CafePoetas es un Blog sin animo de lucro donde se rinde homenaje a poetas de ayer, hoy y siempre.

31 de diciembre de 2019

EL AMO Y EL PERRO





Callen todos los perros de este mundo 
 Donde está mi Palomo; 
Es fiel, decía el Amo, sin segundo, 
 Y me guarda la casa. Pero ¿cómo? 


 Con la despensa abierta 
Le dejé cierto día: 
En medio de la puerta, 
De guardia se plantó con bizarría. 


 Un formidable gato, 
En vez de perseguir a los ratones,
 Se venía, guiado del olfato, 
A visitar chorizos y jamones.


Palomo le despide buenamente; 
 El gato se encrespa y acalora; 
 Riñen sangrientamente,
 Y mi guarda jamones le devora.


 Esto contaba el Amo a sus amigos, 
 Y después a su casa se los lleva 
A que fuesen testigos 
De tal fidelidad en otra prueba. 


 Tenía al buen Palomo prisionero 
 Entre manidas pollas y perdices;
 Los sebosos riñones de un carnero 
 Casi casi le untaban las narices.


 Dentro de este retiro a penitencia 
El triste fue metido, 
Después de algunos días de abstinencia. 


 Al fin, ya su señor, compadecido,
 Abre con sus amigos el encierro: 
 Sale rabo entre piernas, agachado; 
Al Amo se acercaba el pobre Perro,
 Lamiéndose el hocico ensangrentado. 


 El dueño se alborota y enfurece 
 Con tan fatales nuevas
 Yo le preguntaría: ¿Y qué merece
 Quien la virtud expone a tales pruebas?


Felix Maria Samaniego



SILVANO A SILVIA



A Silvia la cruel salud envía
Silvano el triste, de quién él la espera,
que haberla de otra parte desconfía.


Yo quisiera hacerte, si pudiera,
esta mi carta alegre o menos triste,
mas salióme por fuerza verdadera.


En ella te verás cual siempre fuiste,
soberbia vencedora de un vencido
que no se defendió ni se resiste.


Y a mí me verás tal, y tan perdido,
como tú mesma desear podrías,
que es cuanto puede ser encarecido.


Verás aquellos tan sabrosos días,
que con tu voluntad gocé de verte,
vueltos en ansias y en congojas mías.


Temo contar mi dolorosa suerte
que sé que a cada paso deste cuento
he de topar mil veces con mi muerte.


Y aunque palabra para sentimiento
de tan creídos males no hay ninguna,
lo que puedo diré de lo que siento.


Bien sé que el triste canto te importuna,
porque ya con mi suerte le ha mudado
de alegre en doloroso mi fortuna.


El doloroso verso enamorado,
que un tiempo tus oídos deleitaba,
en triste y enojoso se ha trocado.


Entonces que mi vista te gozaba,
con que tú me mirases, o mirarte,
toda amorosa queja se templaba.


Pero ya con el vano imaginarte,
¿de qué sustentaré mi triste vida,
buscándote mis ojos sin hallarte?


Nunca sentí tal pena que, medida
con la gloria de verte, no la viese
menor mil veces, aunque muy crecida.


Ni tormento sufrí que Amor me diese
que, pensando en el bien de tu presencia,
aunque fuese mortal, yo le temiese.


Mas ¡oh dura, cruel, grave sentencia
de Amor y mi fortuna, que han querido
que sufra un cuerpo de su alma ausencia!


¡Cuánto más sano y cuán mejor partido
me fuera el acabar, que tú lo vieras!
Mas porque fuera lo mejor, no ha sido.


Entonces a lo menos me creyeras
ni hubieras visto lo que me decías:
que nunca fue mi mal pena de veras,


y que eran de obstinado mis porfías,
y que por mi placer te importunaba,
buscando de enojarte nuevas vías.


Si penaba de veras o burlaba,
puédeslo ver en lo que paso ahora,
que el fin por el principio se mostraba.


Si padecer un mal que no mejora,
ni espera mejorar de ningún arte,
ni siente de descanso sola un hora;


si en ausencia quererte y contemplarte,
si tener en el alma tu figura,
y sólo al corazón dar della parte;


si en tan grave pasión y desventura
sumarse mi remedio y mi consuelo
en ver o imaginar tu hermosura


y, para mayor daño y desconsuelo,
tener Amor en mí la entrada cierta
al dolor miserable del recelo;


si haber cerrado a todo bien la puerta,
y abrirla a todo mal de la manera
que Amor por acabarme lo concierta,


no son de mi congoja lastimera
para poderla ver ciertas señales,
¿cuáles serán de pena verdadera?


Pero las mías, aunque son mortales,
bien sé que no podrán satisfacerte,
porque a tu voluntad no son iguales.


Así jamás espero de tenerte,
por males que padezca, satisfecha,
aunque morir me vieses por quererte.


Mas esta vía he de seguir derecha
por no faltarme a mí de lo que debo,
que contigo bien sé que no aprovecha.


Por presupuesto ya en mis males llevo
que ni en mí el padecer es cosa nueva,
ni en ti no conocerlo es caso nuevo.


No tengo para qué hacer más prueba,
que ya tu voluntad está probada,
pues que por ella tanto mal se aprueba.


De mi vida presente y la pasada
quedará para ti sabrosa historia
del alma por mi mano trasladada.


De mis penas tendrás dulce memoria,
y en la diversidad de cada una
diversamente te verás en gloria.


Holgarás con Amor y con Fortuna,
que con tu voluntad se han concertado,
y en todos tres la voluntad es una.


Verás los dos para lo que han bastado;
verás también a lo que tú bastaste,
que pudiste acabar lo comenzado;


verás cumplido cuanto procuraste,
y más se cumplirá si más procuras,
que en mí no tiene tu querer contraste.


Disparates los llamas y locuras,
mas, ¡oh, cuán diferente es el juicio
del que se halla envuelto en desventuras!


Tú en lastimarme seguirás tu oficio,
yo en padecer seguiré siempre el mío,
que efectos son los dos de tu servicio.


Y si mis quejas a escribir porfío,
no es ya porque yo espere de ablandarte,
que esperarlo sería un desvarío,


ni porque piense que la menor parte
del mal que hasta ahora he padecido
pueda mi bajo estilo declararte:


que en uno será siempre lo que ha sido,
y en otro yo sé bien si faltaría
el más delgado estilo y más subido.


Mas movióme a escribirte el ansia mía,
ver que descanso en cosa no hallaba,
y probéle a buscar por esta vía.


Hame salido lo que yo esperaba,
que en tales esperanzas no me engaño,
aunque del mal forzado lo probaba;


mas aunque su dolor grave y extraño
sojuzga ya del todo el sufrimiento,
pido que crezca en mí, si puede, el daño,
pues con él crece tu contentamiento.


Hernando de Acuña

NACIO UNA FLOR


Nació una flor al pie de unas
ruinas donde no la vio nadie:
el sol no más, desde su eterna altura,
supo que aquella flor vivió una tarde.


Así fue mi destino; vegetando
en la aridez de amargas soledades,
oculta en su dolor, vive mi alma.
¡Dios sólo de ella sabe!


Gaspar Nuñez de Arce

30 de diciembre de 2019

A FÉNIX, HABIENDO CANTADO


A Fénix, habiendo cantado


Al dulce son de vuestro blando acento
vi las aves sin dueño ya cautivas,
suspensas vi las aguas fugitivas
del Dauro en su orgulloso movimiento,


vi el rumor de los árboles atento,
vi del aire cesar las lenguas vivas,
vi humanarse las fieras más esquivas
y moverse las piedras de su asiento.


Vime también de vuestro canto asido,
Fénix bella, y al céfiro, a las aves,
piedras, árboles, fieras y corriente


dije: «Pues este canto os da sentido,
sentid, testigos de este bien suaves,
que ya mi alma de sentir no siente».



Pedro Soto de Rojas

29 de diciembre de 2019

ME ALEJO EN SILENCIO



Me alejo en silencio como una cinta de seda
Paseante de arroyos
Todos los días me ahogo
En medio de plantaciones de plegarias
Las catedrales de mis ternuras cantan a la noche bajo el agua
Y esos cantos forman las islas del mar.


Soy el paseante
El paseante que se parece a las cuatro estaciones.


El bello pájaro navegante
Era como un reloj envuelto en algodón
Antes de volar me ha dicho tu nombre.


El horizonte colonial está cubierto todo de cortinajes
Vamos a dormir bajo el árbol parecido a la lluvia.


Vicente Huidobro

28 de diciembre de 2019

SONETO



Estas palabras de su Silvia cruda
puso Silvano en esta haya umbrosa:
«Silvia, do vemos de cruel y hermosa
tales extremos que el mayor se duda,


conociendo mi mal y que su ayuda
es sola en mi remedio poderosa,
mírame y de cruel en piadosa
muestra querer mudarse, y no se muda.


Con tales muestras me sostiene en vida,
hasta que muerte o más dichoso hado
me aparten del Tesín y su ribera.


Y si esto puede una piedad fingida,
considera, pastor enamorado,
lo que podría hacer la verdadera».


Hernando Acuña

27 de diciembre de 2019

CUENTO SOBRE UNA RAMA DE MIRTO



Había una vez una muchacha
que amaba dormir en el lecho de un río.
Y sin temor paseaba por el bosque 
porque llevaba en la mano 
una jaula con un grillo guardián.


Para esperarla yo me convertía 
en la casa de madera de sus antepasados 
alzada a orillas de un brumoso lago.
Las puertas y las ventanas siempre estaban abiertas 
pero sólo nos visitaba su primo el Porquerizo 
que nos traía de regalo 
perezosos gatos
que a veces abrían sus ojos 
para que viéramos pasar por sus pupilas 
cortejos de bodas campesinas.
El sacerdote había muerto
y todo ramo de mirto se marchitaba.


Teníamos tres hijas
descalzas y silenciosas como la belladona.
Todas las mañanas recogían helechos
y nos hablaron sólo para decirnos
que un jinete las llevaría
a ciudades cuyos nombres nunca conoceríamos.


Pero nos revelaron el conjuro
con el cual las abejas
sabrían que éramos sus amos
y el molino
nos daría trigo
sin permiso del viento.


Nosotros esperamos a nuestros hijos
crueles y fascinantes
como halcones en el puño del cazador.


Jorge Teillier

26 de diciembre de 2019

SONETO 4


Azulados y negros y pequeños.
Sus ojos son el fruto del Endrino.
Belleza que se esfuma como un sueño,
Al áspero sabor y cruel espino.


Sus labios, de morados a rosáceos,
Como la flor de Malva, palidecen.
Tan lejos de aquel brillo de Topacio,
En su propia mudez…desaparecen.


A las hojas de Dalia se asemejan
Sus manos, que al abrazo se resisten.
Y a la lluvia, su rostro bello y triste.


Y al olvido, su sombra que se aleja.
Sabe Dios, cuanto la quise un día.
Como sabe también…que todavía.


Luciano Cavido

25 de diciembre de 2019

A NISE BORDANDO UN RAMILLETE




No es la necesidad tan solamente
Inventora suprema de las cosas
Cuando de entre tus manos primorosas
Nace una primavera floreciente.


La seda en sus colores diferente
Toma diversas formas caprichosas,
Que aprendiendo en tus dedos a ser rosas
Viven sin marchitarse eternamente.


Me parece que al verte colocada
Cerca del bastidor, dándole vida,
Sale Flora a mirarte avergonzada,


Llega, ve tu labor mejor tejida
Que la suya de Abril, queda enojada,
Y sin más esperar, vase corrida.


Manuel Justo de Rubalcava

24 de diciembre de 2019

FILOSOFÍA





Saluda al sol, araña, no seas rencorosa.
Da tus gracias a Dios, oh sapo, pues que eres.
El peludo cangrejo tiene espinas de rosa
y los moluscos reminiscencias de mujeres.


Sabed ser lo que sois, enigmas, siendo formas; 
dejad la responsabilidad a las Normas,
que a su vez la enviarán al Todopoderoso... 
(Toca, grillo, a la luz de la luna, y dance el oso.)


Ruben Dario

23 de diciembre de 2019

A LA MUERTE DE TORRIJOS Y SUS COMPAÑEROS



(1)

Helos allí: junto a la mar bravía
cadáveres están ¡ay! los que fueron
honra del libre, y con su muerte dieron
almas al cielo, a España nombradía.

Ansia de patria y libertad henchía
sus nobles pechos que jamás temieron,
y las costas de Málaga los vieron
cual sol de gloria en desdichado día.

Españoles, llorad; mas vuestro llanto
lágrimas de dolor y sangre sean,
sangre que ahogue a siervos y opresores,

y los viles tiranos con espanto
siempre delante amenazando vean
alzarse sus espectros vengadores.



José de Espronceda


22 de diciembre de 2019

LLUVIA



Se acerca revolcándose entre espumas
el ronco grito del arcano incierto
que apresura los pájaros a puerto
y deja sin gorjeos a la bruma.

El polvo en remolinos alza el vuelo,
se hace trizas la tarde bochornosa
y una ráfaga anuncia, presurosa,
el chocar de cristales en el suelo.

Mutante de las formas y el aliento
en capa de caireles arropada
baja danzando con pericia alada
y gira al ondear fintas al viento.

Su manso abrazo se extiende en el estío
y al gozo de los campos se une el mío.


Maybell Lebrón

21 de diciembre de 2019

SI FUERA NADA MAS



Si fuera nada más que una
sombra sin sombras; que una intima
tiniebla de dentro para fuera...


Si fuera-nada más-la misma
tiniebla de hoy... O la de ayer,
o la de todos los días...


Y ninguna cosa más honda
ni más ardiente ni más fría.


Si fuera como el retorno de un viaje
cansado..., un encontrar la antigua
casa, la olvidada almohada
que más blanda parecería...


Si ni siquiera fuera almohada
ni casa ni sombra ni vía
de retorno o de fuga, ni
miel que recoger, ni acíbar...


Si sólo fuera-al fin...-un breve
reintegrarse a la nada tibia...


Dulce Maria Loynaz

20 de diciembre de 2019

ENGARCE






El misterio nocturno era divino.
Eudora estaba como nunca bella,
y tenía en los ojos la centella,
la luz de un gozo conquistado al vino.


De alto balcón apostrofóme a tino;
y rostro al cielo departí con ella
tierno y audaz, como con una estrella...
¡Oh qué timbre de voz trémulo y fino!


¡Y aquel fruto vedado e indiscreto
se puso el manto, se quitó el decoro,
y fue conmigo a responder a un reto!


¡Aventura feliz! -La rememoro
con inútil afán; y en un soneto
monto un suspiro como perla de oro.


Veracruz. Julio de 1900


Salvador Diaz Mirón

19 de diciembre de 2019

BALADAS DE JIM MORRISON


I


TUMBA

Gordos los gatos amodorrados
entre los cipreses,
las cornejas
aspando el bisbiseo
del aire
y las gritonas bandadas de cuervos lerdos:
los buches repletados
de granos del cementerio...


Aquí no hay paz:
sólo un río de dinero
de mármol carcomido.


Sobre la tumba
de Jim
las agujas hipodérmicas
de los ateridos peregrinos
que van a saludar a Jim
en su sueño alucinado
del campo mortuorio
del Padre Lachaise.


Aquí no puede haber paz.


Sólo un grito de silencio
que parece un río
de mármol carcomido.


Feliciano Mejía

18 de diciembre de 2019

CANCION I







Aquí no hay
sino ver y desear;
aquí no veo
sino morir con deseo.


Madre, un caballero
que está en este corro
a cada vuelta
hacíame del ojo.
Yo, como era bonica,
teníaselo en poco.


Madre, un escudero
que estaba en esta baila
a cada vuelta
hasíame de la manga.
Yo, como soy bonica,
teníaselo en nada.


Cristobal Castillejo

DOLORA VII





Como un alfanje moro,
como un florete de hielo,
como un fondo de horno
de oro incandescente,
como un rígido abismo
desgajando
su risa y su amor apretujado
en estos cinco siglos,
te pienso, amada.

Riverside, 9. IX. 97


Feliciano Mejía


17 de diciembre de 2019

NEGRO MANSO



Negro manso,
ni siquiera
tienes la inutilidad
de los charcos con cielo.

Sólo
con tu sonrisa rebelde
sobre tu dolor,
como un lirio valiente que crece
sobre la tierra del pantano.

Sin embargo,
negro manso,
negro quieto:
hoy la voz de la tierra te sale por los ojos,
(tus ojos que hacen ruido cuando sufren).


Manuel del Cabral