Dónde están mis manos que ya no las hallo.
Mis manos son fieles, mis manos leales.
Quizás se cansaron de todos mis males
Y al fin desistieron a ser mis lacayos.
Como en agonía de a poco las pierdo.
Oigo su confuso lejano aleteo.
Dónde están mis manos que ya no las veo.
Dónde, extrañas manos, que ya no recuerdo.
Tal vez, mendigando en algún Camposanto,
Un cuerpo más digno, dichoso y modesto.
O bien, entregadas a brazos impíos,
Que en cruentas batallas son fuertes y diestros.
Algo que jamás hallarán en los míos.
Dónde están mis manos…¡ las extraño tanto¡
Luciano Cavido