A un caballero de la casa del duque de Híjar, que trajo un francolín al autor de parte de la duquesa Doña Estefanía, siendo dama
Si es cosa cierta, señor,
que suelto el francolín canta,
y le añuda la garganta
la vista del cazador;
por retrato de mi amor
la dulce tirana mía
este francolín me envía:
mas si a cantar me atreví,
y en viéndola enmudecí,
yo seré cisne algún día.
Bartolome Aregensola