CafePoetas es un Blog sin animo de lucro donde se rinde homenaje a poetas de ayer, hoy y siempre.

30 de noviembre de 2018

EL ALFARERO


Todo tu cuerpo tiene
copa o dulzura destinada a mi. 

Cuando subo la mano 
encuentro en cada sitio una paloma  
que me buscaba, como  
si te hubieran, amor, 
hecho de arcilla  
para mis propias manos de alfarero.   

Tus rodillas, tus senos,  
tu cintura faltan en mi como en el hueco  
de una tierra sedienta 
 de la que desprendieron  
una forma,  
y juntos somos completos como un solo río,  
como una sola arena.   


Pablo Neruda

GUITARRA PANADERA



Sólo el silencio es amigo.
Pero también
no es amigo... si lo mudo
se oye bien...

¿Quién mide el aire y lo pone
cuadrado como pared?
¿Quién lo pone tan pequeño
que cabe en el puno... quién?

El mapa se está llenando
de dientes como el menú.
Pero no importa:
el humo de mi guitarra
da caliente pan azul.


Manuel del Cabral

29 de noviembre de 2018

RESIGNACION






¡Oh, señor, nada inquiero!...
me resigno y espero,
sin temer que se apague mi estrellita de Fe...
Sabes bien que mi vida de cansancio se agota,
que mi sueño está trunco, que mi dicha está rota,
y jamas de mis labios ha salido un "por qué?...


Ni discuto tus leyes invariables, ni anhelo
desertar de la tierra y en el ansia de un vuelo
traspasar los arcanos y llegar a tu Edén;
pero, a solas me digo, meditando en mi suerte:
¡Debe ser muy callada la mansión de la muerte,
y en el seno del justo, debe estarse tan bien!..."

Ruben C. Navarro


28 de noviembre de 2018

LOS PASAJEROS




Amigo, vamos a abordar un tren.
Desde la ventanilla miraremos
a los lobos cercándole a la luna,
y a la lluvia apagando al firmamento.

Tomaremos un break en la campiña
donde grazna al Señor, un triste cuervo.
Lloverá y volveremos a subir.
Me habré marchado de tu abrazo lejos.

Sin darme cuenta de que te has quedado
debajo del ciprés que arquea al viento,
te contaré las cosas que he callado,
y te diré en la boca que te quiero.

El tren habrá parado en la comparsa
que de esquina en esquina va hasta el puerto.
Después de un rato pitará, y entonces
me iré con él para pasar de lejos.

Delfina Acosta

27 de noviembre de 2018

ARTE POETICA






A una coqueta


Una leyenda, tu azarosa vida;
tu espíritu voluble, una dolora;
tu boca un madrigal es que atesora
la dulzura en sus frases escondida.


Es de tu frente la risueña aurora
idilio tierno que al amor convida
y en tu faz palpitante y encendida
una égloga de flores puso Flora.


De una armonía celestial emblema,
tienen tus ojos la cantante llama
que alumbre y da la inspiración suprema.


¡Y todo en ti es poesía y todo ama!
¡Y no eres un magnifico poema
porque eres un magnifico epigrama!


Jose De Diego

26 de noviembre de 2018

EL RIVAL DE MI RIO








Yo te fui contemplando desde la carne al alma,
y me sentí culpable de un extraño delito
que me subía a los ojos en chispeantes miradas,
y se rompía en mi rostro en rubor infinito.

De pronto fue tornándose en pájaro mi boca,
y un sentimiento cósmico inundó mis sentidos;
me escondí en el secreto que estalló en tus pupilas,
y adiviné en tu rostro al rival de mi río.

¡Río Grande de Loíza!... Alárgate en su vida.
¡Río Grande de Loíza!... Alárgate en su espíritu,
a ver si te descubres en la flor de su alma,
o en el sol de sus ojos te contemplas tu mismo.

El tiene en sus caricias el gesto de tu abrazo,
y en sus palabras cuelgan rumores parecidos
al lenguaje que llevas en tu boca de agua
desde el más quieto charco al más agreste risco.

Tú me besaste un día despertándome el alma;
él también me ha besado con un beso tan límpido,
que no se allá en mi espíritu si posar extasiada
en el beso del hombre o en el beso del río.

¡Quién sabe si al vestirme con mi traje de carne,
y al sentirte enroscado a mi anhelo más intimo,
surgiste a mi presencia en el río de sus ojos,
para entregarte, humano, y sentirte más mío!

¡Quién sabe si al bajarte del lomo de la tierra
para besarme toda en un loco delirio,
te humanizaste en su alma, y brotaste en corrientes
que una a una en mi tierra de emoción hizo nido!

¡Oh rival de mi río!... ¿De dónde me llegaste?
¿En algún país remoto te bañaste conmigo
mientras en otra playa, con alguna doncella
se entregaba en amores mi voluptuoso río?

¿Me sorprendiste acaso en algún aguacero
violando claridades y callando suspiros,
portavoz ambulante de una raza de agua
que me subió a las venas en un beso del río?

¡Río Grande de Loíza!... Yo lo fui contemplando
desde la carne al alma: ese fue mi delito.
Un sentimiento cósmico estremeció mi vida,
y me llego el amor... tu rival presentido.


Julia de Burgos

25 de noviembre de 2018

LA SIESTA




En un rincón de un patio fresco y ameno,
que alegran y perfuman aves y flores,
una niña morena, que tiene amores,
duerme, puestas las manos sobre su seno.


Sueña, y al grato hechizo de cuanto mira
a través de la bruma de lo soñado,
se dilata su seno blanco y rosado,
y su boca de grana se abre y suspira.


Luz del alma ilumina su rostro hermoso:
se encienden sus mejillas, tiembla y sonríe,
y más con lo que sueña su amor se engríe,
y es cada vez su aliento más anheloso...


Murmura luego su nombre: nadie contesta...
Abre sus ojos negros con mudo espanto,
y al ver de sus quimeras roto el espanto
volviendo al sueño dice: ¡Bendita siesta!


Serafín y Joaquin Alvarez Quintero

24 de noviembre de 2018

CASTILLOS DE ARENA


¿Por que no me dijiste que estabas construyendo
ese castillo de arena?

Hubiera sido tan hermoso
poder entrar por su pequeña puerta,
recorrer sus salados corredores,
esperarte en los cuadros de conchas,
hablándote desde el balcón
con la boca llena de espuma blanca y transparente
como mis palabras,
esas palabras livianas que te digo,
que no tienen mas que el peso
del aire entre mis dientes.
Es tan hermoso contemplar el mar.

Hubiera sido tan hermoso el mar
desde nuestro castillo de arena,
relamiendo el tiempo
con la ternura
honda y profunda del agua,
divagando sobre las historias que nos contaban
cuando, niños, éramos un solo poro
abierto a la naturaleza.

Ahora el agua se ha llevado tu castillo de arena
en la marea alta.

Se ha llevado las torres,
los fosos,
la puertecita por donde hubiéramos pasado
en la marea baja,
cuando la realidad esta lejos
y hay castillos de arena
sobre la playa...


Gioconda Belli

23 de noviembre de 2018

LEDA




El cisne en la sombra parece de nieve;
su pico es de ámbar, del alba al trasluz;
el suave crepúsculo que pasa tan breve
las cándidas alas sonrosa de luz.


Y luego, en las ondas del lago azulado, 
después que la aurora perdió su arrebol,
las alas tendidas y el cuello enarcado,
el cisne es de plata, bailado de sol.


Tal es, cuando esponja las plumas de seda, 
olímpico pájaro herido de amor,
y viola en las linfas sonoras a Leda, 
buscando su pico los labios en flor.


Suspira la bella desnuda y vencida,
y en tanto que al aire sus quejas se van
del fondo verdoso de fronda tupida
chispean turbados los ojos de Pan.


Ruben Dario

ESTOY CANSADO




Estar cansado tiene plumas, 
tiene plumas graciosas como un loro, 
plumas que desde luego nunca vuelan, 
mas balbucean igual que loro. 


Estoy cansado de las casas, 
prontamente en ruinas sin un gesto; 
estoy cansado de las cosas, 
con un latir de seda vueltas luego de espaldas. 


Estoy cansado de estar vivo, 
aunque más cansado sería el estar muerto; 
estoy cansado del estar cansado

 
entre plumas ligeras sagazmente, 
plumas del loro aquel tan familiar o triste, 
el loro aquel del siempre estar cansado.



Luis Cernuda

22 de noviembre de 2018

EL HORNO









Combando el cielo en olorosa tierra
alza su nido el laborioso hornero,
que convierte las pajas en lucero,
y en miel, el barro que su pico aferra.


Por eso el hombre que en su ser encierra
todo el saber del universo entero,
con gran acierto lo imitó al hornero,
y horneó en el horno, el trigo de la sierra.


Bendice Dios, la casa en que se amasa,
y en el hogar hay un calor de nido,
si a cada niño se le da su hogaza.


Y si Natalio brinda a su familia
pascual cordero y pan recién cocido,
¡canta el horno en campanas de vigilia!


Javier del Granado

21 de noviembre de 2018

CANTAS II






24


Bambú de caña batiente
atalayero de azules,
arpa de todos los verdes,
cimera de alas y luces.
Su ancho disco de horizonte
puso a reír la mañana,
y llena de sol y brisa
se me enloqueció la manta.
Cimera de alas y luces.
-Trino y pulmón- los turpiales
pueblan de alba los bambues.


25


De puro mirar el llano
tus claros ojos verdean
porque tienen las ternuras
del color de lo que sueñan.
Cañaveral en la arena
-pulpa ardida y sin retoño-
cómo sentirá de dulce
tu mirar color de pozo.
Del color de lo que sueñan.
Cómo no se te ennegrecen
de tanto mirar mi pena!


26


Los pétalos de tu risa
en la mata de cerezo
te los salpicó de lloros
la maldad del avispero.
Me acordé de aquella copla
que tiene tan dulce el aire:
la palma llena de brisa
se vino al pueblo en tu talle.
La maldad del avispero:
tu boca pequeña, grande,
tus ojos grandes, pequeños.


27


Cómo se fue la garúa,
cómo se vino el verano,
cómo se estira en los lejos
la canta del taro-taro.
Préstame los regalitos
-Manchas blancas de tus uñas-
para simularles garzas
a mis aljibes de angustia.
La canta del taro-taro.
Hoy sentí amarga la copla
que se me endulzó en tus labios.


28


En su curiara mi tío
por el Orinoco bravo
-azogue en alma cauchera-
corrió amores y chubascos.
Capitán de la candela
el viento va pensativo:
si pasa con sed mañana
¿dónde beberá el rocío?
Corrió amores y chubascos.
Rodaron por Río Negro
oro de sus veinte años.


29


La madrugada entrecruza
curvas decantas y rejos.
Por los corrales oscuros
llovizna espuma el ordeño.
Capachos bate el corozo,
capachos de viento arisco.
Del tranquero al horizonte
tiembla un bordón de mugidos.
Llovizna espuma el ordeño:
Yo me empapé en tus rocíos
el cañal del sentimiento


30


Agua de Laguna Negra
-madre vieja de mil árboles-
Antonio Machado un día
anocheció en tus pinares.
Tu voz, sabana, modula
alma que te dio Castilla,
y por eso hay fe indomable
en la pena que suspiras.
Anocheció en tus pinares.
Allá va solito y noble
en el lomo del romance.


31


Contándole al caño viejo
su dolor de cien caminos
viene silbando chicharras
el anochecer cenizo.
Para mentiras el pueblo,
para verdad la llanura.
Cuando ves la luna entera
ves no más que media luna.
El anochecer cenizo.
Y tú no me tienes rabia,
ni lástima ni cariño.


32


Tu que has visto la tristeza
de la tierra larga y sola,
tu que sabes mi esperanza
mírala como se ahonda.
La noche vaquera-negros
la cobija y el caballo-
sonando espuelas de grillos
cruzó el callejón del hato.
Mírala como se ahonda,
cual un lucero furtivo
en el jagüey de mi copla.


33


Al sesgo el pelo de guama
al cinto la faja negra,
ese hombre callado es como
pozos de la Portuguesa.
Arden de sol las arenas
y el agua muda las lame;
el bongo en viaje rasguña
la inmóvil luz de la tarde.
Pozos de la Portuguesa:
bajo el remanso apacible
el caimán sus males sueña.


34


Mis manos tahúres abren
para mis anhelos, picas:
en juego de cartas verdes
te gané la mesa limpia.
Me arrebujé en la cobija
de regreso de tu rancho;
pasé por "El Sentimiento"
oscurito y lloviznando.
Te gané la mesa limpia:
Juega el as del corazón
que te espero en la caída.


35


Me voy por esta sabana
-arpa que afinó el silencio-
duros bancos de "Voy Solo"
caminito de "Agua Lejos".
Rinconada de "Los Bueyes"
arenales del "Olvido"...
En el alma de estos nombres
le "florió" pena al camino.
Caminito de "Agua Lejos"
sembré una palma de olvidos
y me retoñó recuerdos.


36


Los arreboles temblaron
su despedida en las pencas.
Partámonos el paisaje
como llanero y llanera.
Me cogió la noche negra
en los esteros de Arauca
y me fui para tus ojos
por la pica de una canta.
Como llanero y llanera.
Coge el lucero y la palma,
déjame el pozo y la arena.


37


Tal vez mañana me vaya
cuando el callejón me alumbres
tras esta brisa coplera,
trocha de la tarde dulce.
La cañada dijo luna,
el estero dijo garza.
A ti no más te diré
lo que dijo la guitarra.
Trocha de la tarde dulce.
Cargados burros los cerros
llevan barriles denubes.


38


Con el dejo de este cuatro
me acordé de cuando iba
de noche en mi buey cansado.
Y el hato en la lejanía.
Allá van los carreteros
por el banco a media-luna:
abren callejones tristes
los ecos de sus guaruras.
El hato en la lejanía
en la garganta de un gallo
me guiñó su lucecita.


39


Hombre de la tierra hermana
que de misterio te emponchas:
resero en el "cangrejal"
-potro duro y alma sola-
Aquí también el adiós
al sueño audaz le sonríe;
aquí también "es llegar
un pretexto para irse".
Potro rudo y alma sola,
con la amargura en el anca
se fue Don Segundo Sombra.


40


Hoy casi me puse alegre,
casi de puro soñarte,
casi parodié por ti
la copla del casi casi.
Alma del hato lucero
viene en las brisas un son:
¿qué tendrá el cedro del cuatro
tan seco y echando flor¡
La copla del casi casi.
Casi es lindo como tú
el lucero de la tarde.


41


Si a la sombra de Quevedo
te olvidas de irme olvidando,
te acuerdas de no quererme
a la luz de Garcilaso.
Alta y profunda la noche
sobre mis sienes titila
como el signo de tu ausencia
cerca de mi lejanía.
A la luz de Garcilaso
brisa eglógica susurra
en la palma de tu mano.


42


El horizonte y yo vamos
solos por la llana tierra:
me enlazó todos los rumbos
su audacia de soga abierta.
Mientras las otras se ríen
la luna y tu silenciosas,
y la sombra de mi mano
tiembla al tropezar tu sombra.
Solos por la llana tierra.
Andar y andar hacia ti
como quien de ti se aleja.


43


Aguárdeme, compañero,
en el botalón del patio
que voy a ensebar la soga
que piqué del cuero sardo.
Quién es, por fin, quien se queja
cuando el fuego lame el agua
el agua porque se quema
o el fuego porque se apaga?


44


Espérame, palmasola,
palma del camino, espérame,
que quiero zurcir nostalgias
con música de tus pencas.
Sólo te besa una boca
y un ojo no más te ve:
la clara boca del caño,
el ojo azul del jagüey.
Con música de tus pencas
me puse en los arenales,
me puse a acordarme de ella.


45


Se toparon los vaqueros,
muertos del sol los caballos:
-hermano, ah tierra bien sola!
-ah vida bien dura, hermano!
Alcaraván del recodo
-pensativo y ojo alerta-
tu mutismo afila inmóvil
la canción de cuando vuelas.
-¡Ah vida bien dura, hermano!
El cauchero Arturo Cova
Le dijo a Santos Luzardo.


Alberto Arvelo Torrealba

20 de noviembre de 2018

NO SE LO DIGAS




No se lo muestres nunca a nadie,
ni se lo digas
a tu mejor amigo
haciéndole jurar con muchas copas
que nunca contará.

Escucha:
ya maduró la luz
en la primera fruta del parral
y quiero que te asombres.

Ni siquiera
te nombro,
y sin embargo,
sus versos que poseen el color de mis venas
te cuentan
a través de los vientos y del agua
que a ti me lleva el blanco
de la virginidad
que te debí en las noches consteladas,
el verde de las hojas de tu pueblo
donde fueron a misa los vestidos,
y el rosado prudente
de la amante que finge
ser la esposa en la fiesta.

Delfina Acosta

19 de noviembre de 2018

LA SENTENCIA DEL JUSTO






Firma Pilatos la que juzga ajena
Sentencia, y es la suya. ¡Oh caso fuerte!
¿Quién creerá que firmando ajena muerte
el mismo juez en ella se condena?

La ambición de sí tanto le enajena
Que con el vil temor ciego no advierte
Que carga sobre sí la infausta suerte,
Quien al Justo sentencia a injusta pena.

Jueces del mundo, detened la mano,
Aún no firméis, mirad si son violencias
Las que os pueden mover de odio inhumano;

Examinad primero las conciencias,
Mirad no haga el Juez recto y soberano
Que en la ajena firméis vuestras sentencias.

Sor Juana Ines de la Cruz