Fragmento
...Tú, mi compañero,
triste de acontecer,
tú que como yo mismo ansías lo que ignoras
y tienes lo que acaso no sabes,
dame la mano en la desolación,
dame la mano en la incredulidad y en el viento,
dame la mano en el arruinado sollozo,
en el lóbrego cántico.
Dame la mano para creer, puesto que tú no sabes,
dame la mano para existir
puesto que sombra eres y ceniza,
dame la mano hacia arriba, hacia el vertical puerto,
hacia la cresta súbita.
Ayúdame a subir,
puesto que no es posible la llegada,
el arribo, el encuentro.
Ayúdame a subir puesto que caes,
puesto que acaso todo es posible en la imposibilidad,
puesto que tal vez falta muy poco
para alcanzar la sed,
muy poco para coronar el abismo,
el talud hacia el trueno,
la pared vertical de la duda,
el terraplén del miedo.
Oh, dame la mano porque falta muy poco
para saltar al regocijo,
muy poco para el absoluto reír y el descanso,
muy poco para la amistad sempiterna.
Dame la mano
Tú que como yo mismo ansías lo que ignoras
y tienes lo que acaso no sabes,
dame la mano hacia la inmensa flor
que gira en la felicidad,
dame la mano
hacia la felicidad olorosa que embriaga,
dame la mano
y no me dejes caer como tú mismo,
como yo mismo,
en el hueco atroz de las sombras.
Carlos Bousoño