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29 de diciembre de 2006

RIMA XVII - YO SE CUAL EL OBJETO DE TUS SUSPIROS ES




Yo sé cuál el objeto
de tus suspiros es;
yo conozco la causa de tu dulce
secreta languidez.

¿Te ríes?... Algún día
sabrás, niña, por qué:
tú lo sabes apenas
y yo lo sé.

Yo sé cuando tu sueñas,
y lo que en sueños ves;
como en un libro puedo lo que callas
en tu frente leer.

¿Te ríes?... Algún día
sabrás, niña, por qué:
tú lo sabes apenas
y yo lo sé.

Yo sé por qué sonríes
y lloras a la vez.
yo penetro en los senos misteriosos
de tu alma de mujer.

¿Te ríes?... Algún día
sabrás, niña, por qué:
mientras tu sientes mucho y nada sabes,
yo que no siento ya, todo lo sé.

Gustavo Adolfo Bécquer

26 de diciembre de 2006

CARTA



Con letras ya borradas por los años
En un papel que el tiempo a carcomido
Símbolo de pasados desengaños
Guardo esta carta que sello el olvido.

La escribió una mujer joven y bella.
Descubriré su nombre? No, no quiero!
Pues siempre he sido por mi buena estrella
Para todas las damas caballero.

Que ser no espero en vano
Algo que si se frustra mortifica?
Misterios que al papel lleva la pluma
El tiempo los descubre y los publica.

Aquellos que me juzgaron feliz
En amores, que halagan mi amor propio
Aprendan de memoria lo que dice
La triste historia que a la letra copio:

“Dicen que las mujeres solo lloran
Cuando quieren fingir hondos pesares,
Los que tan falsa máxima atesoran
Muy torpes deben ser o muy vulgares.

Si cayera mi llanto hasta las hojas
Donde temblando esta la mano mía
Para poder decirte mis congojas
Con lágrimas mi carta escribiría.

Mas si el llanto es tan claro que no pinta
Y hay que usar de otra tinta más oscura
La negra escogeré porque es la tinta
Donde más se refleja mi amargura.

Aunque no soy para soñar esquiva
Se que para soñar nací despierta.
Me he sentido morir y aun estoy viva,
Tengo ansias de vivir y ya estoy muerta

Me acosan del dolor fieros vestigios.
Que amargas son las lágrimas primeras
Pesan sobre mi vida veinte siglos
Y apenas cumplo veinte primaveras.

En esta horrible lucha en que batallo
Aun cuando de tu consuelo imploro,
Quiero decir que lloro y me lo callo
Y más risueña estoy cuando mas lloro.

¿Porque te conocí? Cuando temblando
De pasión, solo entonces no mentida
Me llegaste a decir: te estoy amando
Con un amor que es vida de mi vida!

¿Que te respondí yo? Baje la frente,
Triste y convulsa, te estreche la mano
Porque un amor que nace tan vehemente
Es natural que muera muy temprano.

Tus versos para mí conmovedores
Los juzgue flores puras y divinas
Olvidando, insensata, que las flores
Todo lo pierden menos las espinas.

Yo que, como mujer, soy vanidosa,
Me vi feliz creyéndome adorada
Sin ver que la ilusión es una rosa
Que vive solamente una alborada.

Cuantos de los crepúsculos que admiras
Pasamos entre dulces vaguedades,
Las verdes creyéndolas mentiras,
Las mentiras creyéndolas verdades.

Me hablabas de tu amor, y absorta y loca,
Me imaginaba estar dentro de un cielo.
Y al contemplar mis ojos y mi boca,
Tu misma sombra me causaba celo.

Al verme embelezada al escucharte,
Clamaste – aprovechando mí embeleso –
“Déjame arrodillarme para adorarte”
Y al verte de rodillas te di un beso.

Te bese con arrojo, no se asombre
Un alma escrupulosa y timorata,
La insensatez no es culpa. Bese a un hombre,
Porque toda pasión es insensata.

Debo confesar que un beso ardiente
Aunque robe la dicha y el sosiego,
Es el placer más grande que se siente
Cuando se tiene un corazón de fuego.

Cuando toque tus labios fue preciso
Soñar que aquel placer se hiciera eterno,
Mujeres: es el beso un paraíso
Por donde entramos muchas al infierno.

Después de aquella vez. En otras muchas,
Apasionado tú, yo enternecida,
Quedaste vencedor en esas luchas
Tan dulces en la aurora de la vida.

Cuantas promesas, cuantos devaneos!
El gran amor con el desden se paga,
Toda llama que avivan los deseos
Pronto encuentra la nieve que la apaga.

Te quisiera culpar y no me atrevo.
Es, después de gozar justo el hastío,
Yo, que soy un cadáver que me muevo
Del amor de mi madre desconfío.

Me engañaste. Y no te hago ni un reproche,
Era tu voluntad y fue mi anhelo,
Reza, dice mi madre en cada noche,
Y tengo miedo de invocar al cielo.

Pronto voy a morir, esa es mi suerte,
Quien se opone a las leyes del destino?
Aunque es camino oscuro el de la muerte
Quien no llega a cruzar ese camino?

En el te encontrare, todo derrumba
El tiempo, y tú caerás bajo su peso,
Tengo que devolverte en ultratumba
Todo el mal que me diste con un beso.

Mañana he de vivir en tu memoria?
Mostrar a Dios podremos nuestra historia
En aquella región quizá sombría.
Adiós……adiós………hasta el terrible día”

Leí esas líneas y en eterna ausencia
Esa cita fatal vivo esperando…
Y sintiendo la noche en mi conciencia,
Guarde la carta, y me quede llorando.

Juan de Dios Peza

23 de diciembre de 2006

PASION




Tú tienes, para mí, todo lo bello
que cielo, tierra y corazón abarcan;
la atracción estelar ¡de esas estrellas
que atraen como tus lágrimas!;

II
La sinfonía sacra de los seres,
los vientos, los bosques y las aguas,
en el lenguaje mudo de tus ojos
que, mirándome, hablan;

III
Los atrevidos rasgos de las cumbres
que la celeste inmensidad asaltan,
en las gentiles curvas de tu seno...
¡oh, colina sagrada!

IV
Y el desdeñoso arrastre de las olas
sobre los verdes juncos y las algas,
en el raudo vagar de tu memoria
por mi vida de paria.

V
Yo tengo, para ti, todo lo noble
que cielo, tierra y corazón abarcan;
el calor de los soles, ¡de los soles
que, como yo, te aman!;

VI
El gemido profundo de las ondas
que mueren a tus pies sobre la playa,
en el tapiz purpúreo de mi espíritu
abatido a tus plantas;

VII
La castidad celeste de los besos
de tu madre bendita, en la mañana,
en la caricia augusta con que tierna
te circunda mi alma.

VIII
¡Tu tienes, para mí todo lo bello;
yo tengo para ti, todo lo que ama;
tú, para mí, la luz que resplandece,
yo, para ti, sus llamas!

Almafuerte

19 de diciembre de 2006

CANCION DEL AMOR PROHIBIDO





Sólo tú y yo sabemos lo que ignora la gente
al cambiar un saludo ceremonioso y frío,
porque nadie sospecha que es falso tu desvío,
ni cuánto amor esconde mi gesto indiferente.

Sólo tú y yo sabemos por qué mi boca miente,
relatando la historia de un fugaz amorío;
y tú apenas me escuchas y yo no te sonrío...
y aún nos arde en los labios algún beso reciente.

Sólo tú y yo sabemos que existe una simiente
germinando en la sombra de este surco vacío,
porque su flor profunda no se ve, ni se siente.

Y así dos orillas tu corazón y el mío,
pues, aunque las separa la corriente de un río,
por debajo del río se unen secretamente.

Jose Angel Buesa

15 de diciembre de 2006

RIMA LXXX - AIRE QUE BESA, CORAZON QUE LLORA





Aire que besa, corazón que llora,
águila del dolor y la pasión,
cruz resignada, alma que perdona...
eso soy yo.

Serpiente del amor, risa traidora,
verdugo del ensueño y de la luz,
perfumado puñal, beso enconado...
eso eres tú.


Gustavo Adolfo Bécquer

8 de diciembre de 2006

A NIEBLA MI PERRO



«Niebla», tú no comprendes: lo cantan tus orejas,
el tabaco inocente, tonto, de tu mirada,
los largos resplandores que por el monte dejas,
al saltar, rayo tierno de brizna despeinada.
Mira esos perros turbios, huérfanos, reservados,
que de improviso surgen de las rotas neblinas,
arrastrar en sus tímidos pasos desorientados
todo el terror reciente de su casa en ruinas.
A pesar de esos coches fugaces, sin cortejo,
que transportan la muerte en un cajón desnudo;
de ese niño que observa lo mismo que un festejo
la batalla en el aire, que asesinarle pudo;
a pesar del mejor compañero perdido,
de mi más que tristísima familia que no entiende
lo que yo más quisiera que hubiera comprendido,
y a pesar del amigo que deserta y nos vende;
«Niebla», mi camarada,
aunque tú no lo sabes, nos queda todavía,
en medio de esta heroica pena bombardeada,
la fe, que es alegría, alegría, alegría.

Rafael Albertti

6 de diciembre de 2006

BESOS


Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.

Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie a descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.

Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.

Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.

Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.

Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.

¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenaron sé de lágrimas tus ojos.

¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.

Yo te enseñe a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Gabriela Mistral

5 de diciembre de 2006

SEÑOR.


Señor, serenas son
Todas las horas
Que derrochamos, si en
Malgastarlas,
Como en un jarrón,
Colocamos flores.

No hay tristezas
Ni alegrías tampoco
En nuestra vida.
Luego déjanos aprender,
irreflexivamente sabios,
A no vivirla.

Sino a dejarla flotar,
Tranquila, serena,
Permitiendo que los niños
Sean nuestros profesores
y que nuestros ojos sean
Colmados por la Naturaleza.

A la orilla de la corriente,
Al borde ,de la carretera,
Cae erguida-
Siempre en el mismo
Respiro de luz
De estar vivos.

El tiempo pasa,
No nos dice nada.
Crecemos envejecidos.
Déjanos aprender, como si
irónicamente,
Nos observara partir.

Es inútil mientras
Hacemos un gesto.
No hay resistencia
Al dios cruel
Devorador sempiterno
De sus hijos.

Permítenos recoger las flores,
Permítenos humedecer
Éstas nuestras manos
En los apacibles riachuelos,
De los cuales debemos aprender
A ser apacibles como ellos.

Los girasoles siempre
Están mirando hacia el sol,
Déjanos marchar de la vida
Tranquilos, sin abrigar
Siquiera el remordimiento
De haber vivido.

Fernando Pessoa

3 de diciembre de 2006

EL AMOR REALIZADO



XII
El amor realizado es un sorbo de muerte
que nos pasa los labios, que se filtra en las venas.
El alma que nos cambia es más ancha y vacía:
más triste y más sedienta, la boca que nos deja.

Dentro del corazón, alárgase una sombra
cada vez que los labios su antiguo vaso llenan.
El amor realizado aguza en nuestros ojos
del imposible anhelo la trémula saeta,
y es paso que prolonga, en cruel hechizo mágico,
ante la planta laxa la cansadora meta...

Amor: perfecto guía para ir al encuentro
del dolor apostado al fin de cada senda...

Josefina Plá

1 de diciembre de 2006

PARA ENTONCES


Quiero morir cuando decline el día,
en alta mar y con cara al cielo;
donde parezca un sueño la agonía,
y el alma, un ave que remonta vuelo.

No escuchar en los últimos instantes,
ya, con el cielo y el mar a solas,
más voces ni plegarias sollozantes
que el majestuoso tumbo de las olas.

Morir cuando la luz, triste retira

sus áureas redes de la onda verde,
y ser como ese sol que lento expira:
algo muy luminoso que se pierde.

Morir, y joven: antes que destruya

el tiempo aleve la gentil corona;
cuando la vida dice aún: soy tuya,
¡aunque sepamos bien que nos traiciona!

Manuel Gutierrez Najera

30 de noviembre de 2006

SONETO DE LAS VOCALES




A negra, E blanca, Y roja, U verde, O azul: vocales,
algún día diré vuestro origen secreto;
A, negro corsé velludo de moscas relucientes
que se agitan en torno de fetideces crueles,
golfos de sombra; E, candor de nieblas y de tiendas,
lanzas de glaciar fiero, reyes blancos, escalofríos de umbelas;
I, púrpura, sangre, esputo, reír de labios bellos
en cóleras terribles o embriagueces sensuales;
U, ciclos, vibraciones divinas de los mares verduscos,
paz de campo sembrado de animales, paz de arrugas
que la alquimia imprimió en las frentes profundas;
O supremo clarín de estridencias extrañas,
silencio atravesado de Angeles y de Mundos;
O, la Omega, el reflejo violeta de sus Ojos!

Jean Arthur Rimbaud

29 de noviembre de 2006

ANOCHE CUANDO DORMIA


Anoche, cuando dormía,
soñé ¡bendita ilusión!,
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.

Di, ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hacia mí,
manantial de nueva vida
de donde nunca bebí?

Anoche, cuando dormía,
soñé ¡bendita ilusión!,
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;

y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas
blanda cera y dulce miel.

Anoche, cuando dormía,
soñé ¡bendita ilusión!,
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.

Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.

Anoche, cuando dormía,
soñé ¡bendita ilusión!,
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.

(Antonio Machado)

2 de noviembre de 2006

NOCHE DE LLUVIA



Llueve...Espera, no duermas,
estáte atento a lo que dice el viento
y a lo que dice el agua que golpea
con sus dedos menudos en los vidrios.

¡Cómo estará de alegre el trigo ondeante!
¡Con qué avidez se esponjará la hierba!
¡Cuántos diamantes colgarán ahora
del ramaje profundo de los pinos!

Espera, no te duermas. Escuchemos
el ritmo de la lluvia.
Apoya entre mis senos
tu frente taciturna.
Yo sentiré el latir de tus dos sienes
palpitantes y tibias,
como si fueran dos martillos vivos
que golpearan mi carne.

Espera, no te duermas. Esta noche
somos los dos un mundo,
aislado por el viento y por la lluvia
entre la cuenca tibia de una alcoba.

Espera, no te duermas. Esta noche
somos acaso la raíz suprema
de donde debe germinar mañana
el tronco bello de una raza nueva

Juana de Ibarbourou

23 de octubre de 2006

SI TU ME OLVIDAS


Quiero que sepas
una cosa.
Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.
Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.
Si de pronto
me olvidas
no me busques,
que ya te habré olvidado.
Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.
Pero
si cada día,
cada hora
sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.

Pablo Neruda

14 de octubre de 2006

NO TENGAS NADA EN LAS MANOS




No tengas nada en las manos
ni una memoria en el alma,
que cuando un día en tus manos
pongan el óbolo último,
cuando las manos te abran
nada se te caiga de ellas.
¿Qué trono te quieren dar
que Atropos no te lo quite?
¿Qué laurel que no se mustie
en lo arbitrios de Minos?
¿Qué horas que no te conviertan
en la estatura de sombra
que serás cuando de noche,
estés al fin del camino?
Coge las flores, mas déjalas
caer, apenas miradas.
Al sol siéntate. Y abdica
para ser rey de ti mismo.

Fernando Pessoa

12 de octubre de 2006

A LAS FLORES



Éstas que fueron pompa y alegría
despertando al albor de la mañana,
a la tarde serán lástima vana
durmiendo en brazos de la noche fría.

Este matiz que al cielo desafía,
Iris listado de oro, nieve y grana,
será escarmiento de la vida humana:
¡tanto se emprende en término de un día!

A florecer las rosas madrugaron,
y para envejecerse florecieron:
cuna y sepulcro en un botón hallaron.

Tales los hombres sus fortunas vieron:
en un día nacieron y espiraron;
que pasados los siglos, horas fueron.

Pedro Calderón de la Barca

9 de octubre de 2006

EXPLOSION


¡Si la vida es amor, bendita sea!

¡Quiero más vida para amar! Hoy siento
que no valen mil años de la idea
lo que un minuto azul de sentimiento.

Mi corazón moría triste y lento,
hoy abre en luz como una flor febea.
¡La vida brota como un mar violento
donde la mano del amor golpea!

Hoy partió hacia la noche triste, fría,
rotas las alas, mi melancolía,
como una vieja mancha de dolor.

En la sombra lejana se deslíe...
¡Mi vida toda canta, besa, ríe!
¡Mi vida toda es una boca en flor!

Delmira Agustini

6 de octubre de 2006

DEFINICION DE AMOR




Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.

Éste es el niño Amor, éste es su abismo.
¿Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!

(Francisco de Quevedo)

3 de octubre de 2006

CARTA A UN AMIGO





No puedo darte soluciones para todos los problemas de la vida,
ni tengo respuestas para tus dudas o temores,
pero puedo escucharte y buscarlas junto a ti.

No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro.
Pero cuando me necesites, estaré allí.

No puedo evitar que tropieces.
Solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes y no caigas.
Tus alegrías, tu triunfo y tus éxitos no son míos.
Pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz.

No juzgo las decisiones que tomas en la vida.
Me limito a apoyarte, a estimularte y a ayudarte si me lo pides.

No puedo impedir que te alejes de mí.
Pero si puedo desearte lo mejor y esperar a que vuelvas.

No puedo trazarte límites dentro de los cuales debas actuar,
pero sí te ofrezco el espacio necesario para crecer.

No puedo evitar tus sufrimientos cuando alguna pena te parte el corazón,
pero puedo llorar contigo y recoger los pedazos para armarlo de nuevo.

No puedo decirte quién eres ni quién deberías ser.
Solamente puedo quererte como eres y ser tu amigo.

En estos días ore por ti...
En estos días me puse a recordar a mis amistades más preciosas.

Soy una persona feliz: tengo más amigos de lo que imaginaba.
Eso es lo que ellos me dicen, me lo demuestran.
Es lo que siento por todos ellos.

Veo el brillo en sus ojos, la sonrisa espontánea
y la alegría que sienten al verme.
Y yo también siento paz y alegría cuando los veo
y cuando hablamos, sea en la alegría o sea en la serenidad,
en estos días pensé en mis amigos y amigas
y, entre ellos, apareciste tú.

No estabas arriba, ni abajo ni en medio.
No encabezabas ni concluías la lista.
No eras el número uno ni el número final.

Lo que sé es que te destacabas por alguna cualidad
que transmitías y con la cual desde hace tiempo
se ennoblece mi vida.
Y tampoco tengo la pretensión de ser el primero,
el segundo o el tercero de tu lista.

Basta que me quieras como amigo.
Entonces entendí que realmente somos amigos.

Hice lo que todo amigo: Ore...
y le agradecí a Dios que me haya dado la oportunidad
de tener un amigo como tú.
Era una oración de gratitud: Tú has dado valor a mi vida...

Jorge Luis Borges

1 de octubre de 2006

AL CABALLERO DON QUIJOTE



Señor Don Quijote: ¡Dame tu armadura,
tu lanza y tu escudo, tu fuerza y tu honor!...
Quiero por el mundo pasear mi locura,
mientras la sobrina y el ama y el cura
queman los infolios de andanza y de amor.

Desque tú faltaste, no ha cesado el ruego
de los que padecen injusta opresión...
Desque tú faltaste ¡glorioso Manchego!
¡tras cada soldado se oculta un borrego!
¡tras cada nobleza se oculta un follón!...

En el siglo XX, señor, es un hecho
que estamos a obscuras, pudiendo hcer luz;
que a muchos nos dejan sin pan y sin techo;
¡que en nombre de Temis se viola el derecho
y en nombre de Cristo nos cargan la Cruz!...

Señor: ¡Yo he leído tus mismas lecturas!...
Señor: ¡Yo padezco tus melancolías!...
¡Ya me malfirieron tus malaventuras!....
¡Ya me contagiaron tus hondas locuras!...
¡Ya me enloquecieron tus caballerías!

Yo iré por el mundo, sin abrir los labios,
mas que cuando deba predicar el bien...
Todos tus consejos guardaré, por sabios,
y será mi anhelo desfacer agravios
¡aunque nunca sepa ni en dónde, ni a quien!...

Tendré rocinante y un buen escudero
que conmigo parta ventura y dolor...
velaré mis armas y el señor ventero
podrá, sin reservas, armar caballero,
a quien ha mostrado pujanza y valor...

Al rayar el alba, tomaré el camino,
por el cual acaso tornaré después...
Mediré mis armas con el vizcaíno,
¡y no habrá en mi senda gigante o molino
que ignore que valgo lo menos por tres!...

Sabrá mis fazañas la gentil Señora
Doña Dulcinea de mi corazón...
seréle, mañana, tan fiel como agora,
y arderá mi sangre -castellana y mora-
cuando me bendiga desde su balcón...

A todas las dichas, la dicha prefiero
de ser mitad indio, mitad español;
seguir por mi ruta de buen caballero;
¡y tener la gloria de templar mi acero
en la roja lumbre de un gran horno: El Sol!...

Si es "Barataria" por mí conquistada,
fungirá el buen Sancho de Gobernador...
¡Nada tengo ahora, ni pretendo nada!
Y ansí no diredes: "Alonso Quijada
Cambió por doblones quimeras de amor!..."

Ni en las malandanzas cambiaré mi empeño
de amparar doncellas y vencer el mal...
Nunca, ni por nada, cambiaré mi ensueño;
y en el rocinante y en el clavileño,
iré tras el mismo lejano ideal...

Después... malferido, sin yelmo, sin lanza;
con el desaliento de inútil bregar;
sin ansia de honores, ni honor de alabanza,
volveré al terruño, con una esperanza;
¡Ya nunca en la vida sentir ni pensar!

Cuando por mí venga la muerte, no quiero
marchar conociendo la austera verdad;
que si la locura me armó caballero,
¡Caballero y loco tomaré el sendero
-fatigoso y largo- de la eternidad!...

Al fin otros muchos leerán tus lecturas;
llorarán, acaso, tus melancolías;
y enfermos de todas tus hondas locuras,
irán por el mundo, buscando aventuras,
dignas de tus glorias de caballerías...

Mas... agora, dame, señor, tu nobleza;
tu vieja armadura, tu lanza y tu honor...
Quiero por la vida llevar mi tristeza,
mientras Dulcineas, sollozando, reza
por su caballero... ¡paladín de amor!

Rubén C. Navarro

30 de septiembre de 2006

ESTOS VERSOS LECTOR MIO


Estos versos, lector mío,
que a tu deleite consagro,
y sólo tienen de buenos
conocer yo que son malos,
ni disputártelos quiero,
ni quiero recomendarlos,
porque eso fuera querer
hacer de ellos mucho caso.

No agradecido te busco:
pues no debes, bien mirado,
estimar lo que yo nunca
juzgué que fuera a tus manos.
En tu libertad te pongo,
si quisieres censurarlos;
pues de que, al cabo, te estás
en ella, estoy muy al cabo.

No hay cosa más libre que
el entendimiento humano;
pues lo que Dios no violenta,
por qué yo he de violentarlo?

Di cuanto quisieres de ellos,
que, cuanto más inhumano
me los mordieres, entonces
me quedas más obligado,
pues le debes a mi musa
el más sazonado plato
(que es el murmurar), según
un adagio cortesano.
Y siempre te sirvo, pues,
o te agrado, o no te agrado:
si te agrado, te diviertes;
murmuras, si no te cuadro.

Bien pudiera yo decirte
por disculpa, que no ha dado
lugar para corregirlos
la priesa de los traslados;
que van de diversas letras,
y que algunos, de muchachos,
matan de suerte el sentido
que es cadáver el vocablo;
y que, cuando los he hecho,
ha sido en el corto espacio
que ferian al ocio las
precisiones de mi estado;
que tengo poca salud
y continuos embarazos,
tales, que aun diciendo esto,
llevo la pluma trotando.

Pero todo eso no sirve,
pues pensarás que me jacto
de que quizá fueran buenos
a haberlos hecho despacio;
y no quiero que tal creas,
sino sólo que es el darlos
a la luz, tan sólo por
obedecer un mandato.

Esto es, si gustas creerlo,
que sobre eso no me mato,
pues al cabo harás lo que
se te pusiere en los cascos.
Y adiós, que esto no es más de
darte la muestra del paño:
si no te agrada la pieza,
no desenvuelvas el fardo.

Sor Juana Ines de la Cruz

29 de septiembre de 2006

NOCTURNO


Una noche,
una noche toda llena de murmullos, de perfumes y de música de alas,

una noche
en que ardían en la sombra nupcial y húmeda las luciérnagas fantásticas,
a mi lado lentamente,
contra mí ceñida toda, muda y pálida,
como si un presentimiento de amarguras infinitas
hasta el más secreto fondo de las fibras te agitara,
por la senda florecida que atraviesa la llanura

caminabas;
y la luna llena
por los cielos azulosos, infinitos y profundos esparcía su luz blanca.

Y tu sombra,
fina y lánguida,
y mi sombra,
por los rayos de la luna proyectadas,

sobre las arenas tristes
de la senda se juntaban
y eran una,
y eran una,

y eran una sombra larga,
y eran una sombra larga,
y eran una sombra larga...

Esta noche,
solo, el alma
llena de las infinitas amarguras y agonías de tu muerte,
separado de tí misma por el tiempo, por la tumba y la distancia,

por el infinito negro
donde nuestra voz no alcanza,

mudo y solo
por la senda caminaba...
Y se oían los ladridos de los perros a la luna,

a la luna pálida,
y el chirrido
de las ranas...
Sentí frío... era el frío que tenían en tu alcoba
tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas,

entre las blancuras níveas
de las mortuorias sábanas,
era el frío del sepulcro, era el hielo de la muerte,

era el frío de la nada.
Y mi sombra,
por los rayos de la luna proyectada,

iba sola,
iba sola,
iba sola por la estepa solitaria;
y tu sombra, esbelta y ágil,

fina y lánguida,
como en esa noche tibia de muerta primavera,
como en esa noche llena de murmullos, de perfumes y música de alas,
se acercó y marchó con ella,
se acercó y marchó con ella,
se acercó y marchó con ella...
¡Oh, las sombras entrelazadas!
¡Oh, las sombras de los cuerpos que se juntan con las sombras de las almas!
¡Oh, las sombras que se buscan en las noches de tristeza y lágrimas!


José Asunción Silva

28 de septiembre de 2006

LOS MOTIVOS DEL LOBO




El varón que tiene corazón de lis,
alma de querube, lengua celestial,
el mínimo y dulce Francisco de Asís,
está con un rudo y torvo animal,
bestia temerosa, de sangre y de robo,
las fauces de furia, los ojos de mal:
¡el lobo de Gubbia, el terrible lobo!
Rabioso, ha asolado los alrededores;
cruel, ha deshecho todos los rebaños;
devoró corderos, devoró pastores,
y son incontables sus muertos y daños.

Fuertes cazadores armados de hierros
fueron destrozados. Los duros colmillos
dieron cuenta de los más bravos perros,
como de cabritos y de corderillos.

Francisco salió:
al lobo buscó
en su madriguera.
Cerca de la cueva encontró a la fiera
enorme, que al verle se lanzó feroz
contra él. Francisco, con su dulce voz,
alzando la mano,
al lobo furioso dijo: "¡Paz, hermano
lobo!" El animal
contempló al varón de tosco sayal;
dejó su aire arisco,
cerró las abiertas fauces agresivas,
y dijo: "!Está bien, hermano Francisco!"
"¡Cómo! exclamó el santo. ¿Es ley que tú vivas
de horror y de muerte?
¿La sangare que vierte
tu hocico diabólico, el duelo y espanto
que esparces, el llanto
de los campesinos, el grito, el dolor
de tanta criatura de Nuestro Señor,
no han de contener tu encono infernal?
¿Vienes del infierno?
¿Te ha infundido acaso su rencor eterno
Luzbel o Belial?"

Y el gran lobo, humilde: "¡Es duro el invierno,
y es horrible el hambre! En el bosque helado
no hallé qué comer; y busqué el ganado,
y en veces comí ganado y pastor.
¿La sangre? Yo vi más de un cazador
sobre su caballo, llevando el azor
al puño; o correr tras el jabalí,
el oso o el ciervo; y a más de uno vi
mancharse de sangre, herir, torturar,
de las roncas trompas al sordo clamor,
a los animales de Nuestro Señor.
¡Y no era por hambre, que iban a cazar!"

Francisco responde: "En el hombre existe
mala levadura.
Cuando nace, viene con pecado. Es triste.
Mas el alma simple de la bestia es pura.
Tú vas a tener
desde hoy qué comer.
Dejarás en paz
rebaños y gente en este país.
¡Que Dios melifique tu ser montaraz!"

"Esta bien, hermano Francisco de AsIs."
"Ante el Señor, que toda ata y desata,
en fe de promesa tiéndeme la pata."
El lobo tendió la pata al hermano
de Asís, que a su vez le alargó la mano.

Fueron a la aldea. La gente veía
y lo que miraba casi no creía.
Tras el religioso iba el lobo fiero,
y, bajo la testa, quieto le seguía
como un can de casa, o como un cordero.

Francisco llamó la gente a la plaza
y allí predicó.
Y dijo: "He aquí una amable caza.
El hermano lobo se viene conmigo;
me juró no ser ya vuestro enemigo,
y no repetir su ataque sangriente.
Vosotros, en cambio, daréis su alimento
a la pobre bestia de Dios." "¡Así sea!",
Contestó la gente toda de la aldea.
Y luego, en señal
de contentamiento,
movió la testa y cola el buen animal,
y entró con Francisco de Asís al convento.

Algún tiempo estuvo el lobo tranquilo
en el santo asilo.
Sus bastas orejas los salmos oían
y los claros ojos se le humedecían.
Aprendió mil gracias y hacía mil juegos
cuando a la cocina iba con los legos.
Y cuando Francisco su oración hacía,
el lobo las pobres sandalias lamía.
Salía a la calle,
iba por el monte, descendía al valle,
entraba a las casas y le daban algo
de comer. Mirábanle como a un manso galgo.

Un día, Francisco se ausentó. Y el lobo
dulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo,
desapareció, tornó a la montaña,
y recomenzaron su aullido y su saña.

Otra vez sintióse el temor, la alarma,
entre los vecinos y entre los pastores;
colmaba el espanto en los alrededores,
de nada servían el valor y el arma,
pues la bestia fiera
no dió treguas a su furor jamás,
como si estuviera
fuegos de Moloch y de Satanás.

Cuando volvió al pueblo el divino santo,
todos los buscaron con quejas y llanto,
y con mil querellas dieron testimonio
de lo que sufrían y perdían tanto
por aquel infame lobo del demonio.

Francisco de Asís se puso severo.
Se fué a la montaña
a buscar al falso lobo carnicero.
Y junto a su cueva halló a la alimaña.

"En nombre del Padre del sacro universo,
conjúrote dijo, ¡oh lobo perverso!,
a que me respondas: ¿Por qué has vuelto al mal?
Contesta. Te escucho."

Como en sorda lucha, habló el animal,
la boca espumosa y el ojo fatal:

"Hermano Francisco, no te acerques mucho...
Yo estaba tranquilo allá en el convento;
al pueblo salía,
y si algo me daban estaba contento
y manso comía.
Mas empecé a ver que en todas las casas
estaban la Envidia, la Saña, la Ira,
y en todos los rostros ardían las brasas
de odio, de lujuria, de infamia y mentira.
Hermanos a hermanos hacían la guerra,
perdían los débiles, ganaban los malos,
hembra y macho eran como perro y perra,
y un buen día todos me dieron de palos.

Me vieron humilde, lamía las manos
y los pies. Seguía tus sagradas leyes,
todas las criaturas eran mis hermanos:
los hermanos hombres, los hermanos bueyes,
hermanas estrellas y hermanos gusanos.
Y así, me apalearon y me echaron fuera.
Y su risa fué como un agua hirviente,
y entre mis entrañas revivió la fiera,
y me sentí lobo malo de repente;
mas siempre mejor que esa mala gente.
Y recomencé a luchar aquí,
a me defender y a me alimentar.
Como el oso hace, como el jabalí,
que para vivir tienen que matar.
Déjame en el monte, déjame en el risco,
déjame existir en mi libertad,
vete a tu convento, hermano Francisco,
sigue tu camino y tu santidad."

El santo de Asís no le dijo nada.
Le miró con una profunda mirada,
y partió con lágrimas y con desconsuelos,
y habló al Dios eterno con su corazón.
El viento del bosque llevó su oración,
que era: "Padre nuestro, que estás en los cielos..."

Ruben Dario.

26 de septiembre de 2006

CORONAME DE ROSAS





Coróname de rosas,
de verdad coróname
De rosas
Rosas que al quemar
Sobre una frente queman
Demasiado Rápido!
Coróname de rosas
Y con el volátil follaje,
Que así sea.

Fernando Pessoa

23 de septiembre de 2006

DIOS

Espíritu de fuego sagrado y rutilante,
tu voz la voz domina de ronca tempestad,
y soles mil coronan tu frente de gigante,
y brilla en tu mirada excelsa majestad.

Señor, tú eras antes que todo lo creado,
antes que fuera el tiempo, Señor ya eras tú,
el ser de gloria lleno tú solo te lo has dado,
tú solo te formaste de tu espléndida luz.

Señor, eras más grande que todo lo que existe;
la cima de los astros es sima para ti;
Señor, tú de la nada al orbe suspendiste,
y pléyades brillantes colgaste en el zafir.

Es tu dosel de estrellas, de luz es tu palacio,
irradia luz de gloria tu espíritu inmortal;
eres quien desplegaste el viento en el espacio,
eres quien extendiste las aguas en el mar.

Tú eres, Dios divino, el Dios omnipotente;
los cielos y los mundos brotaron a tu voz;
un límite le puso tu voz al mar ingente,
y al hombre, dios pequeño, tu soplo le animó.

Retiemblan, si te irritas, los ejes de los cielos;
el rayo se estremece, el sol cubre tu faz;
humillan las montañas su frente hasta los suelos;
las fieras dan rugidos, solloza el huracán.

A tu voz imperiosa los astros se oscurecen,
se rasga de los cielos el diáfano zafir;
los mundos se desquician, los mares desaparecen,
el ser vuelve a la nada, si lo mandas así.

Tú eres luz sublime del cielo y de la tierra,
eres principio eterno de sempiterna luz;
eres la vida sola de cuanto el orbe encierra;
ante ti todo es nada, porque eres todo tú.

Los pueblos y los reyes desfilan presurosos,
y tiempos sobre tiempos se hacinan a tu pie;
y en nada convertidos se pierden, silenciosos,
en ese mar de sombra, calado del no ser.

Eres tú sólo eterno, omniscio; impenetrable,
son nube pasajera los siglos ante ti;
ninguno te conoce, que tú eres impalpable,
pero doquiera se oye tu nombre bendecir.

Señor, eres el Éter que Zenón adoraba,
el "TODO" que Pitágoras sumiso veneró,
el Ser indestructible que Platón deificaba,
la Universal justicia que soñó Cicerón.

Tú eres el Jehová del pueblo de Judea,
y del remoto chino tú eres de Xantí;
eres el sol brillante que a Cartago recrea,
eres del persa el fuego, en él adora a ti.

Eres el Dios que adoran los astros y las nubes,
un himno te levantan los vientos y la mar:
la flor te da su aroma, su canto los querubes,
las aves te consagran su trino matinal.

Tú diste a la oropéndola su traje de colores,
capullo a los gusanos, a las abejas miel,
a las arañas tela y púrpura a las flores,
cubil a los leones y las aguas al pez.

Del arca de Noé la brújula tú fuiste,
y tu brazo detuvo el brazo de Abraham;
libraste a Lot del fuego que en Sodoma encendiste,
de la ballena libre salió por ti Jonás.

A Moisés de las aguas del Nilo tú salvaste,
y le hiciste de un pueblo manumiso feliz;
tu Código en las tablas por dárselo grabaste:
tus rayos coronaron de luz el Sinaí.

Eres quien dio la ciencia infusa a los profetas
que el velo del futuro lograron levantar;
por ti ellos inspirados, sublimes y poetas,
al orbe predijeron grandiosa una verdad.

Hiciste al Nazareno el Sabio entre los sabios,
por ti brilló en su frente de redención la luz;
y aunque con vil brebaje humedeció sus labios
el héroe del martirio, el ángel de la Cruz,

oró por sus verdugos con santidad extrema,
y en hórrido tormento morir supo cual Dios;
por eso ante la Cruz, de oprobio un tiempo,
humilde y de rodillas la humanidad cayó

A ti Dios de los hombres; cuya eternal historia
escrita con tu sangre en el cadalso fue:
sublime ajusticiado. monarca de la gloria,
que fuiste de los hombres la víctima también;

a ti, raudal de soles que inmensos reverberan
doquier multiplicando sus rayos mil y mil;
a ti, la eterna dicha que los hombres esperan,
a ti del alma eterna, eterno porvenir;

a ti, Señor, te ruego con ánima gastada,
que de mi tumba oscura la puerta se abra ya;
arrastro una existencia, maldita, desgraciada,
mis horas son más negras que el alma de Satán.

Pobre mártir, oscuro, coplero estrafalario,
un cáliz de amargura también apuro yo;
y, como Cristo el justo, también hallé un Calvario,
y sufro aquí tormentos que nunca El conoció.

Es un presente horrible la vida que me diste,
la vida tan amarga que yo no te pedí:
Señor, ya no soporto la vida mustia y triste;
devuélveme a la nada... o llévame hacia ti.

Antonio Plaza

22 de septiembre de 2006

SI DIOS FUERA UNA MUJER



¿Y si Dios fuera una mujer?

Juan Gelman


¿Y si dios fuera mujer?
Pregunta Juan sin inmutarse.

Vaya vaya si Dios fuera mujer
es posible que agnósticos y ateos
no dijéramos no con la cabeza
y dijéramos sí con las entrañas.

Tal vez nos acercáramos a su divina
desnudez
para besar sus pies no de bronce
su pubis no de piedra
sus pechos no de mármol
sus labios no de yeso.

Si Dios fuera mujer la abrazaríamos
para arrancarla de su lontananza
y no habría que jurar
hasta que la muerte nos separe
ya que sería inmortal por antonomasia
y en vez de transmitirnos sida o pánico
nos contagiaría su inmortalidad.

Si Dios fuera mujer no se instalaría
lejana en el reino de los cielos
sino que nos aguardaría en el zaguán del
infierno
con sus brazos no cerrados
su rosa no de plástico
y su amor no de ángeles.

Ay Dios mío Dios mío
si hasta siempre y desde siempre
fueras una mujer
qué lindo escándalo sería
qué venturosa espléndida imposible
prodigiosa blasfemia.


Mario Benedetti

21 de septiembre de 2006

EL FALSO AMOR






Un amor que pregunta, si es virtud o es pecado,
la fuerza que lo agita, eso es el amor soñado.
Un amor que se esconde, porque teme al futuro,
puede ser un amor, pero no es el más puro.

Un amor que se escapa de su propio sentido,
es la rama del árbol sin la gloria del nido.
Un amor que razona, que contrata su ensueño,
inevitablemente será un amor pequeño.

Un amor que me exige preceptos y rituales,
con dudas aritméticas y páginas legales...
Ese no es el amor que soñaba ofrecerte

para toda la vida, sobre toda la muerte.
Si tu amor es tan pobre, recuérdame perdido:
cuando es poco el amor, ¡Vale más el olvido!


Jose Angel Buesa

20 de septiembre de 2006

MISTICA




Si en tus jardines, cuando yo muera,
cuando yo muera, brota una flor;
si en un celaje ves un lucero,
ves un lucero que nadie vio;
y llega una ave que te murmura,
que te murmura con dulce voz,
abriendo el pico sobre tus labios,
lo que en un tiempo te dije yo:
aquel celaje y el ave aquella,
y aquel lucero y aquella flor
serán mi vida, que ha transformado,
que ha transformado la ley de Dios.

Serán mis fibras con otro aspecto,
ala y corola y ascua y vapor;
mis pensamientos transfigurados,
perfume y éter y arrullo y sol.
Soy un cadáver ¿cuándo me entierran?
Soy un viajero ¿cuándo me voy?
Soy una larva que se transforma
¿Cuándo se cumple la ley de Dios
y soy entonces, mi blanca niña,
celaje y ave, lucero y flor?

Salvador Diaz Miron

19 de septiembre de 2006

YO VOY SOÑANDO CAMINOS



Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...

Adónde el camino irá?
Yo voy soñando, viajero
a lo largo del sendero...
-la tarde cayendo está-.

En el corazón tenía
la espina de una pasión:
logré arrancármela un día:
ya no siento el corazón."

todo el campo un momento
se queda mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.

a tarde más se oscurece,
y el camino que serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.

Y cantar vuelve a plañir:
"Aguda espina dorada
¡quién te pudiera sentir
en el corazón clavada!

Antonio Machado

15 de septiembre de 2006

EL DULCE MILAGRO


¿Qué es esto? ¡Prodigio! Mis manos florecen.
Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen.
Mi amante besóme las manos, y en ellas,
¡Oh gracia! brotaron rosas como estrellas.

Y voy por la senda voceando el encanto
y de dicha alterno sonrisa con llanto,
y bajo el milagro de mi encantamiento
se aroman de rosas las alas del viento.

Y murmura al verme la gente que pasa:
-¿No veis que está loca? Tornadla a su casa.
¡Dice que en las manos le han nacido rosas
y las va agitando como mariposas!

¡Ah, pobre la gente que nunca comprende
un milagro de éstos y que sólo entiende,
que no nacen rosas más que en los rosales!
¡Y que no hay más trigo que el de los trigales!

Que requiere líneas y color y forma
y que sólo admite realidad por norma.
Que cuando uno dice: -voy con la dulzura,
de inmediato buscan a la criatura.

Que me digan loca, que en celda me encierren,
que con siete llaves la puerta me cierren,
que junto a la puerta pongan un lebrel,
carcelero rudo, carcelero fiel.

Cantaré lo mismo: -Mis manos florecen.
Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen.
¡Y toda mi celda tendrá la fragancia,
de un inmenso ramo de rosas de Francia!

Juana de Ibarbourou

14 de septiembre de 2006

CANCION DE OTOÑO EN PRIMAVERA



Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer.

Plural ha sido la celeste
historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este
mundo de duelo y aflicción.

Miraba como el alba pura;
sonreía como una flor.
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor.

Yo era tímido como un niño.
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño,
Herodías y Salomé...

Juventud, divino tesoro
¡ya te vas para no volver...!
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer...

La otra fue más sensitiva,
y más consoladora y más
halagadora y expresiva,
cual no pensé encontrar jamás.

Pues a su continua ternura
una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura
una bacante se envolvía...

En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebé...
Y le mató, triste y pequeño
falto de luz, falto de fe...

Juventud, divino tesoro,
¡te fuiste para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer...

Otra juzgó que era mi boca
el estuche de su pasión
y que me roería, loca,
con sus dientes el corazón

poniendo en un amor de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad:

y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!...
Cuando quiero llorar, no lloro,
¡y a veces lloro sin querer!

¡Y las demás!, en tantos climas,
en tantas tierras, siempre son,
si no pretexto de mis rimas,
fantasmas de mi corazón.

En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!

Mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris me acerco
a los rosales del jardín...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!...
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer...

¡Mas es mía el Alba de oro!

(Rubén Darío)

13 de septiembre de 2006

VIENTO


Cantan las hojas,
bailan las peras en el peral;
gira la rosa,
rosa del viento, no del rosal.
Nubes y nubes
flotan dormidas, algas del aire;
todo el espacio
gira con ellas, fuerza de nadie.

Todo es espacio;
vibra la vara de la amapola
y una desnuda
vuela en el viento lomo de ola.

Nada soy yo,
cuerpo que flota, luz, oleaje;
todo es del viento
y el viento es aire siempre de viaje.

Octavio Paz