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18 de agosto de 2006

LA TRISTEZA DEL INCA




Este era un Inca triste de soñadora frente,
Ojos siempre dormidos y sonrisa de hiel,
Que recorrió su imperio buscando inútilmente
A una doncella hermosa y enamorada de el.

Por distraer sus penas, el Inca dio en guerrero,
Puso a su tropa en marcha y el broquel requirió:
Fue dejando despojos sobre cada sendero,
Y las nieves más altas con su sangre mancho.

Tal sus flechas cruzaron invioladas regiones,
En que apenas los ríos se atrevían a entrar,
Y tal fue derramando sus heroicas legiones,
De la selva a los Andes, de los Andes al mar

Fue gastando las flechas que tenía en su aljaba,
Una vez y otra, de región en región;
Porque cuando salía victorioso lograba
Levantar la cabeza pero no el corazón.

Y cansado de solo levantar la cabeza,
Celebro bailes magnos y banquetes sin fin;
Pero no logro nada disipar su tristeza:
Ni la sangre del choque, ni el licor del festín,

Ni sus cándidas ñustas de dinástico rol,
Ni las sires de Quito consagradas al culto.
Nadie entraba en el fondo de su espíritu oculto,
Ni del Cuzco tampoco las vestales del sol.

Fue llamado el viejo sacerdote. Adivina
Este mal que me aqueja y el remedio del mal,
Dijo al gran sacerdote, con voz trémula y fina,
Aquel joven monarca displicente y sensual.

“¡Ay ¡ Señor…. Dijo el viejo sacerdote…. Tus penas
Remediarse no podrán. Tu pasión es mortal.
La mujer que has ideado tiene añil en las venas,
Un trigal en los bucles y en la boca un coral”

¡Ay ¡ Señor: cierto día vendrán hombres muy blancos
Ha de oírse en los bosques el marcial caracol;
Cataratas de sangre colmaran los barrancos;
Y entraran otros dioses en el Templo del sol.

La mujer que has ideado pertenece a tal raza.
Vanamente la buscas en tu innumera grey;
Y servirte no pueden oración ni amenaza,
Porque tiene otra sangre, otro dios y otro rey.

Cuando el rito sagrado le mando optar esposa,
Hizo astillas el cetro con vibrante dolor;
Y aquél joven monarca se enterró en una fosa,
Y pensando en la rubia fue muriendo de amor.

Castellana: tú ignoras todo el mal que me has hecho;
Castellana: recuerda que nací en el Perú.
La tristeza del Inca va llenando mi pecho;
Y quien sabe…. Quien sabe si la rubia eres tú.



José Santos Chocano.