CafePoetas es un Blog sin animo de lucro donde se rinde homenaje a poetas de ayer, hoy y siempre.

29 de agosto de 2007

POEMA DE LOS DONES





Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche.

De esta ciudad de libros hizo dueños
a unos ojos sin luz, que sólo pueden
leer en las bibliotecas de los sueños
los insensatos párrafos que ceden

las albas a su afán. En vano el día
les prodiga sus libros infinitos,
arduos como los arduos manuscritos
que perecieron en Alejandría.

De hambre y de sed (narra una historia griega)
muere un rey entre fuentes y jardines;
yo fatigo sin rumbo los confines
de esta alta y honda biblioteca ciega.

Enciclopedias, atlas, el Oriente
y el Occidente, siglos, dinastías,
símbolos, cosmos y cosmogonías
brindan los muros, pero inútilmente.

Lento en mi sombra, la penumbra hueca
exploro con el báculo indeciso,
yo, que me figuraba el Paraíso
bajo la especie de una biblioteca.

Algo, que ciertamente no se nombra
con la palabra azar, rige estas cosas;
otro ya recibió en otras borrosas
tardes los muchos libros y la sombra.

Al errar por las lentas galerías
suelo sentir con vago horror sagrado
que soy el otro, el muerto, que habrá dado
los mismos pasos en los mismos días.

¿Cuál de los dos escribe este poema
de un yo plural y de una sola sombra?
¿Qué importa la palabra que me nombra
si es indiviso y uno el anatema?

Groussac o Borges, miro este querido
mundo que se deforma y que se apaga
en una pálida ceniza vaga
que se parece al sueño y al olvido

Jorge Luis Borges

28 de agosto de 2007

RIMA IV - LOS SUSPIROS SON AIRE Y VAN AL AIRE


Los suspiros son aire y van al aire.
Las lágrimas son agua y van al mar.
Dime, mujer, cuando el amor se olvida,
¿Sabes tú adónde va?

Gustavo Adolfo 
Bécquer

27 de agosto de 2007

SUEÑOS DE LUNA



Te soñaba huyendo de mi lado,
yo lloraba como tonta sobre los cristales rotos
y encendía las luces para que se advirtieran
las vírgenes,
los adornos de plata,
la curva que la pared dibuja al internarse
en el terreno

denso, inexplicable
que es el sueño.

Ese de anoche,
en el que tú brincabas desnudo
mostrando la piel más oscura de tu sexo
y los dientes filudos de animal en celo.

Ana Maria Rodas

22 de agosto de 2007

HOJAS SECAS




Tú despertaste el alma descreída
del pobre que tranquilo y sin ventura,
en el Gólgota horrible de la vida
agotaba su cáliz de amargura.

Indiferente a mi fatal castigo
me acercaba a la puerta de la parca
más infeliz que el último mendigo,
más orgulloso que el primer monarca.

Pero te amé; que a tu capricho plugo
ennegrecer mi detestable historia...
quien nació con entrañas de verdugo
sólo dando tormento encuentra gloria.

Antes que te amara con delirio
viví con mis pesares resignado;
hoy mi vida es de sombra y de martirio;
hoy sufro lo que sufre un condenado.

Perdió la fe mi vida pesarosa;
sólo hay abismos a mis pies abiertos...
quiero morir... ¡feliz el que reposa
en el húmedo lecho de los muertos!...

Nacer, crecer, morir. He aquí el destino
de cuanto el orbe desgraciado encierra;
¿qué importa si al fin de mi camino
voy a aumentar el polvo de la tierra?

¿Y qué la tempestad? ¿Qué la bonanza?
¿Ni qué importa mi futuro incierto,
si ha muerto el corazón, y la esperanza
dentro del corazón también ha muerto?...

¿Sabes por qué te amé?... Creí que el destino
te condenaba como a mí, al quebranto,
y ebrio de amor, inmaterial, divino.
quise mezclar mi llanto con tu llanto.

¡Ah!... ¡coqueta!... ¡coqueta!... yo veía
en ti de la virtud excelsa palma...
¿ignoras que la vil coquetería
es el infame lupanar del alma?

Di, ¡por piedad! ¿qué males te he causado?
¡Por qué me haces sufrir?... Alma de roble,
buscar el corazón de un desgraciado
para jugar con él, eso es... ¡innoble!

¿Me hiciste renacer al sentimiento
para burlarte de mi ardiente llama?...
Te amo hasta el odio, y, al odiarte siento
que más y más el corazón te ama.

Fuiste mi fe, mi redención, mi arcángel,
te idolatró mi corazón rendido.
Con la natura mística del ángel,
con el vigor de Lucifer caído,

Que tengo un alma ardiente y desgraciada
alma que mucho por amar padece;
no sé si es miserable o elevada,
sólo sé que a ninguna se parece.

Alma infeliz, do siempre se encontraron
el bien y el mal en batallar eterno;
alma que Dios y Satanás forjaron
con luz de gloria y lumbre del infierno.

Esta alma es la mitad de un alma errante,
que en mis sueños febriles reproduzco,
y esa mitad que busco delirante,
nunca la encontraré: pero... ¡la busco!

Soy viejo ya, mi vida se derrumba
y sueño aún con plácidos amores,
que en vez del corazón llevo una tumba,
y los sepulcros necesitan flores.

Te creí la mitad de mi ser mismo;
pero eres la expiación, y me parece
ver en tu faz un atrayente abismo,
lleno de luz que ciega y desvanece.

No eres mujer, porque la mente loca
te ve como faceta de brillante
eres vapor que embriaga y que sofoca.
aérea visión, espíritu quemante.

Yo que lucho soberbio con la suerte;
y que luchar con el demonio puedo,
siento latir mi corazón al verte...
ya no quiero tu amor... me causas miedo.

Tú me dejas, mujer, eterno luto;
pero mi amor ardiente necesito
arrancar de raíz; porque su fruto
es fruto de dolor, fruto maldito.

Quiero a los ojos arrancar la venda,
quiero volver a mi perdida calma,
quiero arrancar mi amor, aunque comprenda
que al arrancar mi amor, me arranque el alma.

Antonio Plaza

20 de agosto de 2007

CANCION DEL AMOR QUE PASA




Yo soy como una nube que da sombra un instante;
soy una hoguera efímera que no deja una brasa.
Yo soy el buen amor y el mal amante.
Dime adiós y sonríeme: Soy el amor que pasa...

Soy el amor que olvida pero que nunca miente,
que muere sonriendo porque nace feliz.
Yo paso como un día fugazmente;
y aunque se siembra un ala nunca tendrá raíz.

No intentes retenerme: déjame que vaya
como el agua de un río que no vuelve a pasar…
Yo soy como una ola en una playa
pues las olas se acercan pero vuelven al mar…

Soy el amor de amar que odia lo inerme
que se lleva el perfume pero deja la flor…
Dime adiós y no intentes retenerme:
Soy el amor que pasa… pero soy el amor.

Jose Angel Buesa

18 de agosto de 2007

A LA EDAD DE LAS MUJERES





De quince a veinte es niña; buena moza
de veinte a veinticinco, y por la cuenta
gentil mujer de veinticinco a treinta.
¡Dichoso aquel que en tal edad la goza!

De treinta a treinta y cinco no alboroza;
mas puédese comer con sal pimienta;
pero de treinta y cinco hasta cuarenta
anda en vísperas ya de una coroza.

A los cuarenta y cinco es bachillera,
ganguea, pide y juega del vocablo;
cumplidos los cincuenta, da en santera,

y a los cincuenta y cinco echa el retablo.
Niña, moza, mujer, vieja, hechicera,
bruja y santera, se la lleva el diablo.


Francisco de Quevedo

15 de agosto de 2007

FANTASIA ICONOGRAFICA



La calva prematura
brilla sobre la frente amplia y severa;
bajo la piel pálida tersura
se trasluce la fina calavera.
Mentón agudo y pómulos marcados
por trazos de un punzón adamantino;
y de insólita púrpura manchados
los labios que soñara un florentino.
Mientras la boca sonreír parece,
los ojos perspicaces,
que un ceño pensativo empequeñece,
miran y ven, profundos y tenaces.
Tiene sobre la mesa un libro viejo
donde posa la mano distraída.
Al fondo de la cuadra, en el espejo,
una tarde dorada está dormida.
Montañas de violeta
y grasientos breñales,
la tierra que ama el santo y el poeta,
los buitres y las águilas caudales.
Del abierto balcón al blanco muro
va una franja de sol anaranjada
que inflama el aire, en el ambiente oscuro
que envuelve la armadura arrinconada

Antonio Machado

13 de agosto de 2007

NUBES Y VIENTOS

Del sol del verano Los rayos de fuego
calcinan la tierra,
Las horas transcurren y en lenta agonía

se abraza y consume la mustia pradera.

En la árida playa del próximo río

tan sólo hay enjutas y ardientes arenas;
vapores que se alzan de un fétido estanque,
brillando a lo lejos titilan y tiemblan.

En todo el espacio que abarca la vista

ni un alma se mueve, ni un eco resuena.
Que paz y que tedio! solemne el paisaje
de un gran cementerio la calma remeda.

De pronto en la línea del ancho horizonte

blanquísima nube surgiendo ligera
se agranda, se extiende, y en pocos instantes
entolda la esfera.

La atmósfera ardiente palpita de gozo

y el leve murmullo de brisa indiscreta
en prados y bosques esparce el anuncio
de próxima fiesta.

La anuncian distantes Los ecos confusos

del viento que vuela;
sutil, diligente, retoza en el prado,
se lanza a la aldea,

Recorre Las calles, tropieza en Los muros,

sacude Las puertas,
y en calles y prados exclama triunfante:
Ya vienen ! Ya llegan!

Y plantas y flores sacuden el polvo

y al goce se aprestan,
y en tanto, en la nube que entolda el espacio
retumba la orquesta.

Turbión de agua y viento que anubla el paisaje

con loco algazara chillando se acerca
y al soplo pujante se agita confusa
la vasta pradera.

Turbión de agua y viento que arrastra en sus giros

ramajes y flores, guijarros y arenas,
y en pocos instantes, sembrando el desorden,
transforma la escena.

Flexible y gozosa se entrega a su impulso

la inquieta arboleda,
y molles y sauces ensayan la danza
tendida a Los aires la gran cabellera.

Los troncos añosos, el bárbaro empuje

resisten apenas
con secos gruñidos, de bosques y prados
la suerte lamentan:

Pared piedrecillas de la árida playa,

sabéis, revoltosas, a dónde se os lleva?
queréis ver mañana cubierta de escombros
la hermosa pradera?

Las flores que al borde del fétido estanque

lucieron sencillas su blanca inocencia
qué harán si ese fango se agita y rebosa
de miasmas malsanos llenando la senda?

Al ave que el nido colgó de la rama

que suerte le espera?
Qué hacéis, insensatos, trastorno y desorden
sembrando doquiera?

Y el viento, aturdido, con risa estridente

responde a sus quejas;
y en tanto en la nube que entolda el espacio
retumba la orquesta.

La danza prosigue. Mil gritos de orgía

se apagan por grados... La noche comienza...
y el campo, cubierto de fango y destrozos,
se envuelve en tinieblas.

Qué fue de las aves, qué fue de las flores,

qué fue de la hermosa, fecunda pradera?...
Tras noche de horrores se ve como siempre
surgir la mañana brillante y serena.

Vistiendo ropajes de frescos matices

las ramas se cubren de brotes y yemas,
el campo renace luciendo sus galas,
sus galas eternas!

Tal es oh misterio! la ley de la vida

que todo renueva,
que el viento y la nube son fuerzas que a un tiempo
destruyen y crean.

Mas ay! que esa aurora transcurre cual otras,

la pálida tarde de nuevo se acerca
y exhala en el fango confusos gemidos
el alma doliente de flores ya muertas.

Vosotras que, erguidas, alzáis a los cielos

la frente serena
sabéis por ventura lo que es la existencia?
Ah! triste el destino que cupo a las flores

Felices las piedras,

felices las rocas que ignoran la vida
que sienten apenas.

También cual vosotras ufanas un día

pasamos las horas forjando quimeras;
mas ahora... que somos? despojos humildes
que abonan el surco que el germen sustenta.

Brotar de la nada, sentirse inmortales,

soñar unas horas... volver a la
tierra...

Oh ley misteriosa! continua mudanza,

cuál es tu grandeza?

Si el íntimo anhelo, perfume del alma

que sube a la esfera,
no alcanza otra vida; si sólo es engaño,
si sólo es quimera,
maldita mil veces! oh madre! oh Natura!
maldita mil veces tu vana tarea!

Adela Samudio

DIME VENCEDOR RAPAZ

Dime vencedor Rapaz,
vencido de mi constancia,
¿Qué ha sacado tu arrogancia
de alterar mi firme paz?
Que aunque de vencer capaz
es la punta de tu arpón,
¿qué importa el tiro violento,
si a pesar del vencimiento
queda viva la razón?

Tienes grande señorío;
pero tu jurisdicción
domina la inclinación,
mas no pasa el albedrío.
Y así librarme confío
de tu loco atrevimiento,
pues aunque rendida siento
y presa la libertad,
se rinde la voluntad
pero no el consentimiento.

En dos partes dividida
tengo el alma en confusión:
una, esclava a la pasión,
y otra, a la razón medida.
Guerra civil, encendida,
aflige el pecho importuna:
quiere vencer cada una,
y entre fortunas tan varias,
morirán ambas contrarias
pero vencerá ninguna.

Cuando fuera, Amor, te vía,
no merecí de ti palma;
y hoy, que estás dentro del alma,
es resistir valentía.
Córrase, pues, tu porfía,
de los triunfos que te gano:
pues cuando ocupas, tirano,
el alma, sin resistillo,
tienes vencido el Castillo
e invencible el Castellano.

Invicta razón alienta
armas contra tu vil saña,
y el pecho es corta campaña
a batalla tan sangrienta.
Y así, Amor, en vano intenta
tu esfuerzo loco ofenderme:
pues podré decir, al verme
expirar sin entregarme,
que conseguiste matarme
mas no pudiste vencerme.

Sor Juana Inés de la Cruz

12 de agosto de 2007

OJOS VERDES





I
Apoyá en el quicio de la mancebía
miraba encenderse la noche de mayo;
pasaban los hombres y yo sonreía
hasta que a mi puerta paraste el caballo.
«Serrana, ¿me das candela?»
Y yo te dije: «Gaché,
ven y tómala en mis labios
que yo fuego te daré».
Dejaste el caballo
y lumbre te di,
y fueron dos verdes luceros de mayo
tus ojos pa mí.
Ojos verdes, verdes como la albahaca.
Verdes como el trigo verde
y el verde, verde limón.
Ojos verdes, verdes, con brillo de faca,
que están clavaítos en mi corazón.
Pa mí ya no hay soles, luceros ni luna,
no hay más que unos ojos que mi vía son.
Ojos verdes, verdes como la albahaca.
Verdes como el trigo verde
y el verde, verde limón.

II
Vimos desde el cuarto despertar el día
y sonar el alba en la Torre la Vela.
Dejaste mis brazos cuando amanecía
y en mi boca un gusto de menta y canela.
«Serrana, para un vestío
yo te quiero regalá».
Yo te dije: «Estás cumplío,
no me tienes que dar na».
Subiste al caballo,
te fuiste de mí
y nunca una noche
más bella de mayo
he vuelto a viví.
Ojos verdes, verdes como la albahaca.
Verdes como el trigo verde
y el verde, verde limón.
Ojos verdes, verdes, con brillo de faca,
que están clavaítos en mi corazón.
Pa mí ya no hay soles, luceros ni luna,
no hay más que unos ojos que mi vía son.
Ojos verdes, verdes como la albahaca.
Verdes como el trigo verde
y el verde, verde limón.

Rafael de León

9 de agosto de 2007

EN LA NOCHE


Los árboles negros,
la vereda blanca,
un pedazo de luna rojiza
con rastros de sangre manchando las aguas.

Los dos, cabizbajos,
prosiguen la marcha
con el mismo paso, en la misma línea,
y siempre en silencio y siempre a distancia.

Pero en la revuelta
de la encrucijada,
frente a la taberna, algunos borrachos
dan voces y cantan.

Ella se acerca,
sin hablar palabra
se aferra a su brazo,
y en medio del grupo, que los mira, pasan.

Después, como antes,
caen el brazo flojo y la mano lacia,
y aquellas dos sombras, un instante juntas,
de nuevo se apartan.

Y así en la noche
prosiguen su marcha
con el mismo ritmo, en la misma línea,
y siempre en silencio y siempre a distancia.

Francisco A. de Icaza

6 de agosto de 2007

POEMA DEL OLVIDO




Viendo pasar las nubes fue pasando la vida,
y tú, como una nube, pasaste por mi hastío.
Y se unieron entonces tu corazón y el mío,
como se van uniendo los bordes de una herida.

Los últimos ensueños y las primeras canas
entristecen de sombra todas las cosas bellas;
y hoy tu vida y mi vida son como las estrellas,
pues pueden verse juntas, estando tan lejanas...

Yo bien sé que el olvido, como una agua maldita,
nos da una sed mas honda que la sed que nos quita,
pero estoy tan seguro de poder olvidar...

Y miraré las nubes sin pensar que te quiero,
con el hábito sordo de un viejo marinero
que aun siente, en tierra firme, la ondulación del mar.

Jose Angel Buesa

4 de agosto de 2007

YO LA ESPERO


Yo la espero en mis horas amargas
y en la felicidad de un día soleado,
la espero en el cálido verano
y en las lluvias del otoño gris.
La espero cuando florece el campo
y cuando las aves emigran,
la sigo esperando en las olas
de un mar violento y azulado,
en el torrente de un río calmo
y en la forma silenciosa de la roca,
en la fría angustia que me toca
en la faz de una tierra misteriosa
y en el espacio más desolado.
En mi espera, que recorre caminos

que van y vienen, a veces sin sentido,
denoto el pesar de esperarla
y el ánimo altivo de mi sentimiento.
Y recorro mil veces la senda,
que me lleva a ningún lado
sabiendo que aunque mi fe y mi pecado
son aristas de una misma historia
quiero guardar en mi memoria
el sabor dulce de haberla esperado.
Si llegara tal como la espero,

o si nunca llegara a mi puerto
si me viera y fuera a su vista
el grato encuentro de dos miradas,
o si ciega por lejanía y espanto
nunca de su mirada viera yo la luz,
igual estaría yo aquí, firme en mi locura
desde el ocaso hasta la alborada
de seguir esperando con ternura
la hora sublime de su llegada.

Miguel Ángel Turco

3 de agosto de 2007

REPETICIONES


El corazón y su redoble iracundo
el obscuro caballo de la sangre
caballo ciego caballo desbocado
el carrusel nocturno la noria del terror
el grito contra el muro y la centella rota
Camino andado
camino desandado
El cuerpo a cuerpo con un pensamiento afilado
la pena que interrogo cada día y no responde
la pena que no se aparta y cada noche me despierta
la pena sin tamaño y sin nombre
el alfiler y el párpado traspasado
el párpado del día mal vivido
la hora manchada la ternura escupida
la risa loca y la puta mentira
la soledad y el mundo
Camino andado
El coso de la sangre y la pica y la rechifla
el sol sobre la herida
sobre las aguas muertas el astro hirsuto
la rabia y su acidez recomida
el pensamiento que se oxida
y la escritura gangrenada
el alba desvivida y el día amordazado
la noche cavilada y su hueso roído
el horror siempre nuevo y siempre repetido
Camino andado
camino desandado
El vaso de agua la pastilla la lengua de estaño
el hormiguero en pleno sueño
cascada negra de la sangre
cascada pétrea de la noche
el peso bruto de la nada
zumbido de motores en la ciudad inmensa
lejos cerca lejos en el suburbio de mi oreja
aparición del ojo y el muro que gesticula
aparición del metro cojo
el puente roto y el ahogado
Camino andado
camino desandado
El pensamiento circular y el circulo de familia
¿qué hice qué hiciste qué hemos hecho?
el laberinto de la culpa sin culpa
el espejo que acusa y el silencio que se gangrena
el día estéril la noche estéril el dolor estéril
la soledad promiscua el mundo despoblado
la sala de espera en donde ya no hay nadie
Camino andado y desandado
la vida se ha ido sin volver el rostro.

Octavio paz