El mar estaba temblando
del frío que lo inundaba.
La tarde apagó su ira
con fuegos que iba matando.
Al borde de los caminos,
en las piedras, en los llanos,
sonaban las espadañas
y algún viejo campanario.
La tarde se volvió oscura,
las nubes se apretujaron
en las montañas cuajadas,
en el cielo, como nardos.
Tu mano buscó mi mano.
todo se hundió en el silencio.
El sol se estaba apagando.
Tu boca buscó mi boca,
tus labios dijeron algo.
La noche trajo su manto.
Yo no supe contestarte.
Detrás las sombras...al fondo...
al fondo tus ojos pardos.
Una lágrima hacia adentro.
El sueño inundó tu cuerpo...
mi mano sobre tu mano.
Jose Antonio Azpeitia
del frío que lo inundaba.
La tarde apagó su ira
con fuegos que iba matando.
Al borde de los caminos,
en las piedras, en los llanos,
sonaban las espadañas
y algún viejo campanario.
La tarde se volvió oscura,
las nubes se apretujaron
en las montañas cuajadas,
en el cielo, como nardos.
Tu mano buscó mi mano.
todo se hundió en el silencio.
El sol se estaba apagando.
Tu boca buscó mi boca,
tus labios dijeron algo.
La noche trajo su manto.
Yo no supe contestarte.
Detrás las sombras...al fondo...
al fondo tus ojos pardos.
Una lágrima hacia adentro.
El sueño inundó tu cuerpo...
mi mano sobre tu mano.
Jose Antonio Azpeitia