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24 de noviembre de 2020

ROMANCERO MUNDANO



1


El hijo del mayoral,
que hoy por amores se casa
con una serrana humilde,
que dicen que es su criada,


en el tálamo de flores
de variedad rodeada,
le dice que es, aunque pobre,
querida como su alma.


Los zagales que le sirven
pellicos de boda sacan,
agradecidos al pan
que comen siempre en su casa.


Viendo que el novio la ha dado
joyas, patenas y sartas,
así, al son del caramillo,
alegremente la cantan:


Diole el novio a la desposada
corales y zarcillos y patena de plata.


Los ricos zarcillos
que dio a su zagala
eran dos candados
de coral y nácar.


Su llave es de cruz,
de temor las guardas,
de amor las armellas,
de fe las cerrajas.


A los dos oídos
quiere que los traiga,
porque solamente
a su amor los abra.


Diole el novio a la desposada
corales y zarcillos y patena de plata.


De gotas de sangre
que el amor le saca,
pues dio por el pecho
la de sus entrañas,


hizo de corales
una rica sarta,
que se la echó alegre
al cuello del alma.


Una cruz le puso
con sangre esmaltada,
que, en vez de memorias
de su pasión, traiga.


Diole el novio a la desposada
corales y zarcillos y patena de plata.


Diole una patena
de bruñida plata,
y en ella el Cordero
que San Juan señala.


Patena que puede
en la iglesia santa
ser del Cuerpos Cristo
cuando le consagran.


Patena en que el cura,
con gusto y con gracia,
nos da el pan bendito
a la gente honrada.


Diole el novio a la desposada
corales y zarcillos y patena de plata.




2



A vistas sale un galán
muerto de amor por su dama,
a quien trae desde una herida
en su pecho atravesada.


Es tan hombre, que una tarde,
solo en una empalizada,
ser su verdadero amante
ganó por punta de lanza.


Es tan hermoso, que a coros
no pocas noches le cantan
que a los hijos de los hombres
en belleza se aventaja.


Trae debajo de la lengua
virgen miel y leche blanca,
y por sus labios de rosas
se dice que vierte gracia.


Llámanle, por liberal,
el de la mano horadada,
porque suele dar tal vez
la sangre de las entrañas.


Es su corazón de fuego,
cuyas amorosas llamas
hicieron al noble pecho
reventar como granada.


Con estas divinas partes,
con todo el corazón ama
a quien le es tan desigual,
que pudiera ser su esclava.


Fuese derecho a la iglesia
porque supo que allá estaba,
y con un vestido ajeno
para verla se disfraza.


Ella, que por fe le adora,
porque alegre se la guarda,
rebosado le conoce
porque se lo dice el alma.


Que en la forma que le mira
está sobre su palabra,
que se lo han dicho personas
que sabe que no la engañan.


Sabe que aunque la desea
que quiere en la fe probarla,
y enfrente dél de rodillas
desta manera le habla:


Pues a vistas avéis venido,
dejados ver, vida mía,
porque sin la vuestra
no ay buena vista.


¿Teméis de que esa manera
que podréis, siendo mi bien,
parecerme menos bien
y que si os miro no os quiera?


Si queréis que no me muera,
quitad la capa de encima,
porque sin la vuestra
no ay buena vista.


Que queréis, podrá pensar
el que rebosado os viere,
que si bien no os pareciere,
dejaros de desposar;


supla lo que os supe amar
lo que me falta de linda,
porque sin la vuestra
no ay buena vista.


Si ansí de mí os encubrís,
diré de contento llena
que pues la capa es ajena,
que en cuerpo a vistas venís;


encubierto descubrís
mil hermosuras divinas,
porque sin la vuestra
no ay buena vista.




3



Serrana de mis deseos
herido de amor me avéis,
que aún me traigo las señales
en las manos y en los pies.


Por vos, hermosa serrana,
a aquella tierra bajé
para ser lo que no era,
aunque sin dejar mi ser.


Un jueves en una cena
tanto por vos me empeñé,
que se creyó, por ser tanto,
como una cosa de fe.


A vuestras puertas clavado
ser muy hombre me mostré,
pues vencí vuestros contrarios
siendo solo y ellos tres.


Abierto os traigo mi pecho
para que en él os entréis,
ved que está sin corazón,
como no estáis vos en él.


Como vos, serrana hermosa,
sois perdida por comer,
os traigo un plato cubierto
que puede comerle el Rey.


Quiero una música daros,
pues que de galanes es.
Músicos de mi capilla,
decid como yo diré:


Pastora del alma,
escucha mi voz,
que a tu puerta en cuerpo
me tiene el amor.


Hermosa como la luna
y escogida como el sol,
escucha mi voz.


Con uno de tus cabellos
me has herido el corazón,
escucha mi voz.


El Rey tienes a tus puertas
en traje de labrador,
escucha mi voz.


Éntrame dentro y verás
que en mí vino a verte Dios,
escucha mi voz.

Pastora del alma, 
escucha mi voz,
que a tu puerta en cuerpo
me tiene el amor.


Más noble soy que David,
más sabio que Salomón,
escucha mi voz.


Más rico soy que Abraham
y más galán que Jacob,
escucha mi voz.


Soy más que Absalón hermoso
y más fuerte que Sansón,
escucha mi voz.


Que a qué estos fueron mi sombra,
pero yo solo el que soy,
escucha mi voz.


Pastora del alma, 
escucha mi voz,
que a tu puerta en cuerpo
me tiene el amor.




Ábreme, paloma mía,
y cenaremos los dos,
escucha mi voz.


Pan y vino que en el cielo
nadie lo come mejor,
escucha mi voz.


En mí te quedarás tú,
en ti me quedaré yo,
escucha mi voz.


Dios soy, alma, y si me comes
serás lo mismo que soy,
escucha mi voz.


Pastora del alma,
escucha mi voz,
que a tu puerta en cuerpo
me tiene el amor.


Jose Valdivieso