CafePoetas es un Blog sin animo de lucro donde se rinde homenaje a poetas de ayer, hoy y siempre.

30 de septiembre de 2018

EL DAÑO






Te he hecho daño, alma mía, 
he desgarrado tu alma. 
Entiéndeme. 
Todos saben quién soy, 
pero ese Soy 
es además un hombre para ti. 

En ti vacilo, caigo 
y me levanto ardiendo. 
Tú entre todos los seres 
tienes derecho 
a verme débil. 

Y tu pequeña mano 
de pan y de guitarra 
debe tocar mi pecho 
cuando sale al combate. 

Por eso busco en ti la firme piedra. 
Ásperas manos en tu sangre clavo 
buscando tu firmeza 
y la profundidad que necesito, 
y si no encuentro 
sino tu risa de metal, 
si no hallo nada en qué 
sostener mis duros pasos, 
adorada, recibe mi tristeza
y mi cólera, 
mis manos enemigas 
destruyéndote un poco 
para que te levantes de la arcilla, 
hecha de nuevo para mis combates. 



Pablo Neruda

29 de septiembre de 2018

ADIÓS A MÉXICO


Escrita para la Sra. Cayrón y leída por ella
en una función de despedida.


Pues que del destino en pos
débil contra su cadena,
frente al deber que lo ordena
tengo que decirte adiós;

Antes que mi boca se abra
para dar paso a este acento,
la voz de mi sentimiento
quiere hablarte una palabra.

Que muy bien pudiera ser
que cuando de aquí me aleje,
al decirte adiós, te deje
para no volverte a ver.

Y asi entre el mal con que lucho
y y que en el dolor me abisma,
quiero decirte yo misma,
sepas que te quiero mucho.

Que enamorada de tí
desde antes de conocerte,
yo vine sólo por verte,
y al verte te puse aquí.

Que mi alma reconocida
te adora con loco empeño,
porque tu amor era el sueño
más hermoso de mi vida.

Que del libro de mi historia
te dejo la hoja mas bella,
porque en esa hoja destella
tu gloria más que mi gloria.

Que soñaba en no dejarte
sino hasta el poster momento,
partiendo mi pensamiento
entre tu amor y el del arte.

Y que hoy ante esa ilusión
que se borra y se deshace,
siento ¡ay de mí! que se hace
pedazos mi corazón...

Tal vez ya nunca en mi anhelo
podré endulzar mi tristeza
con ver sobre mi cabeza
el esplendor de tu cielo.

Tal vez ya nunca a mi oído
resonará en la mañana,
la voz del ave temprana
que canta desde su nido.

Y tal vez en los amores
con que te adoro y admiro
estas flores que hoy aspiro
serán las últimas flores...

Pero si afectos tan tiernos
quiere el destino que deje,
y que me aparte y me aleje
para no volver a vernos;

Bajo la luz de este día
de encanto inefable y puro
al darte mi adiós te juro,
¡oh dulce México mío!

Que si él con sus fuerzas trunca
todos los humanos lazos,
te arrancará de mis brazos
pero de mi pecho, nunca!

Manuel Acuña

28 de septiembre de 2018

MAÑANA DE SOL






Palpitan como alas de pájaros en fuga
las velas que sacude la brisa matinal,
y el aire, a flor de onda, menudamente arruga
la seda azul, tramada de estambres de cristal.


De la dorada costa la palidez subyuga,
y tiene el viento puro delicadeza tal,
que al refrescarme el rosotro parece que me enjuga
las lágrimas pueriles el beso maternal.


Una bandada de aves por los espacios sube;
decora la brillante blancura de la nube
y la marcha del inviolado zafir de la extensión.


Y en la solemne calma de estas horas divinas,
esparcen a lo lejos dos voces femeninas,
quién sabe qué ternura que moja el corazón...


Luis G. Urbina

27 de septiembre de 2018

LA PREGUNTA



Amor, una pregunta
 te ha destrozado.

Yo he regresado a ti 
desde la incertidumbre 
con espinas.   

Te quiero recta 
como la espada 
o el camino.   

Pero te empeñas  
en guardar un recodo 
 de sombra que no quiero.   

Amor mío, 
compréndeme, 
 te quiero toda,  
de ojos a pies, a uñas, 
 por dentro,  
toda la claridad,
 la que guardabas.   

Soy yo, amor mío, 
quien golpea tu puerta.   

No es el fantasma,  
no es el que antes 
se detuvo  en tu ventana.  

Yo echo la puerta abajo:
 yo entro en toda tu vida: 
vengo a vivir en tu alma:
tú no puedes conmigo.

Tienes que abrir puerta a puerta,  
tienes que obedecerme,  
tienes que abrir los ojos  
para que busque en ellos,  
tienes que ver cómo ando  
con pasos pesados
 por todos los caminos  
que, ciegos, me esperaban.   

No me temas,  
soy tuyo,  
pero no soy el pasajero 
ni el mendigo, 
 soy tu dueño,  
el que tú esperabas,  
y ahora entro en tu vida,  
para no salir más,  
amor, amor, amor, 
 para quedarme.  

   
Pablo Neruda

26 de septiembre de 2018

EL FANTASMA


Blancas y finas, y en el manto apenas
visibles, y con aire de azucenas,
las manos -que no rompen mis cadenas.

Azules y con oro enarenados,
como las noches limpias de nublados,
los ojos - que contemplan mis pecados.

Como albo pecho de paloma el cuello;
y como crin de sol barba y cabello;
y como plata el pie descalzo y bello
.
Dulce y triste la faz; la veste zarca...
Asi, del mal sobre la inmensa charca,
Jesús vino a mi unción, como a la barca.

Y abrillantó a mi espíritu la cumbre
con fugaz cuanto rica certidumbre,
como con tintas de refleja lumbre.

Y suele retornar; y me reintegra
la fe que salva y la ilusión que alegra;-
y un relámpago enciende mi alma negra.


Cárcel de Veracruz. El 14 de diciembre de 1893

Salvador Diaz Mirón

25 de septiembre de 2018

JARDINES DE SILENCIO







Si te callas y meditas
has de ver que en silencio son las almas infinitas.

Fernández Ardavín.




¡Es inútil que así llames!... No entrarás en mis jardines.
Mercader aventurero que perturbas mi oración;
porque acechan mis leones y vigilan mis mastines,
ovillados junto al muro
del oscuro
portalón...


Busca... busca, peregrino,
¡porque llevas extraviado tu camino!...
Más delante, quizá tenga reservadas el destino,
sensaciones venturosas
y alegrías bulliciosas
para ti...
No interrumpas este sueño de divina poesía...
No preguntes por tu vana, por tu loca juglería,
¡que el silencio y el silencio y el silencio reina aquí...


Cuando tornes de la vida, pecador arrepentido
y aquí busques el remedio milagroso del olvido,
con que puedas , en silencio, tus heridas restañar;
cuando vuelvas con el alma deseosa de ser blanca...
hallarás mi puerta franca
y un refugio donde goces la ventura de pensar...


Ruben C. Navarro

24 de septiembre de 2018

EL PUENTE






¿Cómo se rompió, de pronto,
el puente que nos unía
al deseo por un lado
y por el otro a la dicha?


¿Y cómo -en la mitad del puente
que a pedazos se caía-
tu alma rodó al torrente
y al cielo subió la mía?


Jaime Torres Bodet

23 de septiembre de 2018

DESPABILATE AMOR







Bonjour buon giorno guten morgen
despabílate amor y toma nota
sólo en el tercer mundo
mueren cuarenta mil niños por día
en el plácido cielo despejado
flotan los bombarderos y los buitres
cuatro millones tienen sida
la codicia depila la amazonia.

Buenos días Good Morning despabílate
en los ordenadores de la abuela onu
no caben más cadáveres de ruanda
los fundamentalistas degüellan a extranjeros
predica el papa contra los condones
Havelange estrangula a Maradona.

bonjour Monsieur le maire
forza Italia buon giorno
guten morgen Ernst Jünger
opus dei buenos días
good morning Hiroshima.

Despabílate amor
que el horror amanece.

Mario Benedetti

22 de septiembre de 2018

LA VELADA DEL SAPO









Sentadito en la sombra
-solemne con tu bocio exoftálmico; cruel
(en apariencia, al menos, debido a la hinchazón
de los párpados); frío,
frío de repulsiva sangre fría.


Sentadito en la sombra miras arder la lámpara


En torno de la luz hablamos y quizá
Uno dice tu nombre.


(En septiembre. Ha llovido)


Como por el resorte de la sorpresa, saltas
Y aquí estás ya, en medio de la conversación,
En el centro del grito.


¡Con qué miedo sentimos palpitar
el corazón desnudo
de la noche en el campo!


Rosario Castellanos

21 de septiembre de 2018

LA CAJA MILAGROSA




(Leyenda del ex-convento de La Concepción)

I

Para honrar la siempre limpia
Concepción Inmaculada
en la hermosa y opulenta
capital de Nueva España,

un vecino muy devoto
y de riquezas muy vastas,
trató de hacer un convento
digno de gloria tan alta;

y comprando unos solares,
y al rey demandando gracia,
logró dar cima a su anhelo
sin medir riesgos ni vallas.

Llamábase aquel buen hombre
Juan Aguirre de Suasnaba,
pródigo en las caridades,
y en las costumbres, sin tacha.

Cuando con gran regocijo
miró su obra comenzada
y dio fin a los cimientos
y forma a sus esperanzas,

la segur, que no respeta
glorias y dichas mundanas,
cortó el hilo de su vida,
por cierto envidiable y grata.

Tocó a sus más allegados
heredar cuanto dejara,
y ya ricos, no quisieron
proseguir obra tan santa.

Quedó en punible abandono
la nueva y costosa fábrica,
sin que de ponerle término
se dijera una palabra.

Los dueños de la fortuna
fuéronse a tierras extrañas,
y nadie creyó que hubiese
quien a Aguirre reemplazara.

Apagáronse de un soplo
las ilusiones doradas
de cuantos vieron seguía
del nuevo templo la fábrica.

Y en las más nobles familias
con dolor se comentaba
la conducta de los deudos
del propio interés avara.

Las pudorosas doncellas
que con delicia y con ansia
soñaron en vestir pronto
manto azul, túnica blanca,

y habitar del nuevo claustro
la quieta y feliz morada,
al saber la triste nueva
vertieron secretas lágrimas.

En esos tiempos remotos
del mundo en la mar sin playas,
para encaminarse al cielo
era el convento la barca;

la celda, puerto y refugio
de la vida en las borrascas;
y la fe, radiante estrella,
nuncio y galardón del alba.

En los tristes desengaños,
en las dudas más amargas,
en la orfandad sin apoyo
y el amor sin esperanza,

cuando todos los dolores
a un tiempo el ánimo embargan
y la razón obscurece
y las virtudes desmayan,

el claustro fue la piscina,
el Jordán de frescas aguas
en que encontraron alivio
los hondos males del alma.

Y las vírgenes más bellas,
las azucenas más castas,
en sus floridos abriles,
en su edad más dulce y grata,

encerrábanse en las celdas
como en tumbas solitarias,
viviendo en completo olvido
sin ambiciones bastardas;

y allí, sin decir a nadie
la historia de sus desgracias,
era su ilusión la muerte
y el martirio su enseñanza.

Tarde por tarde, iban muchos
a ver en desierta plaza,
frente a la modesta ermita
que a nuestros tiempos alcanza

los comenzados cimientos
de la nueva mansión sacra
que iba a honrar la siempre
limpia Concepción Inmaculada;

y para excitar el celo
de gentes ricas y santas
que con su cuantiosa hacienda
el monasterio acabaran,

una fiesta organizóse
invitando a la más alta
sociedad de la opulenta
capital de Nueva España.


II

En medio de gran gentío
un viejo orador sagrado
dice así con voz sonora
y con inmenso entusiasmo:

- "No es cierto que nadie quiera
esta obra llevar a cabo,
que hay alguien a quien le sobran
elementos para el caso.

Allí escondido entre muchos
acierto a ver a mi hermano;
lo conocéis casi todos,
le llaman Simón de Haro";

"es un minero muy rico,
y es además buen cristiano,
y va a encargarse de todo
lo que otros abandonaron".

"¿Que habrá que gastar dinero?
¡nada importa! ¡Tiene tanto!
y además pueden sus minas
darle cuanto es necesario.

El terminará el convento,
él lo hará, puedo jurarlo,
y tal vez desde mañana
ocupe aquí muchos brazos".

Volvieron todos el rostro
a don Simón, contemplando
que estaba absorto y confuso
con un sermón tan extraño.

Y prodigándole encomios,
y apretándole la mano,
por su decisión tan noble
todos le felicitaron.

Sin dar a nadie respuesta,
confuso, atónito, pálido,
al ver ya fuera del púlpito
a quien movió tal escándalo,

fuése saliendo a su encuentro
de esta guisa a interpelarlo.
- Si sabes que soy muy pobre,
pues muy exiguo es mi erario,

¿por qué de erigir conventos
me impones el duro encargo
cuando en mi caja no quedan
más que muy pocos ducados ?

-Yo no he dicho una palabra.
-¡Estás loco! Te escucharon
todos los que aquí han venido
y que no son muy escasos.

- Pues te juro que no dije
ni una frase... -Has dicho tanto
que todos me reconocen
como un rico nada avaro,
que va a construir el convento.

En esto pienso que hay algo
misterioso, incomprensible.
-Lo que dijeron tus labios
todo el mundo lo comprende.
-Yo no lo he dicho.-Habla claro.

-Sospecho que las palabras
que oyeron todos, hermano,
las ha dicho por mi boca
el mismo Espíritu Santo.

- ¿Será posible ?-No dudes,
porque yo ni lo he pensado,
y al decir que nada dije
con esta verdad me salvo.

-Dios será quien te proteja.
-Yo estoy muy pobre y no guardo
en caja sino muy poco,
ven a ver mi caja.-Vamos.

De don Simón a la casa
bien pronto se encaminaron,
y abriendo una tosca puerta
entraron a húmedo cuarto.

Vieron los dos una caja
abandonada en un ángulo,
forrada en vetusto cuero
y llena de toscos clavos.

La abrió don Simón, y al punto
saca con su propia mano
cerca de catorce duros
que allí estaban encerrados.

- ¿Basta para un monasterio
este pequeño puñado?
Y antes de que a tal pregunta diera
respuesta su hermano,

dentro de la antigua caja
oyeron un ruido extraño
y los espantados ojos
a un tiempo volvieron ambos.

De escudos limpios y hermosos
halláronla rebosando,
y postráronse de hinojos
absortos de aquel milagro.

Vaciáronla varias veces,
y en cada vez la encontraron
llena de nuevas monedas
que arrojaba ignota mano.

-Con esto se hará el convento.
-Y la obra llevaré a cabo.
-Alabemos a la Virgen,
-Y al Señor tres veces santo.

Con lágrimas en los ojos
y trémulos y rezando,
el clérigo y el minero
salieron al fin del cuarto.

Se dio principio a las obras,
y en menos de quince años
se alzó el templo y el convento
de la Concepción llamado.

Y en el espléndido coro,
las monjas siempre guardaron,
como caja milagrosa,
portento admirable y raro,

la que durante las obras
sola se estuvo llenando
hasta que la ultima piedra
se puso en el templo santo.

Y esta conseja la citan
haciendo mención del caso
autores que en nuestros tiempos
pasan por doctos y sabios.


Juan de Dios Peza

20 de septiembre de 2018

PALABRAS A MI MADRE



No las grandes verdades yo te pregunto,
que No las contestarías; solamente investigo
Sí, cuando me gestaste, fue la luna testigo,
Por los oscuros patios en flor, paseándose.

Y sí , cuando en tu seno de fervores latinos,
Yo escuchando dormía, un ronco mar sonoro
Te adormeció las noches, y miraste en el oro
Del crepúsculo, hundirse los pájaros marinos.

Porque mi alma es toda fantástica, viajera
Y la envuelve una nube de locura ligera
Cuando la luna nueva sube al cielo azulino.

Y gusta si el mar abre sus fuertes pebeteros.
 Arrullada en un claro cantar de marineros
Mirar las grandes aves que pasan sin destino.

Alfonsina Storni