CafePoetas es un Blog sin animo de lucro donde se rinde homenaje a poetas de ayer, hoy y siempre.

30 de junio de 2018

LA MUERTA



Si de pronto no existes,
si de pronto no vives,
yo seguiré viviendo. 

No me atrevo,
no me atrevo a escribirlo,
 si te mueres.

 Yo seguiré viviendo.
 Porque donde no tiene voz
un hombre  allí, mi voz.

 Donde los negros 
sean apaleados,  
yo no puedo estar muerto.  

Cuando entren en la cárcel 
mis hermanos  
entraré yo con ellos.   

Cuando la victoria, 
 no mi victoria,  
sino la gran victoria  llegue, 
aunque esté mudo debo hablar: 
yo la veré llegar
 aunque esté ciego.   

No, perdóname.  
Si tú no vives, 
 si tú, querida, amor mío, 
 si tú te has muerto, 
 todas las hojas 
caerán en mi pecho, 
 lloverá sobre mi alma 
noche y día,  
la nieve quemará mi corazón,  
andaré con frío y fuego 
y muerte y nieve, 
 mis pies querrán marchar 
hacia donde tú duermes,  
pero seguiré vivo,  
porque tú me quisiste 
sobre todas las cosas  
indomable,  
y, amor, porque tú sabes 
que soy no sólo un hombre  
sino todos los hombres.

Pablo Neruda

29 de junio de 2018

NO SOLO EL FUEGO



Ay sí, recuerdo,  
ay tus ojos cerrados 
como llenos por dentro de luz negra,  
todo tu cuerpo como una mano abierta,  
como un racimo blanco de la luna, 
 y el éxtasis,  
cuando nos mata un rayo,  
cuando un puñal nos hiere en las raíces  
y nos rompe una luz la cabellera, 
 y cuando vamos de nuevo  
volviendo a la vida, 
 como si del océano saliéramos,  
como si del naufragio 
 volviéramos heridos  
entre las piedras y las algas rojas.   

Pero 
hay otros recuerdos,  
no sólo flores del incendio, 
 sino pequeños brotes  
que aparecen de pronto 
cuando voy en los trenes  
o en las calles. 

Te veo  
lavando mis pañuelos, 
 colgando en la ventana  
mis calcetines rotos,  
tu figura en que todo,  
todo el placer como una llamarada  
cayó sin destruirte,  
de nuevo,  
mujercita  
de cada día,  
de nuevo ser humano, 
 humildemente humano,  
soberbiamente pobre,  
como tienes que ser para que seas 
 no la rápida rosa  
que la ceniza del amor deshace,  
sino toda la vida,  
toda la vida con jabón y agujas, 
 con el aroma que amo  
de la cocina que tal vez no tendremos  
y en que tu mano entre las papas fritas  
y tu boca cantando en invierno  
mientras llega el asado  
serían para mi la permanencia
de la felicidad sobre la tierra.   

Ay vida mía, 
no sólo el fuego entre nosotros arde, 
sino toda la vida, 
 la simple historia,  
el simple amor  
de una mujer y un hombre 
 parecidos a todos.   


Pablo Neruda

28 de junio de 2018

CATASTROFE





Ella se niega mientras él insiste;
fogoso el amador, tenaz la bella,
en jiras el jubón de la doncella
la lucha apenas del amor resiste.

Casta no cede; pero mira triste
de aquel retozo la patente huella,
y con falsos lamentos se querella
y de astucia y de brío se reviste.

Por escapar de los robustos brazos,
de un empellón, cual víctima inmolada,
rueda el cántaro al fin hecho pedazos...

Queda atónito él, ella pasmada;
mas pasa el susto y vuelven los abrazos
tras una estrepitosa carcajada...

Enrique González Martínez

27 de junio de 2018

TU RISA



   
 Quítame el pan, si quieres,
 quítame el aire, pero  
no me quites tu risa.

No me quites la rosa,
 la lanza que desgranas,  
el agua que de pronto  
estalla en tu alegría, 
 la repentina ola 
 de plata que te nace.

Mi lucha es dura y vuelvo  
con los ojos cansados 
 a veces de haber visto  
la tierra que no cambia,
  pero al entrar tu risa
  sube al cielo buscándome 
 y abre para mi todas  
las puertas de tu vida.   

Amor mío, en la hora  
más oscura desgrana tu risa, 
y si de pronto  
ves que mi sangre mancha  
las piedras de la calle, 
 ríe, porque tu risa  
será para mis manos  
como una espada fresca.   

Junto al mar en otoño,  
tu risa debe alzar  
su cascada de espuma, 
y en primavera, amor, 
 quiero tu risa como 
 la flor que yo esperaba, 
 la flor azul, la rosa 
 de mi patria sonora.   

Ríete de la noche,  
del día, de la luna,  
ríete de las calles  
torcidas de la isla,  
ríete de este torpe  
muchacho que te quiere,  
pero cuando yo abro
los ojos y los cierro,  
cuando mis pasos van,  
cuando vuelven mis pasos,  
niégame el pan, el aire,  
la luz, la primavera,  
pero tu risa nunca 
porque me moriría. 


Pablo Neruda

25 de junio de 2018

RAZONES Y PAISAJES DE AMOR



     I        

 AMOR:


Baja del cielo la endiablada punta 
con que carne mortal hieres y engañas. 
Untada viene de divinas mañas
 y cielo y tierra su veneno junta.

La sangre de hombre que en la herida apunta 
florece en selvas: sus crecidas cañas 
de sombras de oro, hienden las entrañas 
del cielo prieto, y su ascender pregunta.

En un vano aguardar de la respuesta
 las cañas doblan la empinada testa. 
Flamea el cielo sus azules gasas.

Vientos negros, detrás de los cristales 
de las estrellas, mueven grandes asas 
de mundos muertos, por sus arrabales.


               II         

OBRA DE AMOR:


Rosas y lirios ves en el espino; 
juegas a ser: te cabe en una mano, 
esmeralda pequeña, el océano; 
hablas sin lengua, enredas el destino.

Plantas la testa en el azul divino 
y antípodas, tus pies, en el lejano
revés del mundo; y te haces soberano,
 y desatas al sol de tu camino.

Miras el horizonte y tu mirada 
hace nacer en noche la alborada;
 sueñas, y crean hueso tus ficciones.

Muda la mano que te alzaba en vuelo,
 y a tus pies cae, cristal roto, el cielo,
 y polvo y sombra levan sus talones.


             III

     PAISAJE DE AMOR MUERTO:


Ya te hundes, sol; mis aguas se coloran 
de llamaradas por morir; ya cae
 mi corazón desenhebrado, y trae,
 la noche, filos que en el viento lloran.

Ya en opacas orillas se avizoran
 manadas negras; ya mi lengua atrae
 betún de muerte;  y ya no se distrae 
de mí, la espina; y sombras me devoran.

Pellejo muerto, el sol, se tumba al cabo. 
Como un perro girando sobre el rabo,
 la tierra se echa a descansar, cansada.

Mano huesosa apaga los luceros: 
Chirrían, pedregosos sus senderos,
 con la pupila negra y descarnada.




Alfonsina Storni

22 de junio de 2018

ESTE LIBRO



Me vienen estas cosas del fondo de la vida:
Acumulando estaba, yo me vuelvo reflejo...
Agua continuamente cambiada y removida;
 Así como las cosas, es mudable el espejo.

Momentos de la vida aprisionó mi pluma,
 Momentos de la vida que se fugaron luego,
Momentos que tuvieron la violencia del fuego
O fueron más livianos que los copos de espuma.

En todos los momentos donde mi ser estuvo,
En todo esto que cambia, en todo esto que muda,
En toda la sustancia que el espejo retuvo,
Sin ropajes, el alma está limpia y desnuda.

Yo no estoy y estoy siempre en mis versos, viajero,
Pero puedes hallarme si por el libro avanzas
Dejando en los umbrales tus fieles y balanzas:
 Requieren mis jardines piedad de jardinero.

Alfonsina Storni

18 de junio de 2018

EL DESVIO




Si tu pie se desvía de nuevo,
 será cortado.
  
Si tu mano te lleva  a otro camino
se caerá podrida.

 Si me apartas de tu vida
 morirás aunque vivas. 

Seguirás muerta sombra andando 
sin mí por la tierra.     


Pablo Neruda

15 de junio de 2018

GOLONDRINAS



Las dulces mensajeras de la tristeza son... 
son avecillas negras, negras como la noche.
 ¡Negras como el dolor!

¡Las dulces golondrinas que en invierno se van 
y que dejan el nido abandonado 
y solo  para cruzar el mar!

Cada vez que las veo siento un frío sutil... 
 ¡Oh! ¡Negras avecillas,
inquietas avecillas  amantes de abril!

¡Oh! ¡Pobres golondrinas que se van a buscar  
como los emigrantes, a las tierras extrañas,  
la migaja de pan!

¡Golondrinas, llegaos! ¡Golondrinas, venid!  
¡Venid primaverales, con las alas de luto  
llegaos hasta mí!

Sostenedme en las alas...
 Sostenedme y cruzad  de un volido tan sólo,
 eterno y más eterno 
 la inmensidad del mar...

¿Sabéis cómo se viaja hasta el país del sol?... 
 ¿Sabéis dónde se encuentra la eterna primavera,  
la fuente del amor?...

¡Llevadme, golondrinas! ¡Llevadme! ¡No temáis!  
Yo soy una bohemia, una pobre bohemia 
 ¡Llevadme donde vais!

¿No sabéis, golondrinas errantes, no sabéis,  
que tengo el alma enferma porque no puedo irme  
volando yo también?

¡Golondrinas, llegaos! ¡Golondrinas, venid!  
¡Venid primaverales! ¡Con las alas de luto 
 llegaos hasta mí!

¡Venid! ¡Llevadme pronto a correr el albur!... 
 ¡Qué lástima, pequeñas, que no tengáis las alas 
 tejidas en azul!

Alfonsina Storni