Epigrama a un niño llorando en los brazos de su madre.
Tú que gimes doliente,
bañando en lloro de tu madre el seno,
mientras que todo en torno es alegrías;
¡Oh!, vive a la virtud; niño inocente:
porque al venir la noche eterna, lleno
lo dejes todo de dolor vehemente,
y tú contento rías.
Leandro Fernandez de Moratin