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24 de marzo de 2010

GLOSA DE. JUSTA FUE MI PERDICION





Bien supo el amor qué hizo
en darme tal pensamiento,
pues del primer movimiento
a sí mismo satisfizo
y a mí me dexó contento.

Satisfizo la razón
al amor, y él a ella;
luego supo el coraçón
que'n tan onrada querella
justa fue mi perdición.

Tan contento y tal me tiene
la congoxa que'n mí stá,
que, si dolor sobreviene,
el mal que tengo se va
de gozo d'aquel que viene.

Y si queda algún tormento,
súfrese con el quereros,
que'n mi grave pensamiento
sólo en ver que supe veros
de mis males soy contento.

Aunque a mi mal contradiga
el cuerpo por la su falta,
rompiendo toda la liga,
el alma, como más alta,
se'ntremete en mi fatiga.

Y puesto mi coraçón
ante vos, como juzgado,
atentado en su pasión
dize: "Ya, pues soy pagado,
non espero gualardón".

La congoxa que padezco
de buena me da la vida,
que'n ser vos por quien fenezco
mi mal paga la medida
de lo que por él merezco.

Con este conocimiento,
pagado de mi pasión,
voy diziendo, de contento,
sin dar cabo a mi razón,
pues, vuestro merecimiento.

Acabó el entendimiento
lo que agora aquí se dize,
y dixo a mi pensamiento:
"Pues por vos me satisfize,
tené vos mi regimiento".

Tras esto, en mi coraçón,
vi sonar esta respuesta:
"Ved mi mal, si es con razón,
que la pena, en venir presta,
satisfizo a mi pasión".

Parece bien ordenado,
por razón de buena ley,
que, si acaso un condenado
viere el rostro de su rey,
luego allí quede librado.

Así, puesto que's perdida
mi vida ya por quereros,
para el alma, que's vencida,
un solo punto de veros
es vitoria conocida.

De contenta, mi memoria
mil vezes me dize: "¡Calla!,
que'n guerra de tanta gloria
sólo entrar en la batalla
fue sombra de gran vitoria".

Sólo averos conocido
es tan gran lustre d'amor
que, por más que sté perdido,
siempre será vencedor
quien de vos queda vencido.

Contra Amor y su pasión
en campo quise provarme,
y vos, a mala sazón,
cuando Amor quiso matarme,
luego echastes el bastón.

Esto fue, porque perdida,
sin morir, fuese mi suerte
y porque's cosa sabida
que'scusava yo mi muerte
en perder por vos la vida.

Así agora triste quedo
sin morir, y con penar,
y entre mí digo, con miedo:
"Ved cómo podré ganar,
que aun sólo perder no puedo".

Después me dize'l sentido:
"¿Por qué me matas cuitado?
¿No tienes tú conocido,
por tormento tan onrado,
que's ganado el que's perdido?"

Si del mal que m'á venido
me viene'l contentamiento,
será muy firme argumento
que, cuanto más afligido,
tanto más seré contento.

Y pues viene la pasión,
y el descanso en una cuenta,
lo que sufre'l coraçón,
el coraçón lo consienta
pues lo consiente razón.

Vuestra vista saltealla
no es mucho quien tanto os quiere,
que'l que de hambre se muere,
si roba el comer que halla,
toda buena ley lo quiere.

Yo, de veros muy hambriento,
con miraros me sostengo,
y cuando más pena tengo
con el bien del pensamiento
consiento en mi perdimiento.

Algún bien yo demandaros
desvergüença me parece,
que ¿cómo podré yo daros
por el bien lo que merece,
si el mal no puedo pagaros?

Alcança mi coraçón
de su mal un bien tan largo
que, pues ya de mi pasión
yo, señora, os quedo en cargo,
non espero galardón.

No bivo desesperado
y bivo sin esperança,
que'l que se da por pagado
no spera, que, pues alcança,
esperar es escusado.

Si basta mi pensamiento
a darme tan justa paga
que me haga'star contento,
no es mucho me satisfaga,
pues, vuestro merecimiento.

Cuando acuerda el sentimiento,
y a pensar en vos se'ncierra,
entre mí me descontento
del cuerpo que, 'n ser de tierra,
me'mbaraça el pensamiento.

Para cuantas cosas son
es estar por vos penado
de tan alto coraçón,
que solo avello pensado
satisfizo a mi pasión.

Juan Boscán