CafePoetas es un Blog sin animo de lucro donde se rinde homenaje a poetas de ayer, hoy y siempre.

31 de octubre de 2007

YA QUE PARA DESPEDIRME




Ya que para despedirme,
dulce idolatrado dueño,
ni me da licencia el llanto
ni me da lugar el tiempo,

háblente los tristes rasgos,
entre lastimosos ecos,
de mi triste pluma, nunca
con más justa causa negros.

Y aun ésta te hablará torpe
con las lágrimas que vierto,
porque va borrando el agua
lo que va dictando el fuego.

Hablar me impiden mis ojos;
y es que se anticipan ellos,
viendo lo que he de decirte,
a decírtelo primero.

Oye la elocuencia muda
que hay en mi dolor, sirviendo
los suspiros, de palabras,
las lágrimas, de conceptos.

Mira la fiera borrasca
que pasa en el mar del pecho,
donde zozobran, turbados,
mis confusos pensamientos.

Mira cómo ya el vivir
me sirve de afán grosero;
que se avergüenza la vida
de durarme tanto tiempo.

Mira la muerte, que esquiva
huye porque la deseo;
que aun la muerte, si es buscada,
se quiere subir de precio.

Mira cómo el cuerpo amante,
rendido a tanto tormento,
siendo en lo demás cadáver,
sólo en el sentir es cuerpo.

Mira cómo el alma misma
aun teme, en su ser exento,
que quiera el dolor violar
la inmunidad de lo eterno.

En lágrimas y suspiros
alma y corazón a un tiempo,
aquél se convierte en agua,
y ésta se resuelve en viento.

Ya no me sirve de vida
esta vida que poseo,
sino de condición sola
necesaria al sentimiento.

Mas, por qué gasto razones
en contar mi pena y dejo
de decir lo que es preciso,
por decir lo que estás viendo?

En fin, te vas, ay de mi!
Dudosamente lo pienso:
pues si es verdad, no estoy viva,
y si viva, no lo creo.

Posible es que ha de haber día
tan infausto, funesto,
en que sin ver yo las tuyas
esparza sus luces Febo?

Posible es que ha de llegar
el rigor a tan severo,
que no ha de darle tu vista
a mis pesares aliento?

Ay, mi bien, ay prenda mía,
dulce fin de mis deseos!
Por qué me llevas el alma,
dejándome el sentimiento?

Mira que es contradicción
que no cabe en un sujeto,
tanta muerte en una vida,
tanto dolor en un muerto.

Mas ya que es preciso, ay triste!,
en mi infeliz suceso,
ni vivir con la esperanza,
ni morir con el tormento,

dame algún consuelo tú
en el dolor que padezco;
y quien en el suyo muere,
viva siquiera en tu pecho.

No te olvides que te adoro,
y sírvante de recuerdo
las finezas que me debes,
si no las prendas que tengo.

Acuérdate que mi amor,
haciendo gala de riesgo,
sólo por atropellarlo
se alegraba de tenerlo.

Y si mi amor no es bastante,
el tuyo mismo te acuerdo,
que no es poco empeño haber
empezado ya en empeño.

Acuérdate, señor mío,
de tus nobles juramentos;
y lo que juró la boca
no lo desmientan tus hechos.

Y perdona si en temer
mi agravio, mi bien, te ofendo,
que no es dolor, el dolor
que se contiene atento.

Y adiós; que con el ahogo
que me embarga los alientos,
ni sé ya lo que te digo
ni lo que te escribo leo.

Sor Juana Inés De La Cruz

30 de octubre de 2007

TU NO SABES AMAR



Tú no sabes amar; ¿acaso intentas
darme calor con tu mirada triste?
El amor nada vale sin tormentas,
¡sin tempestades... el amor no existe!

Y sin embargo, ¿dices que me amas?
No, no es el amor lo que hacia mí te mueve:
el Amor es un sol hecho de llamas,
y en los soles jamás cuaja la nieve.

¡El amor es volcán, es rayo, es lumbre,
y debe ser devorador, intenso,
debe ser huracán, debe ser cumbre...
debe alzarse hasta Dios como el incienso!

¿Pero tú piensas que el amor es frío?
¿Que ha de asomar en ojos siempre yertos?
¡Con tu anémico amor... anda, bien mío,
anda al osario a enamorar los muertos!

Julio Flores

CANCION DE LA NOCHE




Fue mía una noche. Llegó de repente,
y huyó como el viento, repentinamente.
Alumna curiosa que aprendió el placer,
fue mía una noche. No la he vuelto a ver.
Fue la noche sola de una sola estrella.
Si miro las nubes, después pienso en ella.
Mi amor no la busca; mi amor no la llama;
la flor desprendida no vuelve a la rama,
y las ilusiones son como un espejo
que cuando se empaña pierde su reflejo.

Fue mía una noche, locamente mía:
me quema los labios su sed todavía.
Bella como pocas, nunca fue más bella
que soñando el sueño de la noche aquella.
Su amor de una noche sigue siendo mío:
la corriente pasa, pero queda el río;
y si ella es la estrella de una noche sola,
yo he sido en su playa la primera ola.

Amor de una noche que ignoró el hastío.
Somos las distantes orillas de un río,
entre las que cruza la corriente clara,
y el agua las une, pero las separa.
Amor de una noche: si vuelves un día,
ya no he de sentirte tan loca y tan mía.
Más que la tortura de una herida abierta,
mi amor ama el viento que cierra una puerta.

El amor florece tierra movediza,
y es ley de la llama trocarse en cenizas.
El amor que vuelve, siempre vuelve en vano,
así como un ciego que tiende la mano.
Amor de una noche sin amanecer:
¡Acaso prefiero no volverte a ver!

Jose Angel Buesa

29 de octubre de 2007

EL HOMBRE IMAGINARIO



El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario.

De los muros que son imaginarios
penden antiguos cuadros imaginarios,
irreparables grietas imaginarias
que representan hechos imaginarios
ocurridos en mundos imaginarios
en lugares y tiempos imaginarios.

Todas las tardes imaginarias
sube las escaleras imaginarias
y se asoma al balcón imaginario
a mirar el paisaje imaginario
que consiste en un valle imaginario
circundado de cerros imaginarios.

Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias
a la muerte del sol imaginario.

Y en las noches de luna imaginaria
sueña con la mujer imaginaria
que le brindó su amor imaginario,
vuelve a sentir ese mismo dolor
ese mismo placer imaginario
y vuelve a palpitar
el corazón del hombre imaginario.

Nicanor Parra

27 de octubre de 2007

LA CARTA EN EL CAMINO



Adios, pero conmigo serás, irás adentro de una gota de sangre que circule en mis venas o fuera, beso que me abrasa el rostro o cinturón de fuego en mi cintura.
Dulce mía, recibe el gran amor que salió de mi vida y que en ti no encontraba territorio como el explorador perdido en las islas del pan y de la miel.
Yo te encontré después de la tormenta, la lluvia lavó el aire y en el agua tus dulces pies brillaron como peces. Adorada, me voy a mis combates. Arañaré la tierra para hacerte una cueva y allí tu Capitán te esperará con flores en el lecho.
No pienses más, mi dulce, en el tormento que pasó entre nosotros como un rayo de fósforo dejándonos tal vez su quemadura.
La paz llegó también porque regreso. a luchar a mi tierra, y como tengo el corazón completo con la parte de sangre que me diste para siempre, y como llevo las manos llenas de tu ser desnudo, mírame, mírame, mírame por el mar, que voy radiante, mírame por la noche que navego, y mar y noche son los ojos tuyos.
No he salido de ti cuando me alejo. Ahora voy a te: mi tierra será tuya, yo voy a conquistarla, no sólo para dártela, sino que para todos, para todo mi pueblo.
Saldrá el ladrón de su torre algún día. Y el invasor será expulsado. Todos los frutos de la vida crecerán en mis manos acostumbrados antes a la pólvora.
Y sabré acariciar las nuevas flores porque tú me enseñaste la ternura. Dulce mía, adorada, vendrás conmigo a luchar cuerpo a cuerpo porque en mi corazón viven tus besos como banderas rojas, y si caigo, no sólo me cubrirá la tierra sino este gran amor que me trajiste y que vivió circulando en mi sangre.
Vendrás conmigo, en esa hora te espero, en esa hora y en todas las horas, en todas las horas te espero.
Y cuando venga la tristeza que odio a golpear a tu puerta, dile que yo te espero y cuando la soledad quiera que cambies la sortija en que está mi nombre escrito, dile a la soledad que hable conmigo, que yo debí marcharme porque soy un soldado, y que allí donde estoy, bajo la lluvia o bajo el fuego, amor mío, te espero, te espero en el desierto más duro y junto al limonero florecido: en todas partes donde esté la vida, donde la primavera está naciendo, amor mío, te espero.
Cuando te digan "Ese hombre no te quiere", recuerda que mis pies están solos en esa noche, y buscan los dulces y pequeños pies que adoro.
Amor, cuando te digan que te olvidé, y aun cuando sea yo quien lo dice, cuando yo te lo diga, no me creas, quién y cómo podrían cortarte de mi pecho y quién recibiría mi sangre cuando hacia ti me fuera desangrando? Pero tampoco puedo olvidar a mi pueblo.
Voy a luchar en cada calle, detrás de cada piedra.
Tu amor también me ayuda: es una flor cerrada que cada vez me llena con su aroma y que se abre de pronto dentro de mí como una gran estrella. Amor mío, es de noche. El agua negra, el mundo dormido, me rodean. Vendrá luego la aurora y yo mientras tanto te escribo para decirte: "Te amo". Para decirte "Te amo", cuida, limpia, levanta, defiende nuestro amor, alma mía.
Yo te lo dejo como si dejara un puñado de tierra con semillas. De nuestro amor nacerán vidas.
En nuestro amor beberán agua. Tal vez llegará un día en que un hombre y una mujer, iguales a nosotros, tocarán este amor, y aún tendrá fuerza para quemar las manos que lo toquen.
¿Quiénes fuimos? ¿Qué importa? Tocarán este fuego y el fuego, dulce mía, dirá tu simple nombre y el mío, el nombre que tú sola supiste porque tú sola sobre la tierra sabes quién soy, y porque nadie me conoció como una, como una sola de tus manos, porque nadie supo cómo, ni cuándo mi corazón estuvo ardiendo: tan sólo tus grandes ojos pardos lo supieron, tu ancha boca, tu piel, tus pechos, tu vientre, tus entrañas y el alma tuya que yo desperté para que se quedara cantando hasta el fin de la vida. Amor, te espero.
Adiós, amor, te espero. Amor, amor, te espero. Y así esta carta se termina sin ninguna tristeza: están firmes mis pies sobre la tierra, mi mano escribe esta carta en el camino, y en medio de la vida estaré siempre junto al amigo, frente al enemigo, con tu nombre en la boca y un beso que jamás se apartó de la tuya.


Pablo Neruda

CUANDO SEPAS HALLAR UNA SONRISA



Cuando sepas hallar una sonrisa
en la gota sutil que se rezuma
de las porosas piedras, en la bruma,
en el sol, en el ave y en la brisa;

cuando nada a tus ojos quede inerte,
ni informe, ni incoloro, ni lejano,
y penetres la vida y el arcano
del silencio, las sombras y la muerte;

cuando tiendas la vista a los diversos
rumbos del cosmos, y tu esfuerzo propio
sea como potente microscopio
que va hallando invisibles universos,

entonces en las flamas de la hoguera
de un amor infinito y sobrehumano,
como el santo de Asís, dirás hermano
al árbol, al celaje y a la fiera.

Sentirás en la inmensa muchedumbre
de seres y de cosas tu ser mismo;
serás todo pavor con el abismo
y serás todo orgullo con la cumbre.

Sacudirá tu amor el polvo infecto
que macula el blancor de la azucena,
bendecirás las márgenes de arena
y adorarás el vuelo del insecto;

y besarás el garfio del espino
y el sedeño ropaje de las dalias...
y quitarás piadoso tus sandalias
por no herir a las piedras del camino.

Enrique González Martínez

26 de octubre de 2007

ROMANCE DE LA LIRIO



Por la arena de la playa
va con un hombre "la Lirio".
La tarde pone en sus ojos
un barco de plata y vidrio,
mientras que Cádiz se enciende
a lo lejos como un cirio,
en un altar encalado
de torres en equilibrio.

-No sé qué sería de mí
si me dejaras, mocito-,
suspira dulce y lejana
y en un sollozo, "la Lirio".

El hombre moreno y alto
con voz de viento salino
le dice mientras su talle
aprieta como un jacinto:
-Llevo tu nombre en el brazo
tatuado desde niño
y en el corazón un ancla
de juramento perdido.

Por la arena de la playa
viene cantando un chiquillo:

-La Lirio, la Lirio tiene,
tiene una pena la Liro
y se le han puesto las sienes
moraítas de martirio-

Cádiz, de cal, a lo lejos,
huele a guitarra y a vino.
"La Bizcocha" es una vaca
con sortijas en los dedos,
voz de aguardiente de Rute
y cintura de brasero.
"La Bizcocha" lleva siempre
en su labio amarillento
una colilla colgada
y una blasfemia en acecho.

-¿No vino "la Lirio"?
-No-,
responde una voz en eco
-¡Mardita sea...!
La colilla
cae de los labios al suelo,
como un sucio equilibrista
que cayera de un trapecio.
Y por la taberna va
un taco de carretero
que se clava en la flamenca
de un cartel de toros viejo.
En una mesa, con sorna,
canta un viejo marinero:

-Se dice si es por un hombre,
se dice que si es por do;
pero la verdá del cuento
¡Ay, Señó de los tormentos!
la saben la Lirio y Dió-

Sobre el mostrador, borracha,
"La Bizcocha" está durmiendo
un sueño de peluconas
con "la Lirio" de por medio.

-¿Estará el barco en la playa?
-Estará al amanecer...
-Pos descanse usía tranquilo,
que allí se la llevaré.
-¿Y si ella no quiere, vieja?
-Poco sabe su mersé
de las razones que tiene
mi "menda" pa convensé...
¡Sincuenta moneas de oro!
¡Vaya rasones, y olé!

Y una voz entre la sombra
termina el romance aquel:

-Qu fue con un bebediso
de menta y ajonjolí;
que fue una noche de luna,
que fue una tarde de abrí-

-¿Dónde está mi blanca novia,
dónde está que no la veo?
(Un barco en la madrugada
se va perdiendo a lo lejos...)

-¿Dónde está "la Lirio", dónde,
que yo sin verla me muero?
(Mocito, busca otra novia
porque esa tiene ya dueño
y va en un trono de espuma
navegando mar adentro...)

-Mira su nombre en mi brazo,
sobre mis venas latiendo,
y en mi pulso y en mi lengua
y en la punta de mis dedos.
(Para tapar ese nombre
ponte un brazalete negro...)

-¡Mira que la llevo aquí
crucificada en mis centros!
(Arráncate las entrañas
y da tu dolor al viento...)

¡Mira que de no mirarla
me estoy muriendo y muriendo!
(Pues encomienda tu alma
porque ese amor está muerto...)
Amarga, de Puerta Tierra,
viene la voz de un flamenco:

-A la mar maera,
y a la Virgen, cirio,
y pa duquitas, mare de mi arma,
pa duquitas negras,
las que tié la Lirio-

Caminito de las Indias
un barco se va perdiendo.
"La Lirio" corta sus trenzas
con tijeritas de acero,
llenando el mar de suspiros
y el aire de juramentos,
mientras que, roto, en la playa
-veleta de amores muertos-,
clavando su desengaño
en la Rosa de los Vientos,
moreno de sal y luna,
llora y llora un marinero.

Rafael de León

24 de octubre de 2007

VOLVER A LOS DIECISIETE

Volver a los diecisiete
después de vivir un siglo,
es como descifrar cifras
sin ser sabio competente.
Volver y ser de repente
tan frágil como un segundo,
volver a sentir a profundo
como un niño frente a Dios,
eso es lo que siento Yo
en este instante fecundo.
Se va enredando, enredando
como en el muro la hiedra
y va brotando, brotando
como el musguito en la piedra.
Como el musguito en la piedra
ay, si, si, si...
Un paso retrocedido
cuando el de ustedes avanza;
el arco de las alianzas
ha penetrado en mi nido
con todo su colorido
se ha paseado por mis venas
y hasta la dura cadena
Conque nos ata el destino;
es como un diamante fino
que alumbra mi alma serena.
Lo que puede el sentimiento
no lo ha podido el saber.
Ni el mas claro proceder,
ni el más ancho pensamiento;
todo lo cambia el momento
cual mago condescendiente,
no sabe que dulcemente
de rencores y violencias,
solo el amor con su ciencia
nos vuelve tan inocentes.
El amor es torbellino
de pureza original,
hasta el feroz animal
zozobra a su dulce trino,
detiene los peregrinos.
libera a los prisioneros,
el amor con sus esmeros,
al viejo lo vuelve niño,
y al malo solo el cariño
lo vuelve a poner sincero.

Violeta Parra

QUIEN SUPIERA ESCRIBIR






Escribidme una carta, señor cura.
-Ya sé para quién es.
-¿Sabéis quién es, porque una noche oscura
nos visteis juntos? - Pues.

-Perdonad; mas... -No extraño ese tropiezo
La noche... la ocasión...
Dadme pluma y papel. Gracias; Empiezo:
Mi querido Ramón:

-Querido?... Pero, en fin, ya lo habéis puesto...
-Si no queréis... -¡Sí, sí!
-Qué triste estoy! ¿No es eso? - Por supuesto
-¡Qué triste estoy sin tí!

Una congoja, al empezar, me viene...
-¿Cómo sabéis mi mal?...
-Para un viejo, una niña siempre tiene
el pecho de cristal.

¿Qué es sin ti el mundo? Un valle de amargura.
¿Y contigo? - Un edén.
-Haced la letra clara, señor cura;
que lo entienda eso bien.

-El beso aquel que de marchar a punto
te di... -¿Cómo sabéis?...
-Cuando se va y se viene y se está junto,
siempre... no os afentéis.

Y si volver tu afecto no procura,
tanto me harás sufrir...
-¿Sufrir y nada mas? No, señor cura,
¡que me voy a morir!

-¿Morir? ¿Sabéis que es ofender al cielo...
-Pues, sí señor ¡morir!
-Yo no pongo morir. - ¡Qué hombre de hielo!
¡Quién supiera escribir!


II

¡Señor rector, señor rector! en vano
me queréis complacer,
si no encarnan los signos de la mano
todo el ser de mi ser.

Escribidle, por Dios, que el alma mía
ya en mí no quiere estar;
que la pena no me ahoga cada día...
porque puedo llorar.

Que mis labios las rosas de su aliento,
no se saben abrir;
que olvidan de la risa el movimiento
a fuerza de sentir.

Que mis ojos, que el tiene por tan bellos,
cargados con mi afán,
como no tienen quien se mire en ellos,
cerrados siempre están.

Que es, de cuántos tormentos he sufrido,
la ausencia el más atroz;
que es un perpetuo sueño de mi oído
el eco de su voz...

Que siendo por su causa, el alma mía
¡goza tanto en sufrir!...
Dios mío, ¡cuántas cosas le diría
si supiera escribir!...



III

EPILOGO

-Pues señor, ¡bravo amor! Copio y concluyo;
A don Ramón... En fin,
que es inútil saber para esto arguyo
ni el griego ni el latín.-


Ramón de Campoamor

21 de octubre de 2007

LA NOCHE



Esos rasgos de luz, esas centellas
que cobran con amagos superiores
alimentos del sol en resplandores
aquello viven que se duele de ellas.

Flores nocturnas son: aunque tan bellas,
efímeras padecen sus ardores,
pues si un día es el siglo de las flores,
una noche es la edad de las estrellas.

De esa, pues, primavera fugitiva,
ya nuestro mal, ya nuestro bien se infiere;
registro es nuestro, o muera el sol o viva.

¿Qué duración habrá que el hombre espere,
o que mudanza habrá que no reciba
de astro que cada noche nace y muere?

Pedro Calderón de la Barca

DIALOGO DE LAGRIMAS



Quieres que cambie tus lágrimas
por una sola sonrisa mía,
y que tus lágrimas sean espinas
que hieren también mi corazón,
pero tu noble razón
me frecen piadosas
para poder hacer más hermosa
la firme sentencia de una ilusión,
pues, de sonrisas he tenido
un mundo entero, en el que creí,
pero hoy al querer intentarlo
ya no pude sonreír...
Y yo acepté tus lágrimas
y en canje nada ofrecí,
pero tus lágrimas y las mías
entablaron un diálogo así:

-Yo soy lágrima de quien
ha sabido dar sin esperar.
-Y yo lágrima de un hombre
que espero todo sin dar.
-Yo soy lágrima de un espejo
en el que me miro y quiero ser.
-Y yo lágrima de alguien
que ni sus propios ojos pudo ver.
-Pues entonces está claro,
nuestro destino es desigual,
mientras yo soy lágrima de espera,
tú eres agua de piedad.
-Yo soy lágrima sin sentido
pues no es culpa de alguien más.
-Y yo entiendo ser lágrima
únicamente si no estás.
-Pero como es eso, si ni siquiera sabes de mí ?

-Se que eres lágrima, y eso eres para ti.
-No se por qué estás, cuando no estoy,
puedes vivir en mi ausencia.
-Es verdad, mas en tu presencia
es cuando siento que no voy
a ponerme en los ojos tristes
de quien me envió a verte hoy.
-Es que yo soy lágrima de soledad y de antojo.
-Y yo entiendo tu sed, que saciaré de a poco.
-No hay de donde beber, soy lágrima seca.
-Pero yo tengo esa humedad,
de la que se da y no se presta.
-Entonces eres lágrima noble
de esas que ya no se encuentran.
-Hay muchas todavía
sólo están a la espera.
-Y qué esperan esas lágrimas
si son fruto de lo que eran?
-Encontrarse con otra lágrima
que tenga fe verdadera.
-Entonces, no pueden tocarme
mi fe esta perdida, por eso he salido
de los ojos, tal vez, arrepentidos
de quien no supo vivir.
-Y acaso piensas que yo
he sabido hacerlo ?
puede que en tu llanto no puedas verlo
pero tampoco yo supe,
cumplir todos mis sueños.
-Hagamos un trato, ya que ambos salimos
de ojos que han perdido
algo de su fuerza y de su fe
en este largo y estrecho camino,
volvamos a encontrarnos en los ojos
de quienes nos han enviado
a ver que todo lo pasado
puede ser revertido.
-Acepto el trato, lágrima, amigo,
y ya vez no hizo falta camino
para entender que le destino
a veces nos lleva del otro lado.
-Pues yo no se bien por qué sendero
he hasta ahora transitado
pero saber que están tus manos
me quitan temores y miedos...
-Y a mí, saber que has mojado
la mejilla de un ser tan humano
tan feliz me ha dejado
que me devuelve el aliento,
y se hace razón y sustento
en la razón de tu pecado...

Miguel Angel Turco

19 de octubre de 2007

JACULATORIA A LA NIEVE



¡Qué milagrosa es la Naturaleza!
Pues, ¿no da luz la nieve? Inmaculada
y misteriosa, trémula y callada,
paréceme que mudamente reza
al caer... ¡Oh nevada!:
tu ingrávida y glacial eucaristía
hoy del pecado de vivir me absuelva
y haga que, como tú, mi alma se vuelva
fúlgida, blanca, silenciosa y fría.

Amado Nervo

16 de octubre de 2007

A KEMPIS





Ha muchos años que busco el yermo,
ha muchos años que vivo triste,
ha muchos años que estoy enfermo,
¡y es por el libro que tu escribiste!

¡Oh Kempis, antes de leerte amaba
la luz, las vegas, el mar Océano;
mas tú dijiste que todo acaba,
que todo muere, que todo es vano!

Antes, llevado de mis antojos,
besé los labios que al beso invitan,
las rubias trenzas, los grande ojos,
¡sin acordarme que se marchitan!

Mas como afirman doctores graves,
que tú, maestro, citas y nombras,
que el hombre pasa como las naves,
como las nubes, como las sombras...,

huyo de todo terreno lazo,
ningún cariño mi mente alegra,
y con tu libro bajo del brazo
voy recorriendo la noche negra...

¡Oh Kempis, Kempis, asceta yermo,
pálido asceta, qué mal me hiciste!
¡Ha muchos años que estoy enfermo,
y es por el libro que tú escribiste!

Amado Nervo

15 de octubre de 2007

CIRCULO DE LA NADA


I


Yo nací al nivel del suelo,
pero me estaba elevando.
Mi ser se fue sublimando
y quiso aferrarse al cielo.
Mas tuve angustioso duelo
cuando supe que, subiendo,
al paso que iba ascendiendo,
un triste hueco dejaba,
y una visión se forjaba:
no subo... ¡me estoy hundiendo!

II
Mi cuerpo, andando el camino,
muy poco lugar recorre.
En cambio, mi alma no corre
y traspasa su destino.
Proceden los dos sin tino;
el uno vuela, y no llega;
inmóvil la otra navega
por regiones que no existen;
mas en su mente persisten,
y al universo se entrega.

III
Es la cúspide más alta
o en el abismo profundo,
en cualquier plano del mundo,
la paz en mi mente falta.
Y es que mi esencia se exalta
a cada golpe de vida:
tiene un ansia desmedida,
quiere encontrar saciedad;
mas duda que sea verdad
esa paz preconcebida.

IV
Toda la inquietud del mundo
vino a juntarse en mi ser,
y así comenzó a crecer
este abismo en que hundo.
Por eso tal vez confundo
toda luz con la negrura;
y una obsesión me tortura,
teniéndome aprisionada,
¿he nacido para nada,
o para alcanzar la altura?

V
En mí siempre el mismo tema:
el de la angustia redonda,
y es que mi razón ahonda
el centro de mi sistema.
Vivo un eterno problema:
a mi ser lo veo perdido,
¿con qué fin habrá nacido,
si tan sólo es una sombra
a la que el vivir asombra
sin encontrarle sentido?

Pita amor

11 de octubre de 2007

CUANDO LLEGUE AQUEL DIA


Un cotorro coqueto en un barrio apartado
donde engrupa al invierno la caricia solar,
y en verano nos brinde su racimo rosado
en el medio del patio el parral familiar.

El bulín donde nunca falte un ramo de rosas
y un deseo constante de gozar y vivir...
Un chamuyo sencillo pa' batir muchas cosas
y otro alegre y chispeante que nos haga reír.

De una linda pebeta el cariño primero
que no sepa ni medio de cuestiones de Amor...
El amor inocente, francamente sincero
de una pebeta linda como un durazno en flor.

La bohemia sensible de otra alma gemela
que se una a la mía en un hondo querer,
que le gusten los pibes cuando van a la escuela
y se apene conmigo en un atardecer.

Que de noche, al regreso de la diaria faena
donde tan duramente me rebusco el bullón,
con un beso en la boca le dé el opio a una pena
si una pena me talla dentro del corazón.

Y si un día notara, que irremediablemente,
por sus sueños no soy...
Que me diga al besarme
con dulzura en la frente:
"Mirá, viejo, me aburro,
perdóname, me voy".

Celedonio Flores

10 de octubre de 2007

POBRE JUAN




Te argüirán, entre muecas desdeñosas,
los nenitos, de Juan el carpintero:
que sería más útil un obrero
si ambas manos tuviese habilidosas".
Y después de soltar tan graves cosas,
como quien echa migas a un jilguero,
te dirán: "que rosal y duraznero
son rosaceos los dos, porque dan rosas".
Pero ven cuatro plantas florecidas
esos grandes filósofos enanos…
¡y van y las destrozan inhumanos
cual rapaces querubes homicidas!
Niños: en cada flor hay muchas vidas
y las manos que matan no son manos.

Almafuerte

8 de octubre de 2007

A ADRIANA




Mientras que acaso piensa tu tristeza
en la patria distante y sientes frío
al mirar donde estás, y el desvarío
de la fiebre conmueve tu cabeza,

yo soñando en tu amor y en tu belleza,
amor jamás por mi desgracia mío
de la profundidad de mi alma, envío
a la pena un saludo de terneza.

Si cuando va mi pensamiento errante
a buscarte en parejas de otro mundo
con la nostalgia se encontrara a solas

sobre las aguas de la mar gigante
entre el cielo purísimo y profundo
y el vaivén infinito de las olas.

Jose Asunción Silva

DISCRETO AMOR




Mi viejo corazón toca a una puerta,
mi viejo corazón, como un mendigo
con el afán de su esperanza incierta
pero callando lo que yo no digo.

Porque la que me hirió sin que lo advierta,
la que sólo me ve como un amigo
si alguna madrugada está despierta
nunca será porque soñó conmigo...

Y sin embargo, ante la puerta oscura
mi corazón, como un mendigo loco
va a pedir su limosna de ternura

Y cerrada otra vez, o al fin abierta,
no importa si alguien oye cuando toco,
porque nadie sabrá cuál es la puerta.

José Ángel Buesa

7 de octubre de 2007

DESDE LOS AFECTOS






¿Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?
Que uno sólo tiene que buscarlo y dárselo.
Que nadie establece normas salvo la vida.
Que la vida sin ciertas normas pierde forma.
Que la forma no se pierde con abrirnos.
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente.
Que no está prohibido amar.
Que también se puede odiar.
Que el odio y el amor son afectos.
Que la agresión porque sí, hiere mucho.
Que las heridas se cierran.
Que las puertas no deben cerrarse.
Que la mayor puerta es el afecto.
Que los afectos nos definen.
Que definirse no es remar contra la corriente.
Que no cuanto más fuerte se hace el trazo más se dibuja.
Que buscar un equilibrio no implica ser tibio.
Que negar palabras implica abrir distancias.
Que encontrarse es muy hermoso.
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida.
Que la vida parte del sexo.
Que el "por qué" de los niños tiene un por qué.
Que querer saber de alguien no es sólo curiosidad.
Que para saber todo de todos es curiosidad malsana.
Que nunca está de más agradecer.
Que la autodeterminación no es hacer las cosas solo.
Que nadie quiere estar solo.
Que para no estar solo hay que dar.
Que para dar debimos recibir antes.
Que para que nos den también hay que saber como pedir.
Que saber pedir no es regalarse.
Que regalarse es en definitiva no quererse.
Que para que nos quieran debemos demostrar qué somos.
Que para que alguien sea hay que ayudarlo.
Que ayudar es poder alentar y apoyar.
Que adular no es ayudar.
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara.
Que las cosas cara a cara son honestas.
Que nadie es honesto porque no roba.
Que el que roba no es ladrón por placer.
Que cuando no hay placer en las cosas no se está viviendo.
Que para sentir la vida no hay que olvidarse que existe la muerte.
Que se puede estar muerto en vida.
Que se siente con el cuerpo y la mente.
Que con los oídos se escucha.
Que cuesta ser sensible y no herirse.
Que herirse no es desangrarse.
Que para no ser heridos levantamos muros.
Que quien siembra muros no recoge nada.
Que casi todos somos albañiles de muros.
Que sería mejor construir puentes.
Que sobre ellos se va a la otra orilla y también se vuelve.
Que volver no implica retroceder.
Que retroceder también puede ser avanzar.
Que no por mucho avanzar se amanece cerca del sol.
Cómo hacerte saber que nadie establece normas salvo la vida.

Mario Benedetti

CANCION DE LOS AMANTES



Donde quiera en las noches se abrirá una ventana
o una puerta cualquiera de una calle lejana.
No importa dónde o cuándo... puede ser dondequiera
ni menos en otoño, ni más en primavera.

Y hoy igual que mañana, mañana igual que ayer
un hombre enloquecido besará una mujer.
Tal vez nadie lo sepa... Como tal vez un día
todos irán sabiendo lo que nadie sabía.

Y para los amantes su amor desesperado
podrá ser un delito... pero nunca un pecado.
Por eso el amor pasa por las calles desiertas
y es como un viento loco que quiere abrir las puertas

Bien saben los amantes que hay caricias que son
no una simple caricia sino una posesión.
Y que un beso... uno solo puede más que el olvido
si se juntan dos bocas en un beso prohibido.

No, un gran amor no es grande por lo mucho que dura
si se parece a un árbol reseco en la llanura.
Y los amantes saben, que sin querer siquiera
hay un amor que crece como una enredadera

Es natural que el agua de un estanque sombrío
sueñe en sus largas noches con el viaje de un río.
Y si por algo es triste la lluvia que no llueve
será porque es la lluvia condenada a ser nieve.

Es natural que un día comprendan los amantes
que no hay nunca sin siempre... que no hay después sin antes.
Y así brota en el alma la rebelión de un sueño
que es como un perro arisco que le gruñe a su dueño.

El amor... esa estrella de una sombra infinita
aunque muera cien veces... cien veces resucita
Y suele ser un niño de manos milagrosas
que rompe las cadenas y hace nacer las rosas.

Ya no habrá días turbios... ya no habrá noches malas
si hay un amor secreto que nos presta sus alas.
Y el corazón renace con renovada fe
igual que los rosales... que no saben porqué.

Donde quiera en las noches, puede abrirse una puerta
pero... tan suavemente que nadie se despierta
Puede ser en otoño... puede ser en verano
tanto un amor tardío... como un amor temprano.

Una mujer... un hombre... y un oscuro aposento
y allá afuera en la calle... sigue pasando el viento.
Y si en la noche hay algo queriendo amanecer
es simplemente un hombre que besa a una mujer.

Jose Angel Buesa

5 de octubre de 2007

RIMAS

El día con su manto
de vívidos colores,
inspira cosas dulces:
la risa y la ilusión.
Entonces la mirada
se inclina hacia las flores...
¡Las flores son los versos
que el prado canta al sol!
La noche con su sombra,
que deja ardientes rastros,
inspira cosas graves:
la angustia y la oración.
Entonces la mirada
se eleva hacia los astros...
¡Los astros son los versos
que el cielo canta a Dios!
¡Que pliegue su ala de oro
la tarde en el vacío;
que pasen por mi mente
las ondas del Cedrón;
que caiga de la nube
la gota de rocío;
que radien las estrellas,
que trine el ruiseñor!

Salvador Díaz Mirón

ESTE AMOROSO TORMENTO




Este amoroso tormento
que en mi corazón se ve,
se que lo siento y no se
la causa porque lo siento

Siento una grave agonía
por lograr un devaneo,
que empieza como deseo
y para en melancolía.

y cuando con mas terneza
mi infeliz estado lloro
se que estoy triste e ignoro
la causa de mi tristeza. "

Siento un anhelo tirano
por la ocasión a que aspiro,
y cuando cerca la miro
yo misma aparto la mano.
Porque si acaso se ofrece,
después de tanto desvelo
la desazona el recelo
o el susto la desvanece.

Y si alguna vez sin susto
consigo tal posesión
(cualquiera) leve ocasión
me malogra todo el gusto.

Siento mal del mismo bien
con receloso temor
y me obliga el mismo amor
tal vez a mostrar desdén.

Sor Juana Inés de la Cruz

2 de octubre de 2007

Y EL BUDA DE BASALTO SONREIA



Aquella tarde, en la alameda, loca
de amor, la dulce idolatrada mía
me ofreció la eglantina de su boca.

Y el Buda de basalto sonreía...

Otro vino después, y sus hechizos
me robó; dile cita, y en la umbría
nos trocamos epístolas y rizos.

Y el Buda de basalto sonreía...

Hoy hace un año del amor perdido.
Al sitio vuelvo y, como estoy rendido
tras largo caminar, trepo a lo alto
del zócalo en que el símbolo reposa.
Derrotado y sangriento muere el día,
y en los brazos del Buda de basalto
me sorprende la luna misteriosa.

Amado Nervo

BODA NEGRA



Oye la historia que contóme un día
el viejo enterrador de la comarca:
era un amante a quien por suerte impía
su dulce bien le arrebató la parca.

Todas las noches iba al cementerio
a visitar la tumba de la hermosa;
la gente murmuraba con misterio:
es un muerto escapado de la fosa.

En una horrenda noche hizo pedazos
el mármol de la tumba abandonada,
cavó la tierra... y se llevó en los brazos
el rígido esqueleto de la amada.

Y allá en la oscura habitación sombría,
de un cirio fúnebre a la llama incierta,
dejó a su lado la osamenta fría
y celebró sus bodas con la muerta.

Ató con cintas los desnudos huesos,
el yerto cráneo coronó de flores,
la horrible boca le cubrió de besos
y le contó sonriendo sus amores.

Llevó a la novia al tálamo mullido,
se acostó junto a ella enamorado,
y para siempre se quedó dormido
al esqueleto rígido abrazado.

Julio Flores