Aunque hubiere yo conocido
del amanecer su alba brumosa
y de la noche impiadosa
sus estrellas y su luna...
Aunque no haya sido ninguna
la pena que yo haya sufrido
y aunque fuera yo, sólo
una presa del voraz olvido...
Aunque hayan mis ojos visto el fuego
y mis manos tocado la piel más suave,
aunque hayan escuchado mis oídos
la voz más dulce y la del que sabe, y
la música del mejor de los sonidos...
Aunque mi boca haya besado
la boca jugosa y tierna
de una mujer apasionada,
y en su cálida mirada
me hubiera yo perdido...
Aunque haya la vida entendido,
y me huyeran los miedos y espantos,
aunque ni siquiera con tanto
yo hubiera encontrado la calma,
y se me hubieran hecho nudos
los gritos sordos de mi alma...
Aunque haya encontrado los versos
que a mi espíritu hayan llevado
a ser él, el mismo que luego
los haya olvidado...
Aunque conozca de las flores su aroma
y vibre de emoción y de encanto
ante la sublime belleza del vivir...
Aunque hubiera yo podido sentir
que todo el cuerpo se me hace un río,
y que hacia el mar de los sueños
desemboque su caudal bravío...
Aunque todo en la vida, me hubiese ocurrido
no podría escribir mi mejor poesía
si no hubiera sentido por ella
este cariño tan mío...
Y es mío porque sin ser su dueño,
puedo ponerlo en mi pecho
y decir sin rencor ni despecho
que es la parte dorada, de mi único sueño...
Miguel Ángel Turco