Hay millares de estrellas en la altura
que puedes alcanzar con la mirada;
mas tú buscas la estrella que, ignorada,
en espacios ilímites fulgura.
Hay mujeres de núbil hermosura
que te cercan en ronda apasionada;
pero tú buscas la mujer soñada,
una mujer pretérita y futura.
Arriba, el cielo es fúnebre, nublado;
la tierra en rededor es yermo triste...
y así habrás de morir abandonado,
con los sueños de amor que perseguiste:
la imposible mujer que no has amado
y la estrella ideal que nunca viste.
Olavo Bilac