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27 de octubre de 2018

CANTAS I






1


El horizonte y yo vamos
solos por la llana tierra:
Me enlazó todos los rumbos
su audacia de soga abierta.


2


Oros de los arenales
copas de las campanillas,
bastos del cardón doliente,
espadas de las espigas.
En San Carlos tus lagunas
son espejos de las garzas.
En ellos la luna triste,
en ellos se ve las manchas.
Espadas de las espigas:
la sabana y yo jugando
con tu recuerdo y la brisa.


3


El quemado está de luto
como una flor de cuaresma
porque las brisas jugaron
un carnaval de candela.
Yo anduve con suerte triste,
me la puso triste el llano:
entre mi vida y tus ojos
las llanuras de San Carlos.
Un carnaval de candela.
El viento le echó la tarde
papelillos de hojas negras.


4


El candil en los caneyes
pinceló su rojo tímido,
y salió a rumiar leyendas
la punta de los corríos.
Cómo enseda el verso humilde
sus hilos de pueblo y alma,
cómo va de pena en pena
y de guitarra en guitarra.
La punta de los corríos!
Con la angustia de baquiana
el cuatro cogió camino.


5


Allá va un encobijado
por el peladal pampero:
así se va mi esperanza
sin ti por el alma adentro.
Llanos, y llanos, y llanos
crucé por ir a "Tu Olvido"
y tras tanto caminar
llegué a "Te quiero lo mismo".
Sin ti por el alma adentro
me acordé de cuando iba
por la llanura lloviendo.


6


Palmarito en el Apure,
El Amparo en el Arauca.
Clarines se ha puesto mudo,
soledad se pobló de alas.
Lejos rezongan los cardos
tristes porque no retoñan:
-Si al rosal siempre lo riegan
¡qué gracia es que tengas rosas¡
Soledad se pobló de alas,
y en Cantaura por tu ausencia
no quieren cantar las auras.


7


Junto a Platero trotando
la noble canta florece
y en sed de arriero se moja
por los caminos sin verde.
Tu cuatro, Llano, modula
cantares de Andalucía
y por eso siempre tienes
para tu dolor, sonrisas.
Por los caminos sin verde
-hondo arriero de ternuras-
pasó Juan Ramón Jiménez.


8


Oros de paja marchita
sobre los lejos se azulan.
En la copa de una palma
el chiriguare me anuncia.
Aquí estuvo el hato, padre,
que nos dio sombra otro tiempo:
en este alambre caído
se me enredaron los sueños.
El chiriguare me anuncia.
En la copa del recuerdo
grita la nostalgia, muda.


9


Mi madre bordó en cariños
su rosaleda fragante:
le pagaron poda y riego
con hondo amor los rosales.
Una vez cruzó mis sueños
silenciosa y de puntillas
y se quedó toda alegre
porque me vio una sonrisa.
Con hondo amor los rosales.
Qué perfume el de tus rosas
rosaleda de mi madre!


10


La tarde como con pena
se puso un traje cenizo.
Para una solita ausencia
tres veces nos despedimos.
Me alcanzó la noche oscura
en los esteros de abajo
y de puro oír tu nombre
lo aprendieron los yaguasos.
Tres veces nos despedimos:
por un espigal de adioses
me voy podando suspiros.


11


Van los vaqueros del viento,
van sus candelas picando.
Ululan cantares de humo
sobre el tablón del quemado.
En sabanas de tu pueblo
yo vi volar la pregunta:
¿Será el inmóvil el potro
y lo fugaz la llanura?
Sobre el tablón del quemado
rezongaron amarguras
la palmaseca y el charco.


12


El crepúsculo viajero
se terció su manta gris.
Ayes de tierras ardidas
plañe lejano el paujil.
El caño labra la orilla,
la quema los pajonales,
y yo labrándole en quiero,
yo, mudo, sin ti, labrándome.
Plañe lejano el paujil.
Hilos de chusmitas lloran
sueños de Lazo Martí.


13


Espinito pura espina
sin hojas y medio seco
cuando vengan las garúas
te retoñarán luceros.
La siesta escurrió su sed
bajo los viejos palmares
y las chicharras estiran
de penca en penca su alambre.
Te retoñarán luceros
para pagar con perfumes
la amarga burla del viento.


14


Me acordé de aquella copla
que tiene tan hondo el aire:
"El amor es como el trigo
si no se riega no nace".
El cerro sale a lo llano,
la noche a la mañanita.
¿Hasta cuando iré yo a andar
tu recuerdo sin salida?
"Si no se riega no nace".
¿Por qué a mi me nacería
si tú nunca lo regaste?


15


La noche cambió en realitos
mis pachanos de crepúsculo:
por los bancos de Hato Viejo
merqué el ensueño en mi burro.
En esteros de tu pueblo
son dulces las cañabravas
y anochecen las chusmitas
pescando guabinas de alba.
Merqué el ensueño en mi burro.
Mi burro le fiaba al viento
sus collares de rebuznos.


16


Los dos por la tierra larga
-noche azul y silenciosa-
Me sentí jagüey la vida
entre la luna y la novia.
Laguna en la media-noche
Cómo se puso declara.
Parece que fuera el cielo
el que se copió del agua.
Entre la luna y la novia
la brisa silbó el nocturno
de la sombra larga y sola.


17


En Puerto Nutrias a veces
están las calles azules:
Parecen una guitarra
con bordones de agua dulce.
El rumbo de mi canoa
se me alocó en tu cariño:
de Bruzual a San Fernando
yo pasé por Palmarito.
Con bordones de agua dulce
por las calles pintorescas
el coplero del Apure.


18


Dicen que pagan amores
lo que se pierde en los naipes
y por eso es que yo sueño,
yo sueño que tu me ganes.
El nublado va hacia el Norte
y hacia el Sur las garzas vuelan:
en ilusión de crepúsculo
la luna se va con ellas.
Yo sueño que tú me ganes.
La luna y tú se me fueron
para desesperanzarme.


19


Tras mí le quedó temblando
el pulso al caño sereno.
Por este barrial amargo
me cogió ventana al viento.
La noche a jugar conmigo
se sentó en los arenales:
mi dicha apostando a suertes
mi pena echó puros ases.
Me cogió ventana el viento
-Apure, hermano, me dijo,
que en "Palma Muda" lo espero.


20


El morichal busca el agua,
el nido busca lo verde.
Criollita del sueño esquivo
el que tu soñastes viene.
¿Quién me la gana en amores
después que perdí jugando?
Tranqué con el blanco-uno,
tenías el doble-blanco!
El que tu soñaste viene
a enredar en tu cariño
hatos de doce mil reses.


21


Viendo en los pozos del río
soñar dolida la garza
me acordé de tu sonrisa
en mis grises pozos de alma.
Cómo titila la noche,
cómo se espeja en el charco.
De los cielos bebe el río,
yo, de tus ojos lejanos.
En mis grises pozos de alma
una curiara solita,
única que no naufraga.


22


El triángulo de mi choza
me lo tragó el bajo inmenso.
Desborda el sol de soslayo
caño para los recuerdos.
Cómo se amansa el rodeo
cuando se estira la copla.
En esta tierra la canta
enlaza más que la soga.
Caño para los recuerdos.
Dónde me iré yo a saciar
la sed azul de tus lejos!


23


En las cantas fugitivas
dicha y afán se me quedan:
las labro a punta de gozo,
las pulo a filo de pena.
Me dio lástima el pajal
¿qué hace con tanto rocío
sin una gota de verde
para su luto amarillo?
Dicha y afán se me quedan:
yo miré en el lagunazo
el nubarrón y la estrella.


Alberto Arvelo Torrealba