Meursault con el sol en los ojos,
y la humanidad.
Confrontación,
dicotomía,
todo desde el lejano prisma:
el suicidio y el resto.
Imposibilidad,
indiferencia,
mutilación de miedos, culpa, sueños:
rito
diario y preciso.
El mismo final, pero no más allá,
y el día tan radiante.
Y de nuevo siento vivir
los dormidos nervios
muertos por antiguas manos.
¿Cuándo aprenderán los hombres
a no...? El corazón despellejado
y la espera.
¿Cuándo
la marcada cita?
Hundirme en el maduro
fresco nudo de tu boca
y nacer bajo
demoradas ternuras.
Lourdes Espinola