mi voz despierta una profunda resonancia.
Mientras la noche va creciendo pronuncio un nombre
y este nombre me acompaña.
La soledad es poderosa
pero sucumbe ante mi voz enamorada.
No puede haber nada tan fuerte como una voz
cuando esa voz es la del alma.
No puede haber nada tan fuerte como una voz
cuando esa voz es la del alma.
En el sonido con que suena
siento el sonido de una música lejana.
Y en la energía remota que la mueve
Y en la energía remota que la mueve
siento el calor de una remota llamarada.
Porque mi voz es una chispa de aquella hoguera
que eterniza lo que abrasa.
Porque mi amor es una chispa de aquella hoguera
que eterniza lo que abrasa.
Para poblar este desierto me basta
y sobra con decir una palabra.
El dulce nombre que pronuncio
El dulce nombre que pronuncio
para poblar este desierto es el de Laura.
Las cosas son inteligibles
porque este nombre de mujer las ilumina.
Porque este nombre las arranca de las tinieblas en
que estaban sumergidas.
Porque este nombre las arranca de las tinieblas en
que estaban sumergidas.
Una por una recuperan su resplandor espiritual
y resucitan.
Una por una se levantan con el candor
Una por una se levantan con el candor
y la belleza que teman.
La obscuridad desaparece
mientras el sueño silencioso se disipa.
Por este nombre de los nombres
Por este nombre de los nombres
hasta la muerte sin palabras tiene vida.
Ya no resuena entre las cosas
el gran torrente de las noches y los días.
El tiempo calla y se detiene
El tiempo calla y se detiene
para escuchar esta perfecta melodía.
Mi vida entera permanece
porque este nombre que recuerdo no me olvida.
Porque este nombre me sostiene con emoción
Porque este nombre me sostiene con emoción
desde su tierna lejanía.
Cuando mi boca lo ignoraba,
la soledad era más honda que el silencio.
Cuando mi boca estaba muda,
Cuando mi boca estaba muda,
mi corazón era invisible como el viento.
Se conocía que vivía por la canción
que lo tenía prisionero.
Pero vivía en otro mundo,
Pero vivía en otro mundo,
para las cosas de este mundo estaba muerto.
Le pesadumbre de las horas
era mas íntima que nunca en aquel tiempo.
Porque las noches eran largas;
Porque las noches eran largas;
porque los días de las noches eran lentos.
La tierra estaba más obscura
porque faltaban las estrellas en el cielo.
El manantial de donde brota la luz
El manantial de donde brota la luz
que alumbra el corazón estaba seco.
¿Qué hubiera sido de mi vida sin este nombre
que pronuncio en el desierto ?
¿Qué hubiera sido de mi vida sin este amor
¿Qué hubiera sido de mi vida sin este amor
que me acompaña desde lejos?
Lejos está la dulce causa del corazón,
de la cabeza y de la mano.
Pero su ausencia es la del río,
Pero su ausencia es la del río,
que con la fuente que lo llora vive atado.
Nunca he sentido como ahora la vecindad
de la mujer que estoy cantando.
Cuando el amor está presente
no puede haber nada escondido ni lejano.
La luz del fuego que me alumbra
¿no es la que alumbra el corazón del ser amado ?
La llamarada que me quema
¿no es la del fuego en que se quema sin descanso ?
Aunque las leguas se interponen entre nosotros,
ya no pueden separarnos.
Porque el amor que vence al tiempo
no puede estar sino a cubierto del espacio.
Entre la dicha y mi existencia
la diferencia que hubo ayer se va borrando.
El ser que nombro es el que, siendo,
El ser que nombro es el que, siendo,
me da una vida sin dolor ni sobresalto.
Francisco Luis Bernárdez
Francisco Luis Bernárdez