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19 de diciembre de 2009

DECIMAS



1

Miente, oh sacrílego error,
tu intento obstinado y ciego.
¿Cómo ha de morir de fuego
quien supo nacer de amor?
Ya previno tu rigor
Dios de padecer sediento
aun ese tardo tormento,
porque un Dios y enamorado
cupo en llamas de un cuidado,
mas no en las de un elemento.

Ese ofendido trasunto
te encamina a discurrir
que Cristo para morir
tomó de fuego el asunto.
Cuando a algún cuerpo difunto
se presenta su homicida,
por boca de cada herida
le acusa. Ve Dios tu fuego,
prende en su amor, y así luego
habla su imagen herida.

Más que de fe, de evidencia
te debiste al desengaño,
mas sólo en ti da un engaño
más pasos que una experiencia.
En abrasada apariencia
se puso Dios, y Moisés
le vio y le adoró después.
Tú, que a ambas leyes te opones,
donde tú mismo le pones,
ni le adoras ni le ves.

Arde Dios, donde es un ave
alto incendio a tres amantes,
tan eterna que, en ser antes
de todo, su edad no cabe.
De cuyo incendio süave
imitación pudo ser
quererse agora encender
en el leño que le ofrece;
que aun donde Dios lo parece,
no puede estar sin arder.

No puede estar sin morir,
aunque ya morir no puede,
que amor inmortal excede
los términos del vivir.
Y porque llegue a servir
la llama que ve encendida,
hoy Dios a su fe convida
a unirse tanto los dos
que en las cenizas de un Dios
humano funda su vida.

Salve, pues, Fénix divino,
hijo de un eterno sol,
que al examen del crisol
te das inmortal y fino;
y haz que el horrendo destino
que educa tu ardiente vuelo
en las cenizas de un hielo
hurte esta voz a su furia.
Fénix que anida en la injuria
su Arabia tiene en el cielo.


2

Quéjase al Padre, porque Cristo en la Cruz no tenía
en hombres la fe que hoy día con tantas glorias se ve.

Glosa

Hubo en morir Dios clavado
cuando y porque, y estos dos
hoy en Dios se han declarado:
cuándo fue el amor de Dios;
porqué fue nuestro pecado.
Cuando y porque, bien se ve
que los dos estáis obrando.
Mas si calla cuando en fe
de amor, aunque calla cuando,
quéjase al Padre porque.

Del Padre el alto dolor
vence al del Hijo divino,
pues le malogra el rigor
el instrumento más fino
de mostrar su eterno amor.
Lo que el Hijo padecía
sintió, y que mirarlo el mundo
en sí propio no podía.
Aqueste dolor segundo
Cristo en la Cruz no tenía.

Si hizo de Dios sacrificio
el hombre, ¿con qué esperanza
Dios le llama? ¿Por qué indicio?
Porque hace una confianza
más sangre que un beneficio.
Cuando Dios muerto aún no había,
quejarse al hombre no osaba.
Hoy se quejó, que podía;
no entonces, que no fundaba
en hombres la le que hoy día.

O fuese exceso en penar
o fineza en el sufrir;
sólo Dios pudiera hallar
acabar para el vivir,
y vivir para el penar.
Segunda pasión hoy fue
rubricada con sus venas,
pues sale a probar la fe
que, cuantas fueron sus penas,
con tantas glorias se ve.

Gabriel Bocangel y Yunzueta