Y es que te siento fugaz
entre la risa y la nostalgia.
No hay duda: estás lejos,
aún cuando a veces,
compartamos brisas
siguiendo el dictado
de quién sabe qué pálpito nuevo.
Ayer dejaste olvidado
un ligero perfume en la almohada.
Tal vez, más allá,
encuentra ancladas otras tristezas,
a veces, me asaltan habilísimas,
en la impunidad del silencio.
Felipe Servulo