CafePoetas es un Blog sin animo de lucro donde se rinde homenaje a poetas de ayer, hoy y siempre.

30 de enero de 2008

SONETO ENAMORADO





Dulce como el arroyo soñoliento,
mansa como la lluvia distraída,
pura como la rosa florecida
y próxima y lejana como el viento.

Esta mujer que siente lo que siente
y está sangrando por mi propia herida
tiene la forma justa de mi vida
y la medida de mi pensamiento.

Cuando me quejo, es ella mi querella,
y cuando callo, mi silencio es ella,
y cuando canto, es ella mi canción.

Cuando confío, es ella la confianza,
y cuando espero, es ella la esperanza,
y cuando vivo, es ella el corazón.

Francisco Luis 
Bernárdez

SENSACION DE REGRESO



¡Madre, madre, aquí estoy. Cuando la suerte quiso,
como bohemio errante dejé tu paraíso
y fui de gente en gente
y fui de Corte en Corte;
de los soles de Oriente a las brumas del Norte;
pero ni el sol ni el hielo
de ti me tuvo ausente;
el azul de unos ojos me hablaba de tu cielo,
lo diáfano de un verso evocaba tu ambiente
y en el más crudo invierno, un soplo de fragancia,
aromas de tus campos me trajo a la distancia.

Hoy, enfermo y cansado, temí que mis despojos,
con las manos cruzadas y cerrados los ojos,
llegaran hasta ti; por eso vine antes,
para mirar de nuevo tus estrellas radiantes.
Cual si fuese un fantasma, ya mi sombra se aúna
a la de los sabinos del bosque milenario en las
noches de luna.

Ayer no estuve ausente; hoy, qué importa que muera.
Sobre tus verdes campos una estación impera:
invierno, otoño, estío, aquí son primavera.
Arrópenme con tierra tus manos amorosas,
el rictus de mi boca han de borrar tus besos,
la savia de mi carne y el polvo de mis huesos
renacerán en rosas.

Madre, madre, no llores. Si mi cuerpo sepultas
y ves brotar zarzales, será, ¿no lo adivinas?
que mis penas ocultas
renacen en espinas;
pero también en flores.
Madre, madre, no llores:
símbolo dé mí vida
será mi corazón una zarza florida,

Francisco A. de Icaza

LAS ROSAS DEL JARDIN DE ADONIS



Las rosas del jardín de Adonis
Son las que yo amo, Lydia, esas efímeras rosas
Que en el día de su nacimiento,
En ese mismo día, mueren.

La luz es eterna para ellas, pues
Nacen con el sol cuando ya ha salido, y se acaban
Antes que Apolo pudiera incluso iniciar
Su trayectoria visible.

Como ellas, déjanos hacer de nuestras vidas un día,-
Voluntariamente, Lydia, desconociendo
Que existe la noche antes y después
El poquito que perduramos.

Fernando Pessoa

28 de enero de 2008

ELEGIA DE SEPTIEMBRE



Cordero tranquilo, cordero que paces
tu grama y ajustas tu ser a la eterna armonía:
hundiendo en el lodo las plantas fugaces
huí de mis campos feraces
un día...
Ruiseñor de la selva encantada
que preludias el orto abrileño:
a pesar de la fúnebre muerte, y la sombra, y la nada,
yo tuve el ensueño.
Sendero que vas del alcor campesino
a perderte en la azul lontananza:
los dioses me han hecho un regalo divino:
la ardiente esperanza.
Espiga que mecen los vientos, espiga
que conjuntas el trigo dorado:
al influjo de soplos violentos,
en las noches de amor, he temblado.
Montaña que el sol transfigura.
Tabor al febril mediodía,
silente deidad en la noche estilífera y pura:
¡nadie supo en la tierra sombría
mi dolor, mi temblor, mi pavura!
Y vosotros, rosal florecido,
lebreles sin amo, luceros, crepúsculos,
escuchadme esta cosa tremenda: ¡He Vivido!
He vivido con alma, con sangre, con nervios, con músculos,
y voy al olvido...

Porfirio Barba Jacob

25 de enero de 2008

VADE RETRO





Tu eres joven, como un lirio de los valles,
que recién abre su cáliz,
¡que recién!
los cendales candorosos de sus pétalos de seda
suelta al viento de la aurora...
¡yo soy el trágico laurel!.
Yo soy viejo, carcomido, lamentable,
como un roble centenario,
¡que cayó!
que cayó para in eternum, para nunca más alzarse
por los siglos de los siglos,
¡bajo el látigo de Dios!.
Son tus carnes, azucenas y jazmines
sonrojados a los besos
!de la luz!;
de la luz de cien incendios pavorosos,
de cien soles fulgurantes...
¡más tu carne, no eres tú!.
Tu eres sombra, sombra enorme, sombra misma,
sombra llena de ansias
¡de gozar!.
Tus deseos se retuercen como sierpes iracundas,
insaciadas, insaciables...
¡pubertades de satán!.

Almafuerte

20 de enero de 2008

ADIOS



Las cosas que mueren jamás resucitan,
las cosas que mueren no tornan jamás.
¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda
es polvo por siempre y por siempre será!

Cuando los capullos caen de la rama
dos veces seguidas no florecerán...
¡Las flores tronchadas por el viento impío
se agotan por siempre, por siempre jamás!

¡Los días que fueron, los días perdidos,
los días inertes ya no volverán!
¡Qué tristes las horas que se desgranaron
bajo el aletazo de la soledad!

¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas,
las sombras creadas por nuestra maldad!
¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que así se nos van!

¡Corazón... silencia!... ¡Cúbrete de llagas!...
?de llagas infectas? ¡Cúbrete de mal!...
¡Que todo el que llegue se muera al tocarte,
corazón maldito que inquietas mi afán!

¡Adiós para siempre mis dulzuras todas!
¡Adiós mi alegría llena de bondad!
¡Oh, las cosas muertas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que no vuelven más! ...

Alfonsina Storni

TRAIGO PARA TI





Traigo para ti desde muy lejos
un traje de amapolas con lunares,
auténticos lunares de la luna,
con un cuello de garza sibelina
y un sombrero con plumas de ave fénix
plumas infantas del ave renacidas...
Traigo lápices de todos los colores
que robé en un descuido al arco iris
cuando andaba de uniones con las nubes.
y hasta diez pergaminos de abedules
donde pintar los cielos del estío

Había mar en la tierra donde anduve
y del mar te he traído algunas cosas
un pañuelo de nacar nacarado
y unas alas de peces voladores.
Negocié con Neptuno más no quiso
deshacerse por nada del tridente
sin embargo te envía un abanico
de coral vespertino y transparente
que hicieron hipocampos artesanos.

Mil erizos te envían alfileres
para tejer con sargazos un abrigo
que te abrigue de las brisas marinas
de la aurora boreal y de las prisas.

Te traigo este poema en que me traigo
a tus brazos desnudo todo entero,
es decir, sin secuelas del camino,
es decir, sin urgencias y en mis manos
te traigo el corazón que una gaviota
me entregó para ti por si quisieras
ir con ella a volar por el espacio
o al interior de alguna caracola
para escuchar al mar desde más cerca
traducir el idioma de las olas.

Alberto Cortez

18 de enero de 2008

AMARTE MAS



Me tiene atado tu encanto floreciente
y me tiene esclavizado tu corazón ardiente,
me tiene acongojado tu engaño sin sentido
y me tiene orgulloso el latir de mis latidos.

Y sin embargo no reniego de mi atadura,
porque es como una fuerte armadura
que me protege de la furia impiadosa
que tienen tus ojos, y tus manos hermosas.

Me tiene azotado el aire de tu suspiro
y me tiene azorado el paisaje que miro,
un precipicio que culmina en la misma cima
donde yacen mis penas y mis rimas.

Y sin embargo no rechazo mi cruel destino
porque tal vez este no sea el exacto camino,
pero sé, porque me basta con sólo saberlo
que es la forma correcta de recorrerlo.

Me tiene adormecido el llanto derramado
y feliz, porque nunca tanto había amado
acepto con donaire el trágico motivo
que llevan a tus besos a la sala del olvido.

Y sin embargo no me lamento de mi llanto
porque aun habiendo querido tanto
tengo en el alma la frenética fantasía
que aún me queda amarte más, todavía...

Miguel Angel Turco

ME BESABA MUCHO




Me besaba mucho, como si temiera
irse muy temprano... Su cariño era
inquieto, nervioso. Yo no comprendía
tan febril premura. Mi intención grosera
nunca vio muy lejos
¡Ella presentía!
Ella presentía que era corto el plazo,
que la vela herida por el latigazo
del viento, aguardaba ya..., y en su ansiedad
quería dejarme su alma en cada abrazo,
poner en sus besos una eternidad.

Amado Nervo

TRINIA



I
Al Museo de Sevilla
iba a diario Juan Miguel
a copiar las maravillas
de Murillo y Rafael.
Y por las tardes, como una rosa
de los jardines que hay en la entrá,
pintaba a Trini, pura y hermosa,
como si fuera la Inmaculá.
Y decía el chavalillo:
«Pa que voy a entrar ahí,
si es la Virgen de Murillo
la que tengo frente a mí».
Triniá, mi Triniá,
la de la Puerta Real,
carita de nazarena,
con la Virgen Macarena
yo te tengo compará;
algo tu vida envenena,
qué tienes en la mirá
que no me pareces buena,
Triniá, mi Trini, ay... mi Triniá.

II
El Museo sevillano
un mal día visitó
un banquero americano
que de Trini se prendó.
Y con el brillo de los diamantes
la sevillana quedó cegá
y entre los brazos de aquel amante
huyó de España la Triniá.
Y ante el cuadro no acabao
así decía el pintor:
«Tú me has hecho desgraciao,
sin ti qué voy a hacer yo».
Triniá, mi Triniá,
la de la Puerta Real,
carita de nazarena,
con la Virgen Macarena
yo te tengo compará;
algo tu vida envenena,
qué tienes en la mirá
que no me pareces buena,
Triniá, mi Trini, ay... mi Triniá.

Rafael de León

LA PALOMA



Se equivocó la paloma
se equivocaba.
Por ir al norte, fue al sur
creyó que el trigo era agua,
se equivocaba.

Creyó que el mar era el cielo
que la noche, la mañana,
se equivocaba,
se equivocaba.

Que las estrellas, rocío
que la calor, la nevada,
se equivocaba,
se equivocaba.

Que tu falda era tu blusa
que tu corazón, su casa,
se equivocaba,
se equivocaba.

Ella se durmió en la orilla,
tú en la cumbre de una rama.

Creyó que el mar era el cielo
que la noche, la mañana
se equivocaba,
se equivocaba.

Que las estrellas, rocío
que la calor, la nevada,
se equivocaba,
se equivocaba.

Que tu falda era tu blusa
que tu corazón, su casa,
se equivocaba,
se equivocaba...

Rafael Albertti

FUTURO



Decid cuando yo muera... (¡y el día esté lejano!)
soberbio y desdeñoso, pródigo y turbulento,
en el vital deliquio por siempre insaciado,
era la llama al viento...

Vagó, sensual y triste, por las islas de su América;
en un pinar de Honduras vigorizó el aliento;
la tierra mexicana le dio su rebeldía,
su libertad, su fuerza... Y era una llama al viento.

De cimas no sondadas subía a las estrellas;
un gran dolor incógnito vibraba por su acento;
fue sabio en sus abismos, y humilde, humilde, humilde,
porque no es nada una llamita al viento.

Y supo cosas lúgubres, tan hondas y letales,
que nunca humana lira jamás esclareció,
y nadie ha comprendido su trágico lamento...
Era una llama al viento y el viento la apagó.

Porfirio Barba Jacob

17 de enero de 2008

SOLEA DEL AMOR GENEROSO


"Todo es cuestión de hidalguía:
tú me lo negaste todo
yo te di cuanto tenía. "
Ni un suspiro a mi cuidado
contestando a mi suspiro;
fuiste de duro zafiro
siendo de vidrio quebrado.
Ni un rosal viejo y gastado
merecí de tus antojos;
sólo me diste despojos
de tu zarzal y tu roca
que me sangraron la boca
y me cegaron los ojos.
Ni una mirada siquiera
ni una palabra sencilla,
ni siquiera la semilla
de una sonrisa ligera.
Cuando yo te daba entera
mi flor de luna y de todo
tú... pagabas a tu modo,
y así, mientras mi hidalguía
te daba cuanto tenía,
te di mi templo y mis ritos,
mi boca llena de gritos,
mis ojos llenos de llanto,
te di tanto... ¡tanto, tanto!
que darte más no podía,
y cuando ya no había
nada en casa que pidieras,
yo para que no dijeras
tú me lo negabas todo.
¿Qué te di? ¡Nada...! ¡Nada!
Mi beso recién comprado
y en la fragua del costado
una hoguera desbocada.
Te di mi huerta cercada
llena de rosas y lirios,
te di la voz y los cirios
de mis noches en desvela,
y un corazón sin cancela
roto de tantos martirios.
Te di mi risa y mi canto,
te di la casa vacía.
Pero... ¿para qué te digo
cosas que no han de llegarte?
Caña frágil que se parte
no entiende de mi buen trigo,
y ya ves: ni te maldigo.
¿Para qué? Desde aquel día,
tu bajeza y mi hidalguía
se definen de este modo:
Tú me lo negaste todo,
yo te di cuanto tenía.

Manuel Benítez Carrasco

POBRE FLOR



¿Por qué te miro así tan abatida,
pobre flor?
¿En dónde están las galas de tu vida
y el color?
Díme, ¿por qué tan triste te consumes,
dulce bien?
¿Quién?, del delirio devorante y loco
de un amor,
que me fue consumiendo poco a poco
de dolor!
Porque amando con toda la ternura
de la fe
a mí no quiso amarme la criatura
que yo amé
Y por eso sin galas me marchito
triste aquí,
siempre llorando en mi dolor maldito,
¡Siempre así!
¡Habló la flor!...
Yo gemí... era igual a la memoria
de mi amor.

Manuel Acuña

16 de enero de 2008

EN SUEÑOS



Ya aspiro los aromas de su huerto;
Las brisas gimen y las hojas tiemblan.
Cuán bella ¡oh luna! a nuestra cita vienes...
Sueña, alma mía... ¡sueña!

Herido traigo el corazón... ¿Deliro?
¿Es el canto del ave que se queja?
Es su voz... ¡y me llama! ¿Por qué tardas?
Ven, mis brazos te esperan.

¿Son mentira tus besos?... ¡No me engañes!
Ábreme tu alma y cuéntame tus penas.
¿Lloras?... ¿por qué ?... Si nuestro amor es crimen,
Crimen, bendito seas;

Traigo para tu sien una corona,
Para ensalzarte mi arpa de poeta.
Yo haré en mis cantos, alma de mi alma,
¡Nuestra pasión, eterna!

Jura otra vez que me amas, que eres mía;
Jura... ¡nadie nos oye! ¡Nada temas!
—«¡Tuya! bien mío... ¡para siempre tuya!»
¡Sueña, alma mía... sueña!

Ismael Enrique Arciniegas

14 de enero de 2008

ACUERDATE DE MI



¡Oh! cuánto tiempo silenciosa el alma
mira en redor su soledad que aumenta
como un péndulo inmóvil: ya no cuenta
las horas que se van!
No siente los minutos cadenciosos
a golpe igual del corazón que adora
aspirando la magia embriagadora
de tu amoroso afán.
Ya no late, ni siente, ni aún respira
petrificada el alma allá en lo interno;
tu cifra en mármol con buril eterno
queda grabada en mí!
Ni hay queja al labio ni a los ojos llanto,
muerto para el amor y la ventura
esta en tu corazón mi sepultura
y el cadáver aquí!
En este corazón ya enmudecido
cual la ruina de un templo silencioso,
vacío, abandonado, pavoroso
sin luz y sin rumor;
Embalsamadas ondas de armonía
elevábanse a un tiempo en sus altares;
y vibraban melódicos cantares
los ecos de tu amor.
Parece ayer! ...De nuestros labios mudos
el suspiro de ¡"Adiós" volaba al cielo,
y escondías la faz en tu pañuelo
para mejor llorar!
Hoy... nos apartan los profundos senos
de dos inmensidades que has querido,
y es más triste y más hondo el de tu olvido
que el abismo del mar!
Pero, ¿qué es este mar? ¿qué es el espacio,
qué la distancia, ni los altos montes?
Ni qué son esos turbios horizontes
que mira desde aquí;
si al través del espacio de las cumbres,
de ese ancho mar y de ese firmamento,
vuela por el azul mi pensamiento
y vive junto a ti:
Si yo tus alas invisibles veo,
te llevo dentro del alma estás conmigo,
tu sombra soy y donde vas te sigo
por tus huellas en pos!
Y en vano intentan que mi nombre olvides;
nacieron, nuestras almas enlazadas,
y en el mismo crisol purificadas
por la mano de Dios.
Tú eres la misma aún;
cual otros días suspéndense tus brazos de mi cuello;
veo tu rostro apasionado y bello
mirarme y sonreír;
aspiro de tus labios el aliento
como el perfume de claveles rojos,
y brilla siempre en tus azules ojos
mi sol, ¡mi porvenir!
Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido;
mi nombre está en la atmósfera, en la brisa,
y ocultas a través de tu sonrisa
lágrimas de dolor; pues mi recuerdo tu memoria asalta,
y a pesar tuyo por mi amor suspiras,
y hasta el ambiente mismo que respiras
te repite ¡mi amor!
¡Oh! cuando vea en la desierta playa,
con mi tristeza y mi dolor a solas,
el vaivén incesante de las olas,
me acordaré de ti;
Cuando veas que una ave solitaria
cruza el espacio en moribundo vuelo,
buscando un nido entre el mar y el cielo,
¡Acuérdate de mí!

Carlos Augusto Salaverry

TU ME ABANDONARAS EN PRIMAVERA



Tú me abandonarás en primavera,
cuando sangre la dicha en los granados
y el secadero, de ojos asombrados,
presienta la cosecha venidera.

Creerá el olivo de la carretera
ya en su rama los frutos verdeados.
Verterá por maizales y sembrados
el milagro su alegre revolera.

Tú me abandonarás. Y tan labriega
clareará la tarde en el ejido,
que pensaré: Es el día lo que llega.

Tú me abandonarás sin hacer ruido,
mientras mi corazón salpica y juega
sin darse cuenta de que ya te has ido.

Antonio Gala

10 de enero de 2008

POEMA DEL AMOR IMPOSIBLE




Esta noche pasaste por mi camino
y me tembló en el alma no sé qué afán
pero yo estoy consciente de mi destino
que es mirarte de lejos y nada más.

No, tú nunca dijiste que hay primavera
en las rosas ocultas de tu rosal.
Ni yo debo mirarte de otra manera
que mirarte de lejos y nada más.

Y así pasas a veces tranquila y bella,
así como esta noche te vi pasar.
Más yo debo mirarte como una estrella
que se mira de lejos y nada más.

Y así pasan las rosas de cada día
dejando las raíces que no se van.
Y yo con mi secreta melancolía
de mirarte de lejos y nada más.

Y así seguirás siempre, siempre prohibida,
más allá de la muerte, si hay más allá.
Porque en esa vida, si hay otra vida,
te miraré de lejos y nada más...

Jose Angel Buesa

7 de enero de 2008

SI DECIDES VOLVER




Si decides volver
no habrá sido estéril la ausencia,
que sueños y luz
quedaron arrinconados
en el túnel del tiempo.
Esta noche luna llena
y amor de trastienda,
aletea la tristeza
enredada entre palabras y gestos.
(Pronto lloverá
en los primeros días
de este otoño
y hará frío en la meseta).

Felipe Servulo

QUO VADIS



Sola, en el ancho páramo del mundo,
Sola con mi dolor,
En su confín, con estupor profundo
Miro alzarse un celeste resplandor:

Es El! Aparición deslumbradora
De blanca y dulce faz,
Que avanza, con la diestra protectora
En actitud de bendid6n y paz.
Inclino ante El mi rostro dolorido
Temblando de ternura y de temor,
Y exclamo con acento conmovido:
- A donde vas, Señor?

- La Roma en que tus mártires supieron
En horribles suplicios perecer
Es hoy lo que Los césares quisieron:
Emporio de elegancia y de placer.

Allí está Pedro. El pescador que un día
Predicó la pobreza y la humildad,
Cubierto de lujosa pedrería
Ostenta su poder y majestad.

Feroz imitador de Los paganos,
El Santo Inquisidor
Ha quemado en tu nombre a sus hermanos...
Adónde vas, Señor?

Allá en tus templos donde el culto impera
Oué hay en el fondo? O lucro o vanidad.
Cuán pocos son los que con fe sincera
Te adoran en espíritu y verdad!

El mundo con tu sangre redimido,
Veinte siglos después de tu pasión,
Es hay más infeliz, más pervertido,
Más pagano que en el tiempo de Nerón.

Ante el altar de la Deidad impura,
Huérfana de ideal, la juventud
Contra el amor del alma se conjure
Proclamando el placer como virtud.

Las antiguas barbaries que subsisten,
Sólo cambian de nombre con la edad;
La esclavitud y aun el tormento existen
Y es mentira grosera la igualdad.

Siempre en la lucha oprimidos y opresores!
De un lado, la fortuna y el poder,
Del otro, la miseria y sus horrores;
Y todo iniquidad... Hoy como ayer.

Hoy como ayer, Los pueblos de la tierra
Se arman para el asalto y la traición,
Y alza triunfante el monstruo de la guerra
Su bandera de espanto y confusión.

Ciega, fatal, la humanidad se abisma
En Los antros del vicio y del error.
Y duda, horrorizada de sí misma...
Adónde vas, Señor?

Adela Samudio

4 de enero de 2008

CANCION PARA LA LUNA



Blanca tortuga,
luna dormida,
¡qué lentamente
caminas!
Cerrando un párpado
de sombras, miras
cual arqueológica
pupila.
Que quizá sea...
(Satán es tuerto)
una reliquia.
Viva lección
para anarquistas.
Jehová acostumbra
sembrar su finca
con ojos muertos
y cabecitas
de sus contrarias
milicias.

Gobierna rígido
la faz divina
con su turbante
de niebla fría,
poniendo dulces
astros sin vida
al rubio cuervo
del día.
Por eso, luna,
¡luna dormida!,
vas protestando
seca de brisas,
del gran abuso
la tiranía
de ese Jehová
que os encamina
por una senda,
¡siempre la misma!,
mientras él goza
en compañía
de Doña Muerte,
que es su querida...

Blanca tortuga,
luna dormida,
casta Verónica
del sol que limpias
en el ocaso
su faz rojiza.
Ten esperanza,
muerta pulida,
que el Gran Lenin
de tu campiña
será la Osa
Mayor
, la arisca
fiera del cielo
que irá tranquila
a dar su abrazo
de despedida
al viejo enorme
de los seis días.

Y entonces, luna
blanca, vendría
el puro reino
de la ceniza.

(Ya habréis notado
que soy nihilista.)

Federico García Lorca

2 de enero de 2008

BUSCA EN TODAS LAS COSAS

Busca en todas las cosas un alma y un sentido
oculto; no te ciñas a la apariencia vana;
husmea, sigue el rastro de la verdad arcana,
escudriñante el ojo y aguzado el oído.

No seas como el necio, que al mirar la virgínea
imperfección del mármol que la arcilla aprisiona,
queda sordo a la entraña de la piedra, que entona
en recóndito ritmo la canción de la línea.

Ama todo lo grácil de la vida, la calma
de la flor que se mece, el color, el paisaje.
Ya sabrás poco a poco descifrar su lenguaje...
¡Oh divino coloquio de las cosas y el alma!

Hay en todos los seres una blanda sonrisa,
un dolor inefable o un misterio sombrío.
¿Sabes tú si son lágrimas las gotas de rocío?
¿Sabes tú qué secreto va contando la brisa?

Atan hebras sutiles a las cosas distantes;
al acento lejano corresponde otro acento.
¿Sabes tú donde lleva los suspiros el viento?
¿Sabes tú si son almas las estrellas errantes?

No desdeñes al pájaro de argentina garganta
que se queja en la tarde, que salmodia a la aurora.
Es un alma que canta y es un alma que llora...
¡Y sabrá por qué llora, y sabrá por qué canta!

Busca en todas las cosas el oculto sentido;
lo hallarás cuando logres comprender su lenguaje;
cuando sientas el alma colosal del paisaje
y los ayes lanzados por el árbol herido...

Enrique González Martínez