CafePoetas es un Blog sin animo de lucro donde se rinde homenaje a poetas de ayer, hoy y siempre.

31 de octubre de 2018

8 DE SEPTIEMBRE


 Hoy, este día fue una copa plena, 
 hoy, este día fue la inmensa ola,  
hoy, fue toda la tierra.   

Hoy el mar tempestuoso 
 nos levantó en un beso  
tan alto que temblamos  
a la luz de un relámpago  
y, atados, descendimos  
a sumergirnos 
sin desenlazamos.   

Hoy nuestros cuerpos 
se hicieron extensos,  
crecieron hasta 
el límite del mundo 
y rodaron fundiéndose  
en una sola gota  
de cera o meteoro.   

Entre tú y yo se abrió 
una nueva puerta  
y alguien, sin rostro aún, 
 allí nos esperaba. 


Pablo Neruda

30 de octubre de 2018

LUNA MALIGNA









Con pérfido aparato
De amorosa fatiga,
Luce su oro en la intriga
Y en el ojo del gato.


Poetas, su recato
No pasa de su liga;
Evitad que os consiga
Su fácil celibato.


Su dulce Shakespeare canta
Su distinción de infanta de naranja;
Mas, cuando su alma aduna


Con Julieta infelice,
Swear not by the moon, dice:
"No juréis por la luna" .....


Leopoldo Lugones

29 de octubre de 2018

UN SONETO A CERVANTES




A Ricardo Calvo.
Horas de pesadumbre y de tristeza
paso en mi soledad. Pero Cervantes
es buen amigo. Endulza mis instantes
ásperos, y reposa mi cabeza


El es la vida y la naturaleza,
regala un yelmo de oros y diamantes
a mis sueños errantes.
Es para mí: suspira, ríe y reza.


Cristiano y amoroso caballero 
parla como un arroyo cristalino. 
¡Así le admiro y quiero,


viendo cómo el destino
hace que regocije al mundo entero
la tristeza inmortal de ser divino!

Ruben dario

28 de octubre de 2018

CUARTO AZUL




Somos amantes. Suelen los poetas
con infantiles coplas y sonetos
celebrar el tañir de las campanas
como la hora nupcial de nuestro encuentro.

Dirían más, pero se callan porque
se abrevia así el relato en dulce cuento.
Es la sombra que atiende el buen negocio,
madama de aire triste; los dineros

pagados por el cuarto azul agrandan
sus ojos apagados, mas los juegos
de los amantes en las escaleras
no la dejan dormir. Se siente el cielo

cuando en la calle oscura y sin un ánima
ya somos de la acera dos silencios
por una tos la culpa de un ladrido.
¡ Qué accidente ! ¿Quién más irá a saberlo?

Delfina Acosta

27 de octubre de 2018

CANTAS I






1


El horizonte y yo vamos
solos por la llana tierra:
Me enlazó todos los rumbos
su audacia de soga abierta.


2


Oros de los arenales
copas de las campanillas,
bastos del cardón doliente,
espadas de las espigas.
En San Carlos tus lagunas
son espejos de las garzas.
En ellos la luna triste,
en ellos se ve las manchas.
Espadas de las espigas:
la sabana y yo jugando
con tu recuerdo y la brisa.


3


El quemado está de luto
como una flor de cuaresma
porque las brisas jugaron
un carnaval de candela.
Yo anduve con suerte triste,
me la puso triste el llano:
entre mi vida y tus ojos
las llanuras de San Carlos.
Un carnaval de candela.
El viento le echó la tarde
papelillos de hojas negras.


4


El candil en los caneyes
pinceló su rojo tímido,
y salió a rumiar leyendas
la punta de los corríos.
Cómo enseda el verso humilde
sus hilos de pueblo y alma,
cómo va de pena en pena
y de guitarra en guitarra.
La punta de los corríos!
Con la angustia de baquiana
el cuatro cogió camino.


5


Allá va un encobijado
por el peladal pampero:
así se va mi esperanza
sin ti por el alma adentro.
Llanos, y llanos, y llanos
crucé por ir a "Tu Olvido"
y tras tanto caminar
llegué a "Te quiero lo mismo".
Sin ti por el alma adentro
me acordé de cuando iba
por la llanura lloviendo.


6


Palmarito en el Apure,
El Amparo en el Arauca.
Clarines se ha puesto mudo,
soledad se pobló de alas.
Lejos rezongan los cardos
tristes porque no retoñan:
-Si al rosal siempre lo riegan
¡qué gracia es que tengas rosas¡
Soledad se pobló de alas,
y en Cantaura por tu ausencia
no quieren cantar las auras.


7


Junto a Platero trotando
la noble canta florece
y en sed de arriero se moja
por los caminos sin verde.
Tu cuatro, Llano, modula
cantares de Andalucía
y por eso siempre tienes
para tu dolor, sonrisas.
Por los caminos sin verde
-hondo arriero de ternuras-
pasó Juan Ramón Jiménez.


8


Oros de paja marchita
sobre los lejos se azulan.
En la copa de una palma
el chiriguare me anuncia.
Aquí estuvo el hato, padre,
que nos dio sombra otro tiempo:
en este alambre caído
se me enredaron los sueños.
El chiriguare me anuncia.
En la copa del recuerdo
grita la nostalgia, muda.


9


Mi madre bordó en cariños
su rosaleda fragante:
le pagaron poda y riego
con hondo amor los rosales.
Una vez cruzó mis sueños
silenciosa y de puntillas
y se quedó toda alegre
porque me vio una sonrisa.
Con hondo amor los rosales.
Qué perfume el de tus rosas
rosaleda de mi madre!


10


La tarde como con pena
se puso un traje cenizo.
Para una solita ausencia
tres veces nos despedimos.
Me alcanzó la noche oscura
en los esteros de abajo
y de puro oír tu nombre
lo aprendieron los yaguasos.
Tres veces nos despedimos:
por un espigal de adioses
me voy podando suspiros.


11


Van los vaqueros del viento,
van sus candelas picando.
Ululan cantares de humo
sobre el tablón del quemado.
En sabanas de tu pueblo
yo vi volar la pregunta:
¿Será el inmóvil el potro
y lo fugaz la llanura?
Sobre el tablón del quemado
rezongaron amarguras
la palmaseca y el charco.


12


El crepúsculo viajero
se terció su manta gris.
Ayes de tierras ardidas
plañe lejano el paujil.
El caño labra la orilla,
la quema los pajonales,
y yo labrándole en quiero,
yo, mudo, sin ti, labrándome.
Plañe lejano el paujil.
Hilos de chusmitas lloran
sueños de Lazo Martí.


13


Espinito pura espina
sin hojas y medio seco
cuando vengan las garúas
te retoñarán luceros.
La siesta escurrió su sed
bajo los viejos palmares
y las chicharras estiran
de penca en penca su alambre.
Te retoñarán luceros
para pagar con perfumes
la amarga burla del viento.


14


Me acordé de aquella copla
que tiene tan hondo el aire:
"El amor es como el trigo
si no se riega no nace".
El cerro sale a lo llano,
la noche a la mañanita.
¿Hasta cuando iré yo a andar
tu recuerdo sin salida?
"Si no se riega no nace".
¿Por qué a mi me nacería
si tú nunca lo regaste?


15


La noche cambió en realitos
mis pachanos de crepúsculo:
por los bancos de Hato Viejo
merqué el ensueño en mi burro.
En esteros de tu pueblo
son dulces las cañabravas
y anochecen las chusmitas
pescando guabinas de alba.
Merqué el ensueño en mi burro.
Mi burro le fiaba al viento
sus collares de rebuznos.


16


Los dos por la tierra larga
-noche azul y silenciosa-
Me sentí jagüey la vida
entre la luna y la novia.
Laguna en la media-noche
Cómo se puso declara.
Parece que fuera el cielo
el que se copió del agua.
Entre la luna y la novia
la brisa silbó el nocturno
de la sombra larga y sola.


17


En Puerto Nutrias a veces
están las calles azules:
Parecen una guitarra
con bordones de agua dulce.
El rumbo de mi canoa
se me alocó en tu cariño:
de Bruzual a San Fernando
yo pasé por Palmarito.
Con bordones de agua dulce
por las calles pintorescas
el coplero del Apure.


18


Dicen que pagan amores
lo que se pierde en los naipes
y por eso es que yo sueño,
yo sueño que tu me ganes.
El nublado va hacia el Norte
y hacia el Sur las garzas vuelan:
en ilusión de crepúsculo
la luna se va con ellas.
Yo sueño que tú me ganes.
La luna y tú se me fueron
para desesperanzarme.


19


Tras mí le quedó temblando
el pulso al caño sereno.
Por este barrial amargo
me cogió ventana al viento.
La noche a jugar conmigo
se sentó en los arenales:
mi dicha apostando a suertes
mi pena echó puros ases.
Me cogió ventana el viento
-Apure, hermano, me dijo,
que en "Palma Muda" lo espero.


20


El morichal busca el agua,
el nido busca lo verde.
Criollita del sueño esquivo
el que tu soñastes viene.
¿Quién me la gana en amores
después que perdí jugando?
Tranqué con el blanco-uno,
tenías el doble-blanco!
El que tu soñaste viene
a enredar en tu cariño
hatos de doce mil reses.


21


Viendo en los pozos del río
soñar dolida la garza
me acordé de tu sonrisa
en mis grises pozos de alma.
Cómo titila la noche,
cómo se espeja en el charco.
De los cielos bebe el río,
yo, de tus ojos lejanos.
En mis grises pozos de alma
una curiara solita,
única que no naufraga.


22


El triángulo de mi choza
me lo tragó el bajo inmenso.
Desborda el sol de soslayo
caño para los recuerdos.
Cómo se amansa el rodeo
cuando se estira la copla.
En esta tierra la canta
enlaza más que la soga.
Caño para los recuerdos.
Dónde me iré yo a saciar
la sed azul de tus lejos!


23


En las cantas fugitivas
dicha y afán se me quedan:
las labro a punta de gozo,
las pulo a filo de pena.
Me dio lástima el pajal
¿qué hace con tanto rocío
sin una gota de verde
para su luto amarillo?
Dicha y afán se me quedan:
yo miré en el lagunazo
el nubarrón y la estrella.


Alberto Arvelo Torrealba

26 de octubre de 2018

COMO TU QUIERAS








Bajo el sol tropical de las Antillas
marchítase la flor;
como ella palidecen tus mejillas
al fuego del amor.


Mas la pálida rosa, vida mía,
la reina es del pensil,
y la besan, temblando de alegría,
las auras del abril.


Sé, en buen hora, la rosa que fragante
al aura da su olor,
y yo seré... la brisa susurrante,
la brisa del amor.


Jose Gautier Benitez

25 de octubre de 2018

POEMA PARA LAS LAGRIMAS








Corno cuando se abrieron por tus sueños mis párpados,
rota y cansadamente, acoge mi partida.

Como si me tuvieras nadando entre tus brazos,
donde las aguas corren dementes y perdidas.

Igual que cuando amaste mis ensueños inútiles,
apasionadamente, despídeme en la orilla...

Me voy como vinieron a tus vuelos mis pájaros,
callada y mansamente, a reposar heridas.

Ya nada más detiene mis ojos en la nube...
Se alzaron por alzarte, y ¡qué inmensa caída!

Sobre mi pecho saltan cadáveres de estrellas
que por ríos y por montes te robé, enternecida.

Todo fue mi universo unas olas volando,
y mi alma una vela conduciendo tu vida...

Todo fue mar de espumas por mi ingenuo horizonte...
Por tu vida fue todo, una duda escondida.

¡Y saber que mis sueños jamás solos salieron
por los prados azules a pintar margaritas!

¡Y sentir que no tuve otra voz que su espíritu!
¡Y pensar que yo nunca sonreí sin su risa!

¡Nada más! En mis dedos se suicidan las aves,
y mis pasos cansados ya no nacen espigas.

Me voy como vinieron a tu techo mis cielos...
fatal y quedamente, a quedarme dormida...

Como el descanso tibio del más simple crepúsculo,
naturalmente trágico, magistralmente herida.

Adiós. Rézame versos en las noches muy largas..
En mi pecho sin lumbre ya no cabe la vida...


Julia de Burgos

24 de octubre de 2018

DIA NUBLADO






Bajo las nubes plúmbeas y letíferas
brinca el recuerdo, fugitivo y rancio,
y en las calmas beatas y somníferas
palpita una fatiga de cansancio.


Recorta el monte su silueta bruna
en una fiebre mística de asceta,
pues lejos de Guayama, goza una
hiperbólica paz de anacoreta.


La conciencia del dombo se ennegrece,
cual la de un criminal, y desfallece
en la seda de exótico desmayo;


le nacen al dolor siete raíces,
y en la pizarra de los cielos grise
Dios escribe su nombre con el rayo.


Luis LLorens Torres

23 de octubre de 2018

FIEBRE AUTUMNAL






El crepúsculo finge un hervidero
cruento y ardiente... Sobre el mar sonoro
resbala el melancólico y postrero
lampo de sol, como una flecha de oro.


El monstruo llora un rictus de armonías
y al beso de la luz se congestiona,
cual si sangraran en sus ondas frías
las cuatro heridas de Rabí Jeschona.


La ojera del ocaso cobra un vago
violeta-oscuro, dándole al estrago
un capricho romántico de rosas;


la noche muestra toda su fortuna,
y brota, como un pétalo, la luna
envuelta en santidades vaporosas.


Luis Pales Matos

22 de octubre de 2018

EL PASO DEL DESPOTA







Aquí doliente esclava, en medio al océano,
mirando de las olas el rápido vaivén,
remedio a sus dolores en vano pide, en vano, 
del cielo abandonada la dulce Borinquen.


Extrema sus rigores la odiosa tiranía;
el látigo crujiente sacude al opresor;
su espada Themis quiebra, y la sangrienta orgía
preside, ebrio de triunfos, ci genio del terror.


La soldadesca impone, beoda y turbulenta,
el bárbaro suplicio con furia criminal;
la ley es humo leve que arrastra la tormenta;
el pueblo, pobre acacia que dobla el vendaval.
Se llenan de inocentes los negros calabozos;
se acusa en el tormento la victima infeliz;
se escuchan por doquiera gemidos y sollozos,
y todos ante el déspota inclinan la cerviz.


Violado el templo sacro do se elevara augusto
de los hispanos fueros el venerado altar,
altivo se levante, impávido y robusto,
el ciego e implacable imperio militar.


La libertad sucumbe sin compasión herida;
la dignidad se oculta huyendo a la traición,
y siente el ciudadano pesar sobre su vida
perpetuas amenazas de inicua delación.


Y en tanto que el autócrata sereno se presenta
haciendo de sus triunfos ostentación fatal, 
a ley es humo leve que arrastra la tormenta;
el pueblo pobre acacia que dobla el vendaval.

Luis Muñoz Rivera

21 de octubre de 2018

EL NEGRO






Niño, de noche lanzábame a la selva,
acompañado del negro viejo de la hacienda,
y cruzábamos juntos la manigua espesa.
Yo sentía el silencioso pisar de las fieras


y el aliento tibio de sus bocas abiertas.
Pero el negro a mi lado era una fuerza
que con sus brazos desgajaba las ceibas
y con sus ojos se tragaba las tinieblas.


Ya hombre, también a la selva del mundo fui
y entre hombres y mujeres de todas las razas viví.
Y también su pisar silencioso sentí.


Y tuve miedo, como de niño... pero no huí...
porque en mi propia sombra siempre vi
al negro viejo siempre cerca de mí.

Luis Llorens Torres

20 de octubre de 2018

PIEDRA EN LLAMAS




¿ Y si me amaras ?
También si me dijeras
palabras que no hablan
en esta tarde que se va deprisa
por una puerta abierta hacia otro día.

¿ Si me quisieras ?
O si me permitieras ver tus ojos,
más, mucho más de su color de agua,
para encontrar en ellos lo que busco:
mi corazón,
mi propio corazón perdido.

Yo me imagino, a veces, convertida
sobre tu pecho en medallón de plata.

Yo me contemplo,
página ya escrita,
quemándome en tu cuerpo lentamente,
para brotar después,
para rehacerme
en lágrimas de un rostro maquillado.

Si me dijeras,
mejor, si no dijeras,
y yo supiera igual que tú también...

Delfina Acosta

19 de octubre de 2018

EL RETO






El coplero Florentino
por el ancho terraplén
caminos del Desamparo
desanda a golpe de seis.

Puntero en la soledad
que enlutan llamas de ayer,
macolla de tierra errante
le nace bajo el corcel.

Ojo ciego el lagunazo
sin garza, junco ni grey,
dura cuenca enterronada
donde el casco da traspié.

Los escuálidos espinos
desnudan su amarillez,
las chicharras atolondran
el cenizo anochecer.
Parece que para el mundo
la palma sin un vaivén.

El coplero solitario
vive su grave altivez
de ir caminando el erial
como quien pisa vergel.

En el caño de Las Ánimas
se para muerto de sed.
y en las patas del castaño
ve lo claro del jagüey.

El cacho de beber tira,
en agua lo oye caer;
cuando lo va levantando
se le salpican los pies,
pero del cuerno vacío
ni gota pudo beber.

Vuelve a tirarlo y salpica
el agua clara otra vez,
mas sólo arena sus ojos
en el turbio fondo ven.

Soplo de quema el suspiro,
paso llano el palafrén,
mirada y rumbo el coplero
pone para su caney,
cuando con trote sombrío
oye un jinete tras él.

Negra se le ve la manta,
negro el caballo también;
bajo el negro pelo'e guama
la cara no se le ve.
Pasa cantando una copla
sin la mirada volver:

—Amigo, por si se atreve,
aguárdeme en Santa Inés,
que yo lo voy a buscar
para cantar con usté.

Mala sombra del espanto
cruza por el terraplén.
Vaqueros de lejanía
la acompañan en tropel;
la encobijan y la borran
pajas del anochecer.

Florentino taciturno
coge el banco de través.
Puntero en la soledad
que enlutan llamas de ayer
parece que va soñando
con la sabana en la sien.
En un verso largo y hondo
se le estira el tono fiel:

Sabana, sabana, tierra
que hace sudar y querer,
parada con tanto rumbo,
con agua y muerta de sed,
una con mi alma en lo sola,
una con Dios en la fe;
sobre tu pecho desnudo
yo me paro a responder:
sepa el cantador sombrío
que yo cumplo con mi ley
y como canté con todos
tengo que cantar con él.


II


La porfía


Noche de fiero chubasco
por la enlutada llanura,
y de encendidas chipolas
que el rancho del peón alumbran.

Adentro suena el capacho,
afuera bate la lluvia;
vena en corazón de cedro
el bordón mana ternura;
no lejos asoma el río
pecho de sabana sucia;
más allá coros errantes,
ventarrón de negra furia,
y mientras teje el joropo
bandoleras amarguras
el rayo a la palma sola
le tira señeras puntas.

Súbito un hombre en la puerta:
indio de grave postura,
ojos negros, pelo negro,
frente dé cálida arruga,
pelo de guama luciente
que con el candil relumbra.

Un golpe de viento guapo
le pone a volar la blusa,
y se le ve jeme y medio
de puñal en la cintura.

Entra callado y se apuesta
para el lado de la música.
Oiga vale, ese es el Diablo.
—La voz por la sala cruza.

Mírelo cómo llegó
con tanto barrial y lluvia,
planchada y seca la ropa,
sin cobija ni montura.

Dicen que pasó temprano,
como quien viene de Nutrias,
con un oscuro bonguero
por el paso de Las Brujas.

Florentino está silbando
sones de añeja bravura
y su diestra echa a volar
ansias que pisa la zurda,
cuando el indio pico de oro
con su canto lo saluda.


EL DIABLO

Catire quita pesares
contésteme esta pregunta:
¿Cuál es el gallo que siempre
lleva ventaja en la lucha
y aunque le den en el pico
tiene picada segura?


FLORENTINO

Tiene picada segura
el gallo que se rebate
y no se atraviesa nunca,
bueno si tira de pie,
mejor si pica en la pluma.


EL DIABLO

Mejor si pica en la pluma.
Si sabe tanto de todo
diga cuál es la república
donde el tesoro es botín
sin dificultá ninguna.


FLORENTINO

Sin dificultá ninguna,
la colmena en el papayo
que es palo de blanda pulpa:
el que no carga machete
saca la miel con las uñas.


EL DIABLO

Saca la miel con las uñas.
Contésteme la tercera
si respondió la segunda,
y diga si anduvo tanta
sabana sin sol ni luna
quién es el que bebe arena
en la noche más oscura.


FLORENTINO

En la noche más oscura
no quiero ocultar mi sombra
ni me espanto de la suya.
Lo malo no es el lanzazo
sino quien no lo retruca:
tiene que beber arena
el que no bebe agua nunca.


EL DIABLO

El que no bebe agua nunca.
Así cualquiera responde
barajando la pregunta.
Si sabe dé su razón
y si no, no dé ninguna:
¿Quién mitiga el fuego amargo
en jagüey de arena pura,
quién mata la sed sin agua
en la soledad profunda?


FLORENTINO

En la soledad profunda
el pecho del medanal,
el romance que lo arrulla,
la conseja que lo abisma,
el ánima que lo cruza,
la noche que lo encobija,
el soplo que lo desnuda,
la palma que lo custodia,
el lucero que lo alumbra.
¿Qué culpa tengo señores
si me encuentra el que me busca?


EL DIABLO

Si me encuentra el que me busca
el susto lo descarea.
Falta un cuarto pá'la una
cuando el candil parpadea,
cuando el espanto sin rumbo
con su dolor sabanea,
cuando Florentino calla
porque se le va la idea,
cuando canta la pavita,
cuando el gallo menudea.


FLORENTlNO

Cuando el gallo menudea
la garganta se me afina
y el juicio se me clarea.
Yo soy como el espinito
que en la sabana florea:
le doy aroma al que pasa
y espino al que me menea.


EL DIABLO

Espino al que me menea.
No le envidio al espinito
las galas de que alardea:
cuando la candela pasa
la pata se le negrea.
Con plantaje y bulla de ala
no se cobra la pelea.
Vaya poniéndose alante
pá'que en lo oscuro me vea.


FLORENTINO

Pá'que en lo oscuro me vea.
Amigo no arrime tanto
que el bicho se le chacea.
Atrás y alante es lo mismo
pá'l que no carga manea.
El que va atrás ve pá'lante
y el que va alante voltea.


EL DIABLO

El que va alante voltea
a contemplar lo que sube
borrando lo que verdea:
en invierno el aguazal,
en verano la humarea.
Me gusta cantar al raso
de noche cuando ventea
porque así es como se sabe
quién mejor contrapuntea.


FLORENTINO

Quien mejor contrapuntea
hace sus tratos de día
y trabaja por tarea.
"¡Cójame ese trompo en la uña
a ver si taratatea!".
Ni que yo fuera lechuza
en campanario de aldea
para cantar en lo oscuro
con esta noche tan fea.


EL DIABLO

Con esta noche tan fea
una cosa piensa el burro
y otra el que arriba lo arrea.
¡Ay, catire Florentino!
escuche a quien lo previene:
déle tregua a la porfia
pá'que tome y se serene
si no quiere que le falle
la voz cuando se condene.


FLORENTINO

La voz cuando se condene.
Mientras el cuatro me afine
y la maraca resuene
no hay espuela que me apure
ni bozal que me sofrene,
ni quien me obligue a beber
en tapara que otro llene.
Coplero que canta y toca
su justa ventaja tiene:
toca cuando le da gana,
canta cuando le conviene.


EL DIABLO

Canta cuando le conviene.
Si su destino es porfiar
aunque llueva y aunque truene
le voy a participar,
amigo, que en este duelo
yo no le vengo a brindar
miel de aricas con buñuelo.
Si se pone malicioso
no me extraña su recelo,
que al que lo mordió macagua
bejuco le para el pelo.


FLORENTINO

Bejuco le para el pelo.
Contra un jiro atravesao
yo mi pollo ni lo amuelo.
Entre cantadores canto,
entre machos me rebelo,
entre mujeres me sobra
muselina y terciopelo,
cuando una me dice adiós
a otra le pido consuelo.
Desde cuando yo volaba
paraparas del rayuelo
vide con la noche oscura
la Cruz de Mayo en el cielo.


EL DIABLO

La Cruz de Mayo en el cielo.
A mí no me espantan sombras
ni con luces me desvelo:
con el sol soy gavilán
y en la oscuridá mochuelo,
familia de alcaraván
canto mejor cuando vuelo;
también como la guabina
si me agarra me le pelo,
también soy caimán cebao
que en boca'e caño lo velo.


FLORENTINO

Que en boca'e caño lo velo.
Me acordé de aquel corrío
que me lo enseñó mi abuelo:
Velando al que nunca pasa
el vivo se quedó lelo,
para caimán el arpón
para guabina el anzuelo,
patiquín que estriba corto
no corre caballo en pelo.
¿Con qué se seca la cara
el que no carga pañuelo?
¿Pá'qué se limpia las patas
el que va a dormí en el suelo?


EL DIABLO

El que va a dormí en el suelo
pega en la tierra el oío:
si tiene el sueño liviano
nunca lo matan dormío.
Los gallos están cantando,
escúcheles los cantíos,
los perros están aullando,
recuerde lo convenío.

"Zamuros de la Barrosa
del alcornocal del Frío
albricias pido señores
que ya Florentino es mío".


FLORENTINO

Que ya Florentino es mio.
¡Ñéngueres de Banco Seco!
¡taro-taros del Pionío!
Si usté dice que soy suyo
será que me le he vendío,
si me le vendí me paga
porque yo a nadie le fío.
Yo no soy rancho veguero
que le mete el agua el río,
yo no soy pájaro bobo
pá'estar calentando nío.


EL DIABLO

Pá'estar calentando nío.
No sé si es pájaro bobo
pero va por un tendío
con la fatiga del remo
en el golpe mal medío;
y en la orilla del silencio
se le anudará el tañío
cuando yo mande a parar
el trueno y el desafío.


FLORENTINO

El trueno y el desafío.
Me gusta escuchar el rayo
aunque me deje aturdío,
me gusta correr chubasco
si el viento lleva tronío.
Águila sobre la quema,
reto del toro bravío.
Cuando esas voces me llaman
siempre les he respondío.
¡Cómo me puede callar
coplero recién vestío!


EL DIABLO

Coplero recién vestío,
mano a mano y pecho a pecho
ando atizándome el brío
con el fuego del romance
que es don de mi señorío.
Relámpagos me alumbraron
desde el horizonte ardío
nariceando cimarrones
y sangrando a los rendíos
con la punta'e mi puñal
que duele y da escalofrío.


FLORENTINO

Que duele y da escalofrío...
Dáme campo pensamiento
y dáme rienda albedrío
pá'enseñarle al que no sabe
a rematar uh corrío.
Cimarrones hay que verlos,
de mautes no le porfío;
puñal, sáquelo si quiere
a ver si repongo el mío.
Duele lo que se perdió
cuando no se ha defendío.


EL DIABLO

Cuando no se ha defendío
lo que se perdió no importa
si está de pies el vencío.
porque el orgullo indomable
vale más que el bien perdío.
Por eso es que me lo llevo
con la nada por avío
en bongo de veinte varas
que tiene un golpe sombrío.
Y vuelvo a cambiarle el pie
a ver si topa el atajo.


FLORENTINO

A ver si topa el atajo.
Cuando se fajan me gusta
porque yo también me fajo.
"Zamuros de la Barrosa
del alcornocal de abajo:
ahora verán, señores,
al Diablo pasar trabajo".


EL DIABLO

Al Diablo pasar trabajo.
No miente al que no conoce
ni finja ese desparpajo,
mire que por esta tierra
no es primera vez que viajo,
y aquí saben los señores
que cuando la punta encajo
al mismo limón chiquito
me lo chupo gajo a gajo.


FLORENTINO

Me lo chupo gajo a gajo.
Usté que se alza el copete
y yo que se lo rebajo.
No se asusten compañeros,
déjenlo que yo lo atajo,
déjenlo que pare suertes,
yo sabré si le barajo;
déjenlo que suelte el bongo
pá'que le coja agua abajo;
antes que Dios amanezca
se lo lleva quien lo trajo;
alante el caballo fino,
atrás el burro marrajo.
¡Quién ha visto dorodoro
cantando con arrendajo!
Si me cambió el consonante
yo se lo puedo cambiar.


EL DIABLO

Yo se lo puedo cambiar.
Los graves y los agudos
a mí lo mismo me dan,
porque yo eché mi destino
sobre el nunca y el jamás.
¡Ay! catire Florentino,
cantor de pecho cabal,
qué tenebroso el camino
que nunca desandará,
sin alante, sin arriba,
sin orilla y sin atrás.
Ya no valen su baquía,
su fe ni su facultá
catire quitapesares
arrendajo y turupial.


FLORENTINO

Arrendajo y turupial.
De andar solo esa vereda
los pies se le han de secar,
y se le hará más profunda
la mala arruga en la faz;
porque mientras llano y cielo
me den de luz su caudal,
mientras la voz se me escuche
por sobre la tempestá,
yo soy quien marco mi rumbo
con el timón del cantar.
Y si al dicho pido ayuda
aplíquese esta verdá:
que no manda marinero
donde manda capitán.


EL DIABLO

Donde manda capitán
usted es vela caída,
yo altivo son de la mar.
Ceniza será su voz,
rescoldo de muerto afán
sed será su última huella
náufraga en el arenal,
humo serán sus caminos,
piedra sus sueños serán,
carbón será su recuerdo,
lo negro en la eternidá,
para que no me responda
ni se me resista más.
Capitán de la Tiniebla
es quien lo viene a buscar.


FLORENTINO

Es quien lo viene a buscar.
Mucho gusto en conocerlo
tengo señor Satanás.
Zamuros de la Barrosa
salgan del Arcornocal
que al Diablo lo cogió el día
queriéndome atropellar.
Sácame de aquí con Dios
Virgen de la Soledá,
Virgen del Carmen bendita,
sagrada Virgen del Real,
tierna Virgen del Socorro,
dulce Virgen de la Paz,
Virgen de la Coromoto,
Virgen de Chiquinquirá,
piadosa Virgen del Valle,
santa Virgen del Pilar,
Fiel Madre de los Dolores
dáme el fulgor que tú das.

¡San Miguel! dame tu escudo,
tu rejón y tu puñal,
Niño de Atocha bendito,
Santísima Trinidá.

(En compases de silencio
negro bongo que echa a andar.
¡Salud, señores! El alba
bebiendo en el paso real).

Alberto Arvelo Torrealba