengua por espada,
con la discreción por mano,
pintando la muy pintada,
loando la muy loada
madre del muy soberano.


Y comenzó con un canto
más de ángel que de hombre:
"¡O virgen!, da fin al llanto
porque puedas saber cuanto
es de renombre tu nombre,
porque como la serena
adormece a quien la escucha,
así con mi nueva buena
haré yo dormir la pena
del mal que contigo lucha.


¡O reina delante quien
las reinas son labradoras!
Tú las haces almacén;
tú, arca de nuestro bien,
nos las desdoras y doras,
porque cuantas son nacidas
delante tí cotejadas
son fusleras conocidas,
mas por tu causa tenidas
deben ser por muy doradas.


Que si por mujer decimos
haber venido las penas
que en amos mundos sufrimos,
de tí, mujer, recibimos
la paga con las setenas;
culpa bienaventurada
por San Gregorio doctor
es esta nuestra llamada,
por merecer ser limpiada
por tan alto Redentor.


Pues si mal nombre padecen
por el daño que nos dieron,
¡o virgen!, no lo merecen,
pues contigo nos ofrecen
mayor bien que mal hicieron;
así que por tu respecto,
por malas que puedan ser,
a cualquier hombre discreto
parezca blanco lo prieto
por ti, que fuiste mujer.




Ofrece el tercero rey



"¡O reina! Pon la memoria
en el bien que recibiste
y mira, verás qué gloria;
los ángeles son historia
del ángel que tú pariste,
el cual niño divinal
que yo de presente adoro
ha de ser rey eternal,
para en señal de lo cual
le ofrezco esta caja de oro.




Prueba su intención con Isaías propheta



Hallarás en Isaías,
¡o sancta virgen y madre!,
aquel hijo que tú parías
sin ningún cuento de días
ha de reinar con su padre;
pues por su crucificar,
que nos libra del infierno,
no debes, virgen, llorar,
pues ha de resucitar
universal rey eterno.


Pues reina en la dignidad
del infierno, tierra y cielo,
grandeza con humildad,
madre con virginidad,
no quieras hacer más duelo,
porque no tienes razón
de llantear tus dolores,
mas llore tu corazón
la cabeza de su pasión,
que somos los pecadores."




Habla el actor



Esta nueva recontada
con su graciosa oferta,
nuestra reina fue tornada
alegre de apasionada
y viva de medio muerta,
y por la nueva que oía,
porque crea que la ley,
con gran muestra de alegría
nuestra preciosa María
dio grandes gracias al rey.




Torna a la historia



Declarados y ofrecidos
en el dicho portalejo
los dones y recibidos
y los tres reyes despedidos
de la madre, hijo y viejo,
y al infante divino
besados sus sacros pies,
por mejor guardar el tino,
por el su primer camino
se quieren ir todos tres.


Mas aquel gran sabidor
de los secretos engaños,
con ángel embajador
les muestra por do mejor
puedan caminar sin daños,
el cual, de parte divina,
en esa noche siguiente
do duermen tras su cortina
los avisa y encamina
diciendo muy mansamente:





Habla el ángel a los Reyes Magos



"Los misterios escondidos
de la alta providencia,
aunque no sean entendidos
han de ser siempre tenidos
en una gran reverencia,
ca las obras divinales
de lo justo no exceden,
que según los naturales,
los efectos salen tales
cual la causa do proceden.


Pues si toda causa buena
produce bueno el efecto,
todo cuanto Dios ordena,
si perdona, si condenara,
todo va medido y recto;
esto se dice por tanto
porque revelaros quiero
un gran juicio de espanto,
una crudeza de encanto,
un hecho muy carnicero.


Un hecho muy desabrido,
mas no va sin justo peso,
porque todo va regido,
muy pesado, muy medido,
por aquel divino seso;
los tiranos en la cumbre
de sus estados reales
sirven de lo que la lumbre
a la divina costumbre
cuando cendra los metales.


Acordaos si habéis leído
en el libro de la Ley
cómo oro endurecido,
de pura saña encendido,
a Faraón el gran rey
fasta que dentro en la mar
fue sumido por miraglo:
fue dejado porfiar
porque se fuese a penar
muy presto con el diablo.


Por esta causa consiente
el justo juez soberano
que contra el pueblo inocente
de temor se desatiente
el mal Herodes tirano,
hasta ser tan importuno
en sus sentencias y modos
que por recelo de uno
degollará de consumo
en Belen los niños todos.


Esta fiera ejecución
porque Dios quiere que aya
un año de dilación;
vuestra sabia discreción
por otra parte se vaya,
el no ser certificado
enfrenará su rigor
entretanto que es citado
para que parta forzado
delante el emperador."





Comparación



Como pone demudado
la compasión natural
el rostro que ha mirado
algún romero llagado
del huerto de San Marcial,
cuyo asco y piedad
haze dentro un sentimiento
que llaga la voluntad
con una viscosidad
de alterado movimiento.


Así las tristes razones
por el ángel reveladas
en los blandos corazones
de los reales varones
han las entrañas llagadas
de llagas de caridad
por los que pierden la vida,
de llagas de enemistad
contra la gran crueldad
del tan tirano homicida.


Y viendo aquel ángel se iba
al cielo do descendiera,
todos tres mirando arriba
con sañosa voz esquiva
comienzan desta manera:
"¡O maldita tiranía
digna de todo tormento,
engañosa hipocresía!
¿Quién creyera el alegría
de tu buen recibimiento?


¡O cuán proprio se compara
al alacrán en aquesto,
que muestra blanda la cara
y tiene, que no declara,
ponzoña que mata presto!
Sola la lombriz se veía,
mas allí estaba el anzuelo;
tendida la red tenía,
aunque no se parecía
sino tan solo el mochuelo.





Exclamación de los Reyes contra el tirano rey Herodes



¡O encubierta tiranía,
digna de todo reproche!
¡O tirana hipocresía,
en el rostro muestras día,
en el pecho tienes noche!
Ca tú nos dijiste que irías
después de nos adorarlo
y en el corazón comedías
qué manera podrías
buscar para matarlo.




Prosiguen los Reyes



¡O miembro de Satanás!
¡O fiera bestia rabiosa!
Pues rabia cuanto querrás,
que jamás nunca podrás
empecelle alguna cosa,
a nuestro niño bendito,
según es profetizado,
él se pasará en Egipto,
y tú, tirano maldito,
quedarás emponzoñado.


¡O, cuanto mejor hicieras
si cuando de ti nos partimos
tras nosotros te vinieras,
adoraras y ofrecieras
como nosotros hicimos,
y fueras luego mudado
de tu cruel condición,
de bestia hombre tornado,
virtuoso de endiablado
y cordero de león!


Porque sin duda escaparas
de la muerte del infierno
y aún acá, cuando finaras,
no perdieras, mas trocaras
tu reino por el eterno;
mas pues así no quisiste,
si obras lo que pensaste
¡ay de ti, tirano triste,
qué paraíso perdiste
y qué infierno cobraste!"




Fin de la historia de los Reyes



Dando gracias y loores
al señor niño divino,
estos tres embajadores,
puesto fin a sus clamores,
tomaron otro camino,
por el cual, pues han llegado
a su primera región,
demos fin a su tratado
en el modo acostumbrado,
concluyendo en oración.


Fray Iñigo Lopez de Mendoza
Marques de Santillana