En otra vida
yo miraba desde la ventana de un bar
cómo la tormenta aplastaba las flores azules
contra los cordones
contra las paredes
y por ese momento único
de la juventud que dura muy poco
supe que nunca olvidaría esa escena
en que nada aparecía de lo que amaba
me interesaba
o temía
ni novios
ni odios
ni otros poetas
ni revistas de opinión
ni secretarios de barrio
ni amigos imbuidos
de una colonizada cultura pavesiana
sólo las flores azules y la lluvia
recuerdo el nombre del pueblo
la hora y esa lluvia
que nunca en las décadas que siguieron
confundí con alguna otra.
Juana Bignozzi