de su maravillosa arquitectura,
cuya seguridad serena y pura
es más fuerte que el tiempo y su porfía,
tu casi celestial topografía
alza la claridad de su estructura,
dando cuerpo de paz y de dulzura
al alma de la eterna poesía.
Y hace que, confundidos y abrazados,
la letra y el espíritu inflamados
unan su voluntad y su poder,
para vivir en el espacio frío
y en el tiempo dramático y sombrío
con la luz y el calor de un solo ser.
Francisco Luis Bernárdez