Alguien te ama lejos
y le ocurre que cada sueño
es un verano.
Y es que te citas y lates
bajo mi piel.
Quizás, alguna vez,
te venza el cansancio
y ya no vengas.
Lo cierto es que la noche
pasó sin más.
Que el abismo se contuvo
sobre las seis y cuarto.
Que a pesar de no saberte
distinguí a lo lejos,
un riachuelo de inocencia,
una adelfa florecida
y un aire nuevo
que me dejó los labios
casi adolescentes.
Felipe Servulo