CafePoetas es un Blog sin animo de lucro donde se rinde homenaje a poetas de ayer, hoy y siempre.

30 de marzo de 2012

NO AQUEL QUE GOZA, FRAGIL Y LIGERO


No aquel que goza, frágil y ligero,
ni el que contengo es acto que perdura,
y es en vano el amor rosa futura
que fascina a cultivo pasajero.

La vida cambia lo que fue primero
y lo que más tarde es no lo asegura,
y la memoria, que el rigor madura,
no defiende su fruto duradero.

Más consiente el sabor áspero y grueso,
el color que a la luz se desvanece,
la materia que al tacto se destroza.

Y en vano guarda su variable peso
el árbol y su forma se endurece,
y el mismo instante se revive y goza.

Jorge Cuesta

28 de marzo de 2012

EL ANDALUZ


Sombra hecha de luz,
que templando repele,
es fuego con nieve
el andaluz.

Enigma al trasluz,
pues va entre gente solo,
es amor con odio
el andaluz.

Oh hermano mío, tú.
Dios, que te crea,
será quién comprenda
al andaluz.

Luis Cernuda

26 de marzo de 2012

DEO GRATIAS


Por todo esto, Señor, por todo aquello;
por lo que ya me diste o no me has dado:
el futuro, el presente y el pasado;
al igual por lo feo y por lo bello;

por el agua y la sed; por el destello
del sol y por el Génesis creado;
por la gracia que irradia tu costado
y los ríos que bajan de tu cuello;

por lo que me encamina o me desvía;
lo que he logrado ser, lo que no he sido;
por todo, por la noche y por el día,

por la luz que ilumina mis ideas,
por lo que falta aún y lo vivido,
¡Dios del eterno amor, bendito seas!

Dora Castellanos

24 de marzo de 2012

AUNQUE BIEN SE QUE NO ME QUIERES



Aunque bien sé que no me extrañas,
aunque tengo la razón, me acuerdo:
el cáncer terminó; te ausentas
por todo lo mal que supe amarte.

Ya fui desventurado cuando
estuviste aquí, y en el momento
donde te vas, me desventuro.
La sola ventaja de estar ciego
es acaso no poder mirarte.

Ya morir sin arrepentimiento
es mi esperanza, y te lo digo
porque al fin te conozco;
que si he pedido muchas cosas,
pude pagar con sobreprecio
las pocas que me fueron dadas.

Mientras más mal te portas, mucho
más te voy queriendo, y porque espero
menos, me injurio y te acrecientas.
Así tuvo que ser: de tanto
que te procuré, me aborreciste;
tan sólo pesares te he dejado.

Raspaduras de celos, dudas
que no opacaron la certeza
de cuanto en ti me desolaba.

Tú, como si nada, te diviertes;
pero entristécete:
si todos sabrán que estoy quemado,
ninguno sabrá que por tus llamas.

Vete como de veras; pierde
el número atroz de este teléfono,
la dirección que no aprendiste,
aquel corazón tan despistado.

Igual sigue siendo todo; nadie
hay como tú, por mi fortuna;
pero a nadie como tú he llegado.

En el agua escrito y en el viento
quedó el amor perpetuo. Sombras.
Y me quemo, y de mejor violencia
—ay, mamá— te alumbro al apagarme.

Ya te conozco, ya obligado
soy a bien quererte y despreciarme.
Pero no, porque me da vergüenza;
pero sí, porque me estoy muriendo
sin voluntad ni penitencia.

Y por todo: porque no quisiste
permanecer, porque me olvidas,
porque me voy tristeando, gracias
te doy. Y por andar de noche.

Rubén Bonifaz Nuño


22 de marzo de 2012

PAISAJE BRETON


Douarnenez,
en un golpe de cubilete,
empantana
entre sus casas como dados,
un pedazo de mar,
con un olor a sexo que desmaya.

¡Barcas heridas, en seco, con las alas plegadas!
¡Tabernas que cantan con una voz de orangután!

Sobre los muelles,
mercurizados por la pesca,
marineros que se agarran de los brazos
para aprender a caminar,
y van a estrellarse
con un envión de ola
en las paredes;
mujeres salobres,
enyodadas,
de ojos acuáticos, de cabelleras de alga,
que repasan las redes colgadas de los techos
como velos nupciales.

El campanario de la iglesia,
es un escamoteo de prestidigitación,
saca de su campana
una bandada de palomas.

Mientras las viejecitas,
con sus gorritos de dormir,
entran a la nave
para emborracharse de oraciones,
y para que el silencio
deje de roer por un instante
las narices de piedra de los santos.

Oliverio Girondo

20 de marzo de 2012

OTRO AMANECER


El gallo canta..., y la mañana impía
despierta con su luz a los humanos,
haciéndoles trocar delirios vanos
por el forzoso afán de un nuevo día.

Tornan, pues, a embestirles con porfía
la ambición y el amor, fieros tiranos,
los ímprobos trabajos cotidianos...,
la deuda, el jefe, el tedio, la manía...

Y, en tanto, al amador desposeído,
que en sueños compartía la almohada
con tal o cual mujer que hubo querido,

el implacable día lo despierta
para hacerle mirar a su examada
vieja, monja, casada, loca o muerta.

Pedro Antonio de Alarcon

18 de marzo de 2012

ANGOLA SEMPRE


Porque te amo
Porque te quero
Não te esqueço
E recordo-te…
Com saudade
E com amargura

Mas…
Sei onde estou
E sei que aqui
Neste cantinho
Do mundo…
Pequenino e esquecido…
Eu fiquei, vivi e trabalhei…
Aqui dei o meu melhor

Mas…
Este também é o meu País.
Também é a minha terra…
E portanto…
Sinto que tenho…
Dois amores…
E porque não sou ingrata
Porque não esqueço
Que vivo aqui
E que vivi lá
Continuarei a recordar-te
Mas também a recordar…

Lili Laranjo

16 de marzo de 2012

EL HOGAR PATERNO

A mis hermanas




¡Oh! ¡Mis islas amadas, dulce asilo
de mi primera edad!
¡Añosos algarrobos, viejos talas
donde el boyero me enseñó a cantar

¿Por qué os dejé, para encerrar mi vida
en la estrecha ciudad;
para arrojar mi corazón de niño
de las pasiones en el turbio mar?...

Como un cisne posado en las riberas
del ancho Paraná,
así, blanco y risueño, se divisa
a la distancia mi paterno hogar.

En los vastos y abiertos corredores
que grata sombra dan;
en el cuadro de antiguos paraísos
que, destrozados, no florecen ya;

En las barrancas que hacia el puerto ondulan
y avanzan al canal,
do vela el sueño de gloriosos muertos
la solitaria cruz de ñandubay;

En la hondonada que perfuma el molle
y engalana el chañar;
en el arroyo que las toscas baña;
en ese campo que se extiende allá...

Allí está mi pasado, de mi vida
la inocencia y la paz;
allí mi madre me acaricia, niño,
y mis hermanas en redor están.

No bien despunta el sol en el oriente,
tierno beso nos da;
de rodillas, oramos; y, en seguida,
¡puerta franca... la luz, la libertad!

Como bandada de enjaulados pájaros,
por aquí, por allá,
al campo el uno, a la barranca el otro,
nos echábamos todos a volar.

-«Cuidado con los nidos», nos decía
mi madre en el umbral;
pero digan horneros y zorzales
si les valió la maternal piedad.

Lejos ya de su vista, a un algarrobo
trepaba el más audaz,
y con los ojos de mil ansias llenos,
esperaban en grupo los demás.

En el horno de barro, construido
para vivir y amar,
introducía sus rosados dedos
el pequeño aprendiz de gavilán;

Y, del pico o el ala destrozada,
¡Nunca vista crueldad!
Asiendo los polluelos, uno a uno
los arrojaba con desdén triunfal.

Y era entonces de ver el alboroto
y el bullicioso afán,
de aquel enjambre de inocentes niños
que así destruía un inocente hogar.

Otras veces, del río en la corriente,
al cárdeno fulgor
que desde el fondo de la Pampa envía,
en sesgo rayo, el moribundo sol;

En agitado, en revoltoso grupo,
y alegre confusión,
los juncales rozando de la orilla,
con mis hermanas navegaba yo.

Una, los brazos en el agua hundiendo,
tendíase a estribor,
y sonreía a la rizada espuma
que la canoa abandonaba en pos.

Otra, imprudente, a la inclinada borda
lanzándose veloz,
entre sus manos victoriosa alzaba
del camalote la celeste flor.

Esta, la caña de pescar volvía,
enviando en derredor
menudas gotas que al caer brillaban
en los cabellos de las otras dos.

Batiendo luego las rosadas palmas,
reía, porque vio
medrosa hundirse en la corriente un ave
al desusado y repentino son.

Pero si alguna, al levantar los ojos,
mostraba el mirador,
donde mi madre a vigilarnos iba,
gritaban todas a la vez: «¡adiós!»

¡Oh dulces años! Por entonces era
nuestro goce mayor,
hurtar las flores que en las islas abren,
y de sus aves escuchar la voz.

Las pasionarias, las achiras de oro,
y el seíbo punzó,
eran ofrendas que mi madre amaba
porque a sus hijos se las daba Dios.

¡Ingrato, ingrato si el recuerdo suyo
arranco al corazón,
si yendo en pos del oropel mundano
el hombre olvida lo que el niño amó!

Rafael Obligado

14 de marzo de 2012

EVA RECIEN HALLADA


Tú que habitas ahora despierta sobre el agua
rota de los diamantes.

Tú que habitas ahora, como una llama vida,
lo mismo que lámpara desvelada en su propio
mundo de claridades.

No eres la terrible, la fulgurante luz
que llega de los cielos.

Eres la espada fina, la silenciosa espada
que siega las tinieblas,
el más agudo grito salido de las mismas
entrañas de las sombras.

Entre el río de siempre cubierto de ceniza.

El río inevitable
donde mi amor aguarda la primitiva lumbre
que quiebra sus metales,
sus desoladas selvas, sus ópalos del aire.

Eres la iluminada,
la solitaria esquiva que defiende los bronces
de la noche y del alba.

¡ Radiante forma anclada de los vivientes orbes,
traspasado por ti derrumbo mis orillas,
hago rosas de hielo de mis propias palabras!

-¿En cuál lecho de otras arenas diferentes
creció de soledades
la noche que en tus pulsos moja en agua celeste
su roja llamarada?

En la ola de vidrio furiosa que te envuelve
lo mismo que una torre,
como una firme hiedra de sed devoradora,
construida de ciegos arcángeles te elevas
más allá de las nieblas,
hacia los nuevos soles que laten en tu sangre
llovida de amapolas.

-¿Es el amor que esperas erguida en el umbral
de la rosa más alta?

¿De la encendida rosa que el verano calcina
con sus labios de fuego?

Debajo de la muerte total otras campanas
desesperadas claman,
claman otras campanas
debajo del silencio donde crece el vacío
como una flor helada.

Franklin Mieses Burgos

12 de marzo de 2012

CASTILLA


Tú me levantas, tierra de Castilla,
en la rugosa palma de tu mano,
al cielo que te enciende y te refresca,
al cielo, tu amo.

Tierra nervuda, enjuta, despejada,
madre de corazones y de brazos,
toma el presente en ti viejos colores
del noble antaño.

Con la pradera cóncava del cielo
lindan en torno tus desnudos campos,
tiene en ti cuna el sol y en ti sepulcro
y en ti santuario.

Es todo cima tu extensión redonda
y en ti me siento al cielo levantado,
aire de cumbre es el que se respira
aquí, en tus páramos.

¡Ara gigante, tierra castellana,
a ese tu aire soltaré mis cantos,
si te son dignos bajarán al mundo
desde lo alto!

Miguel de Unamuno

10 de marzo de 2012

A UNA TRANSEUNTE


La calle ensordecedora alrededor mío aullaba.
Alta, delgada, enlutada, dolor majestuoso,
Una mujer pasó, con mano fastuosa
Levantando, balanceando el ruedo y el festón;

Ágil y noble, con su pierna de estatua.
Yo, yo bebí, crispado como un extravagante,
En su pupila, cielo lívido donde germina el huracán,
La dulzura que fascina y el placer que mata.

Un rayo... ¡luego la noche! — Fugitiva beldad
Cuya mirada me ha hecho súbitamente renacer,
¿No te veré más que en la eternidad?

Desde ya, ¡lejos de aquí! ¡Demasiado tarde! ¡Jamás, quizá!
Porque ignoro dónde tú huyes, tú no sabes dónde voy,
¡Oh, tú!, a la que yo hubiera amado, ¡oh, tú que lo supiste!

Charles Baudelaire

8 de marzo de 2012

DECIMAS


I

Yo soy flor que se marchita
al sol de la adversidad,
el arbolito en mitad
de la llanura infinita.
La paloma pobrecita
que arrastran los aquilones,
entre oscuros nubarrones
de tempestades airadas,
soy la barca abandonada
en el mar de las pasiones.

II

Soy el ave que al bajar
de los aires fatigada,
no tiene ni una enramada
ni un árbol en que anidar.
Y si vuelve a levantar
las tristes alas del suelo,
encuentra nublado el cielo
y deshecha la tormenta,
y el pájaro se lamenta
y vuelve a tender su vuelo.

III

Yo soy un gaucho cantor
de renombradas virtudes,
que tan solo ingratitudes
ha recibido en su amor.
Soy el pobre payador
velay, si sabré penar
con mis negras amarguras,
la pampa con sus llanuras
con sus abismos la mar.

IV

Yo no canto por llamar
la atención que no merezco,
yo canto porque padezco
penas que quiero olvidar.
Que tan solo con cantar
se va al viento nuestra pena,
y yo tengo el alma llena
de pesares y amarguras,
más que en la pampa hay anchura
más que en el mar hay arena

V

Por eso, ¡oh linda mujer!
maldigo mi negra estrella,
al contemplarte tan bella
sin que te pueda querer.
Porque todo hombre ha de ser
generoso hasta morir,
y no debe permitir
a una mujer que lo quiera,
para que después se muera
al verlo tanto sufrir.

VI

¡Adiós, primorosa flor!
adiós, lucero invariable,
solamente comparable
a la estrella de mi amor.
Cuando sientas un dolor
parecido al que yo siento,
Dios quiera que tu lamento
no sucumba en la ignorancia,
y atraviese la distancia
¡sobre las olas del viento!

Almafuerte

6 de marzo de 2012

LA CANCION DE FLOR DE MAYO


Flor de Mayo como un rayo
de la tarde se moría...
Yo te quise, Flor de Mayo,
tú lo sabes; ¡pero Dios no lo quería!

Las olas vienen, las olas van,
cantando vienen, cantando irán.

Flor de Mayo ni se viste
ni se alahaja ni atavía;
¡Flor de Mayo está muy triste!
¡Pobrecita, pobrecita vida mía!

Cada estrella que palpita,
desde el cielo le habla asi:
"Ven conmigo, Florecita,
brillarás en la extensión igual a mí"

Flor de Mayo, con desmayo,
le responde: "¡Pronto iré!"

Se nos muere Flor de Mayo,
¡Flor de Mayo, la elegida, se nos fue!

Las olas vienen, las olas van,
cantando vienen, llorando irán...

"¡No me dejes!" yo le grito:
"¡No te vayas dueño mío,
el espacio es infinito
y es muy negro y hace frío, mucho frío!"

Sin curarse de mi empeño,
Flor de Mayo se alejó,
Y en la noche, como un sueño
misteriosamente triste se perdió.

Las olas vienen, las olas van,
cantando vienen, ¡ay, cómo irán!

Al amparo de mi huerto
una sola flor crecía:
Flor de Mayo, y se me ha muerto...
Yo la quise, ¡Pero Dios no lo quería!

Amado Nervo

4 de marzo de 2012

LA AUSENCIA


Fuese el hechizo
del alma mía,
y mi alegría
se fue también:
en un instante
todo he perdido,
¿dónde te has ido
mi amado bien?

Cubrióse todo
de oscuro velo,
el bello cielo,
que me alumbró;
y el astro hermoso
de mi destino,
en su camino
se oscureció.

Perdió su hechizo
la melodía,
que apetecía
mi corazón.
Fúnebre canto
sólo serena
la esquiva pena
de mi pasión.

Doquiera llevo
mis tristes ojos,
hallo despojos
del dulce amor;
doquier vestigios
de fugaz gloria,
cuya memoria
me da dolor.

Vuelve a mis brazos
querido dueño,
sol halagüeño
me alumbrará;
vuelve tu vista,
que todo alegra,
mi noche negra
disipará.

Esteban Echeverria

2 de marzo de 2012

DE NUEVO ESTE DESCONSUELO


De nuevo este desconsuelo
y esa urgencia por tenerte.

De nuevo ese tabaco visitando tu boca
y dos gotitas de tu perfume favorito.

De nuevo ese lamento inútil
y ese umbral que ya no paso.

Dime cuando me mandarás
el inventario de tantos silencios.

Cuando me mandarás la naftalina,
el encaje del tomillo
y el cofre pequeño
donde hemos guardado
tantas palabras.

Felipe Servulo