La caterva de dioses, muy atentos
al manso ruego de la madre amada
de aquel perseguidor de pensamientos,
se alteran de escuchar tal embajada.
Levantándose un poco en sus asientos
con habla muy cortés y mesurada
a Saturno, de todos más anciano,
para que respondiese dan la mano.
Cierto, hermosa, dice el bisabuelo
que mucho que tenemos entendido
el yerro vuestro dar cuidado al cielo
hasta ver en estado al dios Cupido.
La esposa os mostraba el señor de Delo,
a cuyos rayos no ay nada escondido,
y de mi voto denle la Fortuna,
que en el dar y tirar andan a una.
Es hija del Erebo adulterina
y de la Noche, de la luz ajena,
nació sin voluntad de Proserpina;
también Cupido, según fama suena,
que por Marte anduvistes peregrina
cuando Vulcano os puso la cadena.
Ansí que me parecen para en uno
si no ay contradictor de aquesto alguno.
Ésta, al dar de los bienes y los males,
jamás mira al valor, edad ni estado.
Cupido en el tirar de los mortales
no iguala el amador con el amado.
Y, ansí, pues en destreza son iguales,
vivan con el oficio que han usado,
que mejor es que dañen una casa,
que no que a dos palacios pongan brasa.
Júpiter dijo que le parecía
esta sentencia ser muy rigurosa
para la paz que el mundo pretendía,
que antes doblada guerra era dañosa;
y que si el voto suyo se pedía,
él mostraría otra dama para esposa,
y aquesta fuese la muy clara Fama,
libre, moza, ligera y linda dama.
La cual como el esposo va volando
publicando las penas y dulzores,
tierras, mares, y cielos penetrando,
y parirá de Amor cien mil amores.
Y ansí se irá el amor multiplicando,
hinchando el mundo de sus valedores,
y llena del amor toda la tierra
nadie se quejará ni tendrá guerra.
El padrastro Vulcano dice: Dueña,
bien escusada fuera esta embajada
para no dar de vos nueva reseña
por la culpa que os hice perdonada.
Mas, si es verdad lo que el refrán enseña
que tal hija dual madre es amamantada
si a de vivir con vos la nueva nuera,
basta una meretriz o cantonera.
La ursa Calipso le conviene,
que de doncella vino a ser preñada,
por la queja que Juno della tiene
y la gente será de amor vengada.
Que, al tiempo que la esposa se enajene
por seguir la veleta que le agrada,
gustará de la purga el atrevido
que a muchos dio, y habrá su merecido.
Dice Plutón: Mira, cojo herrero,
a Venus no tratéis de esa manera,
que alteráis el consejo. Mas yo quiero
daros mejor doncella para nuera:
la Pobreza es de padre verdadero,
hija de nuestra Madre la Primera;
dale aquesta, viéndose cargado,
sólo de trabajar tendrá cuidado.
Y quien amare sólo tendrá aviso
de escoger la virtud o hermosura,
según que Amor para mujer la quiso,
sin buscar tanto dote y desventura.
El cual gastado va el hombre arrepiso
hasta caer de simple en sepultura,
ansí que Amor para tener contento
con Pobreza y trabajo habrá sustento.
Neptuno, como rico y prosperado,
con ánimo real dice: «Señores,
el Amor de Pobreza acompañado
muy tarde engendrará nuevos amores.
Quien quiere amar y quiere ser amado
dones a de trocar por los favores,
y éstos no puede darlos la Pobreza,
sólo es señora de ellos la Riqueza.
Ésta en mis reinos anda tan pujante
cual es notorio a todas las riberas.
No ay armada ni gente que no espante,
ella levanta y baja las banderas,
corre desde el Poniente en el Levante,
doma todas las naciones aunque fieras.
De sólo lo que anega en mi reinado
podía ser el mundo renovado.
Ésta conviene al mozo para esposa,
porque con sus tesoros satisfaga
a la gente de su brazo tan quejosa
y les dé con que quiten tanta llaga.
Que, aunque la queja sea rigurosa,
no ay cosa que el dinero no la apaga.
Ansí que, la Riqueza me parece
sea su esposa pues que la merece».
Imeneo, de bodas deseoso,
a Cupido se muestra más benigno,
y ansí le busca esposa con reposo
sin que tema de parto adulterino.
Dice: Señores, mozo tan hermoso
tal será su planeta cual su signo.
Dentro, en casa, tenéis la mesa puesta,
a Diana le dad, virgen honesta.
Él cazador y ella cazadora,
él por amor en fuego inflamado,
ella de casto fuego es la señora,
y en su templo le tiene conservado.
Si el mozo alumbra el alma donde mora,
ella da luz a todo lo criado.
Y ansí, en la noche es luna soberana
y en el día clarísima Diana.
Por las redes do está saldrán amores,
y Amor de celos vivirá seguro.
Los hijos serán castos de dulzores
y el amor de los dos muy casto y puro.
No temerán sus tiros matadores,
que él será responsado yo lo juro.
Si os parece dejadme a mí con ella,
que bien quiera al sobrino la doncella.
Apolo, que escucha atentamente
el parecer que avíe dado Imeneo,
inflamado habló y resplandeciente
mostrando por la lengua su deseo.
¿En qué razón señores se consiente
que votéis en un caso torpe y feo
lo que a los templos es sacrificado?
¿Puede de algún humano ser usado?
Hijos somos de Iove y de Latona
Diana y yo de un parto procedidos.
Diéronme el carro y cetro y la corona
para dar luz a todos los nacidos.
Sacrificó mi hermana su persona
a los dioses eternos más subidos
votando castidad con sus doncellas,
cual son cabe la luna las estrellas.
Por lo cual, no a lugar el casamiento,
ni vuestra ley ni orden lo consiente.
En el caso de quel mundo fuera muy contento,
yo no quiero a Cupido por pariente;
acuérdese me tuvo atrevimiento
tirando a Dafne flecha diferente,
y después, de las hojas de mi dama
dar a sus poetillas gloria y fama.
Saturno dice: «Hijo muy querido,
tal caso no se avíe determinado
ni ninguno de nos lo a consentido,
por tanto haz tu pecho reposado,
menos tengas enojo con Cupido,
que no es entre parientes acertado.
Mira cual perdoné a Titán, mi hermano,
tratándome en prisión como tirano;
y si Júpiter no me libertara,
y yo no le hiciera juramento
que varón hijo alguno no criara,
aún agora estuviera en tal tormento.
Y ansí en comer mis hijos me compara
al año que voltea el firmamento.
Por tanto, diga Marte que doncella
para su hijo le parece bella».
Marte, con un valor Robusto y fuerte,
afirmado en la lanza que tenía,
a los dioses habló de aquesta suerte:
Señores, lo que a mí me parecía
para quel matrimonio se concierte
que a Cupido, mi hijo, convenía
que a Minerva le den, fuerte, avisada,
dama de aguja y pluma y del espada.
Ésta, en valor, saber y hermosura,
prudencia, esfuerzo, bondad y destreza
alcanza lo que pudo dar Natura;
a mujer y varón en fortaleza;
tiene majestad, desenvoltura;
jamás supo su casa la Pobreza;
y si en adversidad se ve algún día,
sabrá della sacar su compañía.
Del cerebro de Júpiter criada
es, y su ciencia tiene recibida;
y, aunque de muchos dioses deseada,
no pudo de Vulcano ser ávida.
En la laguna tiene su morada
que Tritonica llaman, y su vida
es enseñar al mundo ciencia y arte
para que se conserve en toda parte.
Ésta, señores, pido humildemente
que al zagal concedáis en compañía,
que no habrá alguno que le descontente.
Pues es con igualdad lo que pedía,
a todos les parece conveniente,
ningún voto en contrario parecía.
Vuela luego Mercurio donde mora
y veis aquí do viene la señora.
Hurtado de Toledo
