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26 de diciembre de 2009

ROMANCES



1

¿Qués de ti, desconsolado?
¿Qués de ti, rey de Granada?
¿Qués de tu tierra y tus moros?
¿Dónde tienes tu morada?

Reniega ya de Mahoma
y de su seta malvada,
que bivir en tal locura
es una burla burlada.

Torna, tórnate, buen rey,
a nuestra ley consagrada,
porque si perdiste el reyno
tengas ellalma cobrada;
de tales reyes vencido
onrra te deve ser dada.

¡O Granada noblecida,
por todo el mundo nombrada!,
hasta aquí fueste cativa
y agora ya libertada.

Perdióte el rey don Rodrigo
por su dicha desdichada;
ganóte el rey don Fernando
con ventura prosperada,

la reyna doña Ysabel,
la más temida y amada,
ella con sus oraciones
y él con mucha gente armada.

Según Dios haze sus hechos
la defensa era escusada,
que donde Él pone su mano
lo impossible es quasi nada.

2

Por unos puertos arriba
de montaña muy escura
caminava el cavallero,
lastimado de tristura;

el cavallo dexa muerto
y él a pie, por su ventura,
andando de sierra en sierra
de camino no se cura,

huyendo de las florestas,
huyendo de la frescura,
métese de mata en mata
por la mayor espessura;

las manos lleva añudadas,
de luto la vestidura,
los ojos puestos en tierra
sospirando sin mesura.

En sus lágrimas bañado,
más que mortal su figura,
su bever y su comer
es de lloro y amargura;

que de noche ni de día
nunca duerme ni assegura,
despedido de su amiga
por su más que desventura.

A verle de consolar
no basta seso y cordura;
biviendo penada vida
más penada la procura,
que los coraçones tristes
quieren más menos holgura.

3

Mi libertad en sossiego,
mi coraçon descuydado,
sus muros y fortaleza
amores me la han cercado.

Razón y seso y cordura,
que tenía a mi mandado,
hizieron trato con ellos,
¡malamente me han burlado!

Y la fe, que era el alcayde,
las llaves les ha entregado;
combatieron por los ojos,
diéronse luego de grado,

entraron a escala vista,
con su vista han escalado,
subieron dos mil sospiros,
subió passión y cuydado
diziendo: "¡Amores, amores!"
su pendón han levantado.

Quando quise defenderme
ya estava todo tomado;
huve de darme a presión
de grado, siendo forçado.

Agora, triste cativo,
de mí estoy enagenado,
quando pienso libertarme
hállome más cativado.

No tiene ningún concierto
la ley del enamorado;
del amor y su poder
no ay quién pueda ser librado.

4

Yo me estava reposando,
durmiendo, como solía,
recordé, triste, llorando
con gran pena que sentía.

Levantéme, muy sin tiento,
de la cama en que dormía,
cercado de pensamiento,
que valer no me podía.

Mi passión era tan fuerte
que de mí yo no sabía,
comigo estava la muerte
por tenerme compañía.

Lo que más me fatigava
no era porque muría,
mas era porque dexava
de servir a quien servía.

Servía yo una señora
que más que a mí la quería
y ella fue la causadora
de mi mal sin mejoría.

La medianoche passada,
ya que era cerca del día,
salíme de mi posada
por ver si descansaría.

Fuy para donde morava
aquella que más quería
por quien yo triste penava,
mas ella no parecía.

Andando todo turbado
con las ansias que tenía,
vi venir a mi cuydado
dando bozes, y dezía:

"Si dormís, linda señora,
recordad, por cortesía,
pues que fuestes causadora
de la desventura mía.

Remediad mi gran tristura,
satisfazed mi porfía,
porque si falta ventura
del todo me perderla."

Y con mis ojos llorosos
un triste llanto hazía
con sospiros congoxosos
y nadie no parecía.

En estas cuytas estando,
como vi que esclarecía,
a mi casa, sospirando,
me volví, sin alegría.

5

Gritando va el cavallero,
publicando su gran mal,
vestidas ropas de luto
aforradas en sayal,

por los montes sin camino,
con dolor y sospirar,
llorando a pie descalço,
jurando de no tornar

adonde viesse mugeres,
por nunca se consolar
con otro nuevo cuydado
que le hiziesse olvidar

la memoria de su amiga
que murió sin la gozar;
va buscar las tierras solas
para en ellas abitar.

En una montaña espessa,
no cercana de lugar,
hizo casa de tristura,
ques dolor de la nombrar,
de una madera amarilla
que llaman desesperar.

Paredes de canto negro
y también negra la cal,
las tejas puso leonadas
sobre tablas de pesar.

El suelo hizo de plomo
porques pardillo el metal,
las puertas chapadas dello
por su trabajo mostrar.

Y sembró por cima el suelo
secas hojas de parral,
ca do no s'esperan bienes
esperança no ha destar.

En aquesta casa escura
que hizo para penar
haze más estrecha vida
que los frayles del paular
que duermen sobre sarmientos
y aquéllos son su manjar.

Lo que llora es lo que beve
y aquello torna a llorar
no más de una vez al día
por más se dibilitar.

Del color de la madera
mandó una pared pintar,
un doser de blanca seda
en ella mandó parar.

Y de muy blanco alabastro
hizo labrar un altar
con cánfora vitumado,
de raso blanco el frontal.

Puso el bulto de su amiga
en él para le adorar:
el cuerpo de plata fina,
el rostro era de cristal,
un brial vestido blanco
de damasco singular,

mongil de blanco brocado
forrado en blanco cendal,
sembrado de lunas llenas,
señal de casta final.

En la cabeça le puso
una corona real,
guarnecida de castañas
cogidas del castañar.

Lo que dize la castaña
es cosa muy de notar:
las cinco letras primeras
el nombre de la sin par;
murió de veynte y dos años
por más lástima dexar.

La su gentil hermosura,
¡quién que la sepa loar!,
ques mayor que la tristura
del que la mandó pintar.

En lo quél passa su vida
es en la siempre mirar;
cerró la puerta al plazer,
abrió la puerta al pesar,
abrió la para quedarse
pero no para tornar.

6

Descúbrasse el pensamiento
de mi secreto cuydado,
pues descubren mis dolores
mi bivir desesperado.

Que una señora a quien sirvo
mi servir tiene olvidado;
con mi muerte mi servicio
ha de ser galardonado.

Si días m'á dado tristes,
las noches nunca he holgado;
su beldad me hizo suyo,
hermosura en tanto grado
quen su gesto muy hermoso
el de Dios está esmaltado.

De sus gracias excelentes
todo el mundo está espantado;
su crueldad está secreta
y mi mal muy publicado.

¡Dolor de mí, que me veo
suyo de fuerça, de grado!
¡Ay de mí, que la miré
para bivir lastimado!

Triste, ya sin esperança,
loco amador desamado,
aborrecido, cativo,
más que todos desdichado.

Pues que no sé desamar,
¿para qué fue namorado?,
¿para llorar y plañir
gloria del tiempo passado?,

¿para pesar y dolor
siempre tener acordado?
Ningún remedio ventura
para mi mal ha dexado.

Consejos m'án hecho triste,
consuelos, desconsolado;
con los muertos ando bivo
y con los bivos finado.

¡Ved si vieron los nacidos
vida de hombre más penado!
La sepultura fallesce,
quel bivir es acabado;
dádgela, señora, vos,
pues la muerte le avéys dado.

Sed piadosa en el morir,
pues la vida os ha enojado,
y mandad poner encima,
por armas y por ditado,
de letras negras escritas:
"Aquí yaze sepultado
quien murió, en cuyo servicio
nunca le vieron mudado."

Juan del Encina