CafePoetas es un Blog sin animo de lucro donde se rinde homenaje a poetas de ayer, hoy y siempre.

5 de abril de 2025

NOCTURNO




Je suis celui au coeur vestu de noir?
Ch. D'Orleans


En la viudez de la alameda
por el árido suelo
pasan hojas secas danzando.
Paisaje vago como el revés de una seda...
eriales que el crepúsculo mulle de terciopelo.

Como princesas despojadas
en la selva por los ladrones,
las encinas acongojadas
que repelen los aquilones,
lloran en coro de aflicciones
yertas, medrosas, erizadas...
Todo en rededor es ceniciento,
es ceniciento...

Unas fuentes llaman a otras...
Como lanzas hostiles al viento
tiemblan las cañas del cañaveral;
y unas fuentes llaman a otras,
como ciegas perdidas entre un pinar;
cual esbeltas emperatrices
bárbaramente destronadas
las encinas acongojadas
rígidas lloran y erizadas...

Se desmoronan sus raíces,
sus almas hieren siete espadas,
reinas que el ábrego cobija,
pobres reinas de herido pecho,
¿de cuál, decidme, será hecho
el lecho angosto de mi hija?

Surge la luna de cabellos blancos...
A su fulgor los montes ciñen doradas fajas...
y se ponen los muertos a secar sus mortajas...
La luna riega sus cabellos blancos.

Por las desiertas avenidas
largas, tristísimas, profundas,
las encinas adoloridas
son como santas moribundas
-Arboles negros cuyo son
viene a espinar mi corazón:
¿cuál con tierna solicitud
servirá para mi ataúd?
Calló el viento... del éter fluye dorado río...
Como una afable, tímida enfermera,
inclínase la luna sobre la cabecera
de las aguas dolientes de un pantano sombrío.

Muerto, cansado de sus giros,
huyó el viento a la soledad;
las encinas acongojadas
ya no lloran, sólo suspiros
dan a la yerta claridad.

-¡Oh sedientas de la mañana!
¡Oh sedientas de luz radiosa!
¿dónde vivirá vuestra hermana,
la que verdecerá en mi fosa?


Eugenio de Castro


TENGO TUS LABIOS




Quizá perdí mi juventud, quizá
perdí lloridas increíbles.
Quizá perdí otras cosas, pero tengo
la sal ardiente de tus labios.

Una infancia perdí, quizá un deseo
de una luz entre pinos y el mar puro.
Perdí el cielo del sur, pero ahora tengo
la sal y el fuego de tus labios.

Perdí aquel mar, y aquel afán eterno
de en él perderme y olvidarme.
Perdí más: a mi madre, pero tengo
la rosa oscura de tus labios.

Perdí hace tiempo aquel ocio andaluz,
puro y tranquilo como el aire.
Perdí la paz, pero ahora tengo
la gracia honda de tus labios.

De aquella primavera, de aquel ocio
sólo el recuerdo y el perfume quedan.
Estoy solo y herido, y sólo tengo
una luz que besar: la de tus labios.

Sí, perdí mi bahía, donde el tiempo
no parecía existir sino soñando.
Unos sueños perdí, pero te tengo
y contigo a tus labios

¿Perdí a Dios? Una noche sentí oscura
la soledad, la muerte entre los brazos.
Y helado el corazón. Mas luego tuve
la honda caricia de tus labios.

Ya no estaré más solo. Quiera el mundo
herir con frío o con puñal mi alma,
ya no estaré más solo porque tengo
la compañía de tus labios.


Jose Luis Cano

4 de abril de 2025

CREPUSCULO




Primera voz

Oh peregrino que estás llorando,
di, ¿por qué lloras?
vente conmigo: reirán cantando
todas las horas.

¡Vente, no tardes! Soy el Amor,
¡quiero dar alas a tus deseos!
En lindas -tazas en flor-
beberás muchos besos hibleos.

Sagramor

¿Besos? ...Los besos son fiebres locas,
¡veneno son!
Deshojan rosas sobre las bocas,
pero abren llagas al corazón.

Segunda voz

Aquí está el oro, montes de oro,
¡toma! no llores...
Con los ducados de mi tesoro
tendrás palacios, gemas y flores.
Contempla, ve
cuán rubio el oro, ve cómo esplende...

Sagramor

¿Oro?... ¿Y a qué?
La humana dicha nadie la vende.

Tercera voz

¿Por qué tus quejas desesperadas
y ese sombrío doliente modo?
¡Vamos! haremos lindas jornadas.

Sagramor

Breve es el mundo. Corrillo todo...

Cuarta voz

-Yo soy la Gloria, genio jocundo
de un radioso país solar...
¡Serás el bardo mayor del mundo!

Sagramor

Dicen que el mundo debe acabar.

Quinta voz

Serás un sabio: ¡desde mi estancia
verás en breve todo aclarado!

Sagramor

Si conservase yo mi ignorancia
nunca sería tan desgraciado...

Sexta voz

Yo soy la Muerte conquistadora,
guardo misterios, arcanos vedo...

Sagramor

¡Oh, no me llevas! Andate ahora,
¡me causas miedo!

Séptima voz

Yo soy la Vida. Ya que el morir
te causa miedo, tendrás mil años.

Sagramor

¡Por Dios! Ya basta de atroz sufrir.
¡Los desengaños!

Muchas voces

¡Pide exquisitos, dulces placeres!
¿Ser astro quieres? ¿Ser rey, o qué?
Vamos, responde, ¡dime qué quieres!

Sagramor

No sé... No sé...


Eugenio de Castro

ESTIO





Una dura raigambre de alto helecho
he elegido por tumba prematura
en esta soledad de arena oscura
donde gime la sangre de mi pecho.

Lejos está el amor. Aquí cosecho
un bronco sol para mi sepultura.
Aquí crece mejor la quemadura
que quiero para el fondo de mi pecho.

Todo ese inmenso mar no bastaría
para volver la vida y la mirada
a esta osamenta gris, a este esqueleto.

Hace tiempo que amó. Ya no sabría
dar su ofrenda al amor, su calcinada
sangre, su corazón lejano y quieto.


Jose Luis Cano

3 de abril de 2025

NARANJAS Y VIOLETAS




Lidia, la dulce novia de mi infancia,
por cuyo amor de mariposa aún gimo,
me envía de naranjas un racimo
con violetas de mística fragancia.

Unas y otras nacieron en la estancia
más íntima del huerto, a cuyo arrimo,
beso entre beso y rimo tras de mimo,
nos amamos con púdica ignorancia.

En estas flores, Lidia, hallo el sabroso
perfume de tus frases, como advierto
en las frutas tu boca de ambrosía,

y así tu amor revive victorioso
en cuanto crece en el rincón del huerto
donde le dimos sepultura un día.


Eugenio de Castro

NOTICIA DEL BESO



Nace el beso en la sangre y su fuego madura
como el fruto de un árbol a la luz de la tarde.
Ebrias alas secretas van naciendo a su paso
y dorando los labios que esperan entreabiertos.

Gime la flor del beso antes de abrir su rosa,
y sus pétalos arden melancólicamente
mientras sube un rumor por la delgada sangre
y se detiene al borde de la boca hechizada.

Ya los ojos no ven. Mientras escapa el mundo
sólo el fruto del beso hunde su quemadura
en el dorado éxtasis, y el nácar de unos labios
dulcemente crepita en su abrasada llama.

Un brillo nuevo nace de la boca entreabierta,
mientras redonda estalla la granada del beso,
y el dulce labio herido, ardiente ola ceñida,
su lentísima espuma destila prisionero.

No tiene edad el beso, pero su fruto muere
cuando su llama de oro se deshace en los labios,
cuando despierta el párpado de su ebriedad callada
y el corazón se oculta para sorber su dicha.

Mas no muere su luz, su ardentísimo pozo
puro como la nieve, hondo como el silencio.
No muere lo que llega al fondo de la sangre
donde el beso dejó un reguero de cielo.


Jose Luis Cano

2 de abril de 2025

CAMINO DE PARIS





Del sol a los fulgores matutinos,
rumbo a París, atravesando a España,
paró el convoy en aldehuela extraña
que borda un río con sus chopos finos.

Llena el alba florida los caminos...
y yo le digo a aquel que me acompaña:
-«Allí, pastor o cortador de caña,
viviera mansos días cristalinos».

Mas una voz en mi interior murmura:
quiere el lago ser mar y el mar ser fuente;
nuestra vida no es más que un vano empeño

de hallar en lo inestable la ventura;
si vivieses allí, seguramente
que seguir el convoy fuera tu sueño!


Eugenio de Castro

RAPTO DE AMOR




Mira el mundo sin flor. Este haz de rocas
sólo sombra da al oro que declina.
Muerto parece el mar. Aquí culmina
el mineral silencio de dos bocas.

Soledad, piedra, amor. La arena yerta
desolada pasión siente en su seno.
No hiere su piel muda este sereno
amor, esta extinguida luz desierta.

Mira esa roca, oh prisma de ternura.
Pon tu mano en sus filos dulcemente.
¿No sientes en tu palma la silente
vida que allí se esconde, ahogada, oscura?

Y el duro corazón que en ella late,
nuestro crispado amor va serenando
de un pálpito inmortal, y va arrancando
luces y sueños de tu seno mate.

roca es también tu cuerpo, roca o muerte
tu pálida belleza y tu mirada,
tu frente, luna ya petrificada
por este sideral silencio inerte.

No mires hacia el mar. En esta arena
clava ya tus dos labios diamantinos.
Incendia con tu lengua estos caminos
de calcáreo pesar y extinta vena.

Muerto está el mundo si tus labios miro.
La tierra vuelta ya a un perenne ocaso.
Sólo vuelvo a vivir cuando repaso
tus brazos, pleamar en donde expiro.

Este nocturno viento, esta bandera
de soledad, ondeando por la orilla,
cómo asola implacable tu mejilla,
rígida ya en su hálito de cera.

Muere a solas la tarde, y una broza
tierna muerdes, de amor languideciendo.
Todo tu peso núbil voy cediendo
a esa arena mortal que el labio roza.

Pero duro, bramante, el mar ya invoca
nuestro amor, nuestras bocas rutilantes.
Reclama esta inmortal gloria de amantes,
pétreo fuego de amor que un astro evoca.

Clama ya su pasión. ¿No oyes su pecho
resonar por la inmensa, abierta herida?
alza pujante que alza una ofrecida,
cálida espuma en jadeante lecho.

En ti grabo mis labios y en ti hundo
mi soledad, mis pulsos invocantes.
Átate a mí. seremos dos amantes
en busca del olvido en lo profundo.

Ciégate en mi clamor. Tras esa bruma,
¿no ves el halo de otro paraíso?
Este viento vibrátil que ya piso,
aéreamente nos alza y a él nos suma.

Tromba de amor me arrastra y me desata
de tus brazos, me arranca de tu frente,
ya precipita al mar la débil puente
de mi pecho y tu muerte me arrebata.

Lejano va tu cuerpo entre la espuma,
tus miembros ya rendidos a otro amante,
y te va blanqueando a cada errante
ola, la blanda sal que el mar rezuma.

Mientras yo voy profundo, hacia ignoradas
regiones de un amor más poderoso,
y un gran mar de metal, ligero, hermoso,
me tiende sus espumas invioladas.

Qué lejos está el mundo. Ya la arena
olvidó mi inquietud bajo otro viento.
¿He nacido otra vez? Ya sólo siento
un cuerpo hermoso, azul, que me encadena.

Y un oscuro clamor. De nuevo a solas,
late mi corazón en lo profundo
de este mar que me asume, y en él hundo
una sangre de amor bajo las olas.


Jose Luis Cano

1 de abril de 2025

SALOME



En el palacio hebreo, donde el suave
humo fragante por el sol deshecho,
sube a perderse en el calado techo
o se dilata en la anchurosa nave,

está el Tetrarca de mirada grave,
barba canosa y extenuado pecho,
sobre el trono, hierático y derecho,
como adormido por canciones de ave.

Delante de él, con veste de brocado
estrellada de ardiente pedrería,
al dulce son del bandolín sonoro,

Salomé baila y, en la diestra alzado,
muestra siempre, radiante de alegría,
un loto blanco de pistilos de oro.


Julián del Casal

SOBRE UNOS LABIOS MUERTOS





Ciega, impasible muerte de tu boca.
Está callada, está rota y oscura
aquella su rosada arquitectura
fiel a mis labios cálidos de roca.

La gloria de tu aliento ya no evoca
calientes rosas de esta tierra dura,
sino la sombra y soledad futura
de tus labios de mar. ¡Oh sol, invoca

tu luz más viva, y quema entre esos dientes,
de nieve ya, su lengua, amarantina,
clavel de su garganta delicada!

¡Fulgura en su humedad, y en los ardientes
arenales, de tu onda sibilina
un último sabor a su granada!


Jose Luis Cano