Me das tu cuerpo patria y yo te doy mi río
tú noches de tu aroma yo mis viejos acechos
tú sangre de tus labios yo manos de alfarero
tú el césped de tu vértice yo mi pobre ciprés.
Me das tu corazón ese verdugo
y yo te doy mi calma esa mentira
tú el vuelo de tus ojos yo mi raíz al sol
tú la piel de tu tacto yo mi tacto en tu piel.
Me das tu amanecida y yo te doy mi ángelus
tú me abres tus enigmas yo te encierro en mi azar
me expulsas de tu olvido yo nunca te he olvidado
te vas te vas te vienes me voy me voy te espero.
Mario Benedetti