Insomne y soñoliento; con bufanda
(recuerdo del turbante) en el estío;
ajeno su magnánimo desvío
del siglo a la ruidosa propaganda;
adversario pasivo del que manda,
y absoluto señor de su albedrío;
Sultán, en fin, sin éxtasis ni hastío,
de las mozuelas con que a vueltas anda...
Tal, en Madrid, el último almohade
pasa por el rosario de la vida
horas indiferentes grano a grano...-
¿Qué quiere? -Nada quiere. Sólo añade
tinieblas a una crónica perdida,
oculto bajo un nombre castellano.
Pedro Antonio de Alarcon