Hoy, este día fue una copa plena,
hoy, este día fue la inmensa ola,
hoy, fue toda la tierra.
Hoy el mar tempestuoso
nos levantó en un beso
tan alto que temblamos
a la luz de un relámpago
y, atados, descendimos
a sumergirnos
sin desenlazamos.
Hoy nuestros cuerpos
se hicieron extensos,
crecieron hasta
el límite del mundo
y rodaron fundiéndose
en una sola gota
de cera o meteoro.
Entre tú y yo se abrió
una nueva puerta
y alguien, sin rostro aún,
allí nos esperaba.
Pablo Neruda