- III -
¿Qué dice la ola
que va perdida?
-Dice, ¿no oyes?:
Yo soy la vida.
¿Y qué la rosa,
gala de un día?
-¿No la oyes? Dice:
Soy la alegría.
¿Y el ave en busca
de otra región?
-¿No va diciendo:
soy ilusión?
¿Y aquel lucero
que no se alcanza?
-¿No dice, acaso:
Soy esperanza?
¿Y estas tinieblas
en que me pierdo?
-¿No las conoces?
Son tu recuerdo.
¿Y este sollozo
de mi dolor?
-Tú bien lo sabes,
ese es tu amor.
- XII -
El alma que en la mirada
es caricia y embeleso,
se hace suspiro, y, temblando,
penetra el alma en un beso.
- XIII -
Triste es la tarde, sin luz el cielo.
Niebla que pasas, ¿adónde vas?
-Sólo Dios, sabe mi incierto vuelo.
Niebla, ¿qué eres?
-Sombra, no más...
La noche llega, la flor se aduerme,
brisa que pasas con lento giro,
¿adónde vuelas?
-Voy a perderme.
Dime, ¿qué eres?
-Soy un suspiro.
Es alta noche: grato beleño
cierra mis ojos, y en lontananza
un ángel blanco miro, en mi sueño.
Ángel, ¿quién eres?
-Soy la esperanza.
Así es la vida; niebla pasajera
que cruza vagabunda por la esfera
deshaciéndose en vaga lontananza.
Y nuestra dicha, frágil e indecisa,
un suspiro que pasa con la brisa,
y sueño nada más nuestra esperanza.
- XVIII -
Corazón, ¿qué es lo que quieres?
Amor, dolores, placeres,
ya de todo te sacié,
y sin embargo, ¡te mueres,
y no sabes ni de qué...!
Manuel M. Flores