Suelen tener los malos el capricho
de apoyar con pretextos
sus designios funestos.
Un célebre filósofo lo ha dicho.
Echándole las uñas un milano
a un infeliz palomo, le decía:
Ya de tu raza impía,
en ti se venga Jove, por mi mano.
Si hay un Dios vengador... dice el palomo
¡Si hay un Dios! ¡Y lo dudas! ¡Cielos! ¡Cómo!
sobre tanto delito,
¿blasfemo eres también? Muere, maldito.
Jose Joaquin de Mora