CafePoetas es un Blog sin animo de lucro donde se rinde homenaje a poetas de ayer, hoy y siempre.

12 de diciembre de 2025

DESEADA




Deseada, ¡tan suave!,
confín donde resbalo.
¡Oh siempre un poco ausente,
suspendida en la nada!

¿Son tus ojos dulces?
No, que está turbado
tu mirar brillante
de anhelos contrarios.

Yo te amo, te amo, te amo,
todo lleno de alas tempestuosas,
y de garras, de furias,
de dolor, por abrirme.

¡Oh, tenme en tu sonrisa,
en tu sombra, en lo leve
de tu mano impalpable!
¡Tenme en tu caricia!

¿A qué llamas cambiando?
¿Qué me pides furtiva?
¡Oh tú, siempre ignorada,
tú siempre antigua y nueva!

Ven más cerca. No temas.
Tu mano tibia tiembla,
tu cintura se atreve
con sobresaltos, mía. ¡Mía, deseada!

Y aún sonríes con ojos
inocentes y raros.
¡Oh, dime! ¿Qué sugieren
tus ojos arcaicos?

Cabelleras, torrentes,
músicas perdidas,
corazón: esa ave
que, cogida, tiembla.

Y tú, esquiva, flotando
desnuda, lenta y suave.
Tú, chiquita, huida
en un cielo sin nadie.

¡Oh dime, deseada,
cómo hay que abrazarte
mientras tu boca expira
en la mía, sin habla!

Di si tu remota
belleza en tu cuerpo
puedo yo apresarla.
Puedo así matarte.

Deseada, ya basta.
Deseada, no puedo.
Deseada, tú quieres
que yo muera contigo.


Gabriel Celaya

INVISIBLES

 



La arena se refugia en el enigma
de sus ojos,
la lluvia
resbala por la piel,
como las lágrimas del día
que incumple su promesa,
como el refugio del recuerdo
cuando no sobrevive la esperanza.


Viajan donde la herida es invisible
y solo heredan
la sutileza del crepúsculo.


Adolfo Burriel

11 de diciembre de 2025

AVECES ME FIGURO QUE ESTOY ENAMORADO



A veces me figuro que estoy enamorado,
y es dulce, y es extraño,
aunque, visto por fuera, es estúpido, absurdo.

Las canciones de moda me parecen bonitas,
y me siento tan solo
que por las noches bebo más que de costumbre.

Me ha enamorado Adela, me ha enamorado Marta,
y, alternativamente, Susanita y Carmen,
y, alternativamente, soy feliz y lloro.

No soy muy inteligente, como se comprende,
pero me complace saberme uno de tantos
y en ser vulgarcillo hallo cierto descanso.


Gabriel Celaya

DONDE NO CUBREN







Donde no cubren
las aguas,
ni los vientos
son cúpulas
o pájaro,
ni transitan la niebla
otros caminos,
allí,
la palabra es el viaje.


Adolfo Burriel

10 de diciembre de 2025

HASTA LA MUERTE




En el paisaje oscuro
oigo tu voz, tu voz,
tu larga voz de espesas
caricias resbaladas,
mojadas y olorosas.

La noche me suspende
en un vuelo pausado
e, inmóvil, pone en vilo
lo que el hombre no entiende:
tu voz, tu voz querida
hundiéndome en lo ausente.

Uno cierra los ojos
(¡me da miedo mirarte!);
uno tiende las manos
-aves heridas y leves-,
y en sus raíces siente
que tú eres y no eres.


Gabriel Celaya


MI FIEL CABALLO ROJO




Mi fiel caballo rojo
ama las lejanías,
turban sus alas
la belleza del ángel,
hilos azules cierran
el viejo laberinto,
frágiles vientos
se llevan sus relinchos,
pero cabalga,
igual que la distancia que se olvida
en el ensueño de otros viajes.


Adolfo Burriel

9 de diciembre de 2025

AMOR DE HOMBRE




Mi estricta voluntad, mi punta seca
que está domando en ella
oceánicas pasiones y rumores antiguos. El cauterio que aplico
a esa llaga amorosa que, sin forma, palpita.

Si hiero, mato, engendro.
(Su exánime sonrisa me conmueve y me excita.)
Si la acaricio, mido,
sujeto sus equívocos y todas
las suavidades sumas que a la nada convidan.

Hasta que al fin, en sangre,
en su sólo sí misma,
en mi ir traspasando mis propios sentimientos,
la obtengo, mato, muero.


Gabriel Celaya

LA HERIDA TIENE






La herida tiene
sangre de cobra,
caverna de pez ciego.

La herida
diezmó los árboles,
la sangre de los labios
desató la tormenta inesperada…


Adolfo Burriel

8 de diciembre de 2025

SALPICADA DE ESPUMA, DE SALITRE





Salpicada de espuma, de salitre,
desnuda, desde el mar,
viene gritando:

La vida, sí, la vida misma:
¡Un delirio por los prados!

Desde mi ventana blanca,
con los brazos extendidos,
la estoy llamando con voces
de un ardor desmelenado.

Salpicada de espuma, de salitre,
desnuda, por los campos,
va gritando.

¡La vida, sí, la vida misma!

Pálido y alto, callado,
la mira pasar llorando.


Gabriel Celaya


ELEGIA POR LA REPUBLICA ESPAÑOLA





nº 134, 1974 (de Robert Motherwell)



Sois los negros destellos de las voces,
el absurdo color de los ojos
cegados,
alzad conmigo el vaso,
como si no estuviera
la barrera sombría del penúltimo
sueño,
la pared miserable
de hierro, sal,
y olvido.


Adolfo Burriel