Te miro
y cuando la mirada vuelve
ya no es mía.
Te hablo y el otoño
se lleva las palabras
al resplandor de los ciegos.
Ya no verás mi cuerpo
ni su sudario,
porque he marchado
hasta donde permite
mi locura.
Felipe Servulo
y cuando la mirada vuelve
ya no es mía.
Te hablo y el otoño
se lleva las palabras
al resplandor de los ciegos.
Ya no verás mi cuerpo
ni su sudario,
porque he marchado
hasta donde permite
mi locura.
Felipe Servulo