CafePoetas es un Blog sin animo de lucro donde se rinde homenaje a poetas de ayer, hoy y siempre.

26 de febrero de 2007

POEMA DEL RENUNCIAMIENTO




Pasarás por mi vida sin saber que pasaste,
pasarás en silencio por mi amor y al pasar
fingiré una sonrisa como un dulce contraste
del dolor de quererte... y jamás lo sabrás.

Soñaré con el nácar virginal de tu frente,
soñaré con tus ojos de esmeraldas de mar,
soñaré con tus labios desesperadamente,
soñaré con tus besos... y jamás lo sabrás.

Quizás pases con otro que te diga al oído
esas frases que nadie como yo te dirá
y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,
te amaré más que nunca... y jamás lo sabrás.

Yo te amaré en silencio... como algo inaccesible,
como un sueño que nunca lograré realizar
y el lejano perfume de mi amor imposible
rozará tus cabellos... y jamás lo sabrás.

Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,
- el tormento infinito que te debo ocultar –
te diré sonriente: "No es nada... ha sido el viento".
Me enjugaré la lágrima... ¡y jamás lo sabrás!

Jose Angel Buesa

24 de febrero de 2007

DESEOS




Yo quisiera salvar esa distancia
ese abismo fatal que nos divide,
y embriagarme de amor con la fragancia
mística y pura que tu ser despide.

Yo quisiera ser uno de los lazos
con que decoras tus radiantes sienes;
yo quisiera en el cielo de tus brazos
¡beber la gloria que en los labios tienes!

Yo quisiera ser agua y que en mis olas,
que en mis olas vinieras a bañarte,
para poder, como lo sueño a solas,
¡a un mismo tiempo por doquier besarte!

Yo quisiera ser lino y en tu lecho
allá en la sombra, con ardor cubrirte,
¡temblar con los temblores de tu pecho
y morir de placer al comprimirte!

¡Oh, ¡Yo quisiera mucho más! ¡Quisiera
llevarte en mí como la nube al fuego,
mas no como la nube en su carrera
para estallar y separarse luego!

Yo quisiera en mí mismo confundirte
confundirte en mí mismo y entrañarte;
yo quisiera en perfume convertirte,
convertirte en perfume y aspirarte!

¡Aspirarte en un soplo como esencia,
y unir a mis latidos tus latidos,
y unir a mi existencia tu existencia
y unir a mis sentidos tus sentidos!

¡Aspirarte en un soplo del ambiente,
y así verte sobre mi vida en calma,
toda la llama de tu pecho ardiente
y todo el éter del azul de tu alma!

Aspirarte, mujer... De ti llamarme,
y en ciego, y sordo, y mudo constituirme,
al deleite supremo de sentirte.
¡y a la dicha suprema de adorarte!

Salvador Diaz Miron

20 de febrero de 2007

SIMPLEMENTE



Nos dijimos adiós. La tarde estaba
casi llorando nuestra despedida.
Nos dijimos adiós tan simplemente
que pasó nuestra pena inadvertida.
No hubo angustia en tus ojos ni en mis ojos.
No hubo un gesto en tu boca ni en la mía.
Y, no obstante, en el cruce de las manos
calladamente te dejé la vida.
Fuiste valiente con tu indiferencia
y fui valiente con mi hipocresía,
nos separamos como dos extraños
cuando toda la sangre nos unía.
Pero tuvo que ser y fue sin llanto,
sin una escena ni una cobardía.
Tú te fuiste pensando en el olvido
y yo pensaba en la melancolía.
Hoy sólo resta de esa vieja tarde
un recuerdo, una fecha y una rima.
Así, sencillamente nos jugamos
el corazón en una despedida...

Jorge Robledo Ortiz

15 de febrero de 2007

GUAJA



Ven acá, granuja.
¿Dónde andas, so guaja?
Hoy te mondo los güesos a palos.
No llores ni juyas, porque no te escapas.
Yo no sé lo que hacer ya contigo.
¡Me tienes muy jarta!
A ti ya no te valen razones.
A ti ya no te valen palabras,
ni riñas, ni encierros,
ni golpes, ni nada.

Te dije al marcharme: Levántate pronto,
y estira los güesos, y dobla las mantas,
y enciende la lumbre, arrima el puchero,
y enjuaga las ollas, y barre la casa.
Y vengo y me encuentro, grandísimo pillo,
la lumbre sin brasas;
la puchera, sin caldo ni pringue;
la vivienda, peor que una cuadra,
la burra, sin pienso;
las pilas, sin agua.

¡Segaste la yerba?
¿Trajiste la paja?
¿Regaste los tiestos?
¿Cerniste la harina? ¿Clavaste la estaca?
¿Comió la cordera? ¿Bebió la lechona?
¿Cogiste los güevos? ¿Mudaste la cabra?
¿Y a tí qué te importa? ¿Pa´qué quiés cansarte,
si aquí está la burra que tó te loaga?
¿Tu piensas, granuja, que ha de estar tu madre
jechita una negra, quemándose el alma,
pa´que tú me malgastes el tiempo,
que da más que lástima,
jecho un ropasuelta,
jecho un rajamantas,
por esas callejas detrás de los perros,
por esos regatos tirando a las ranas,
o buscando níos por las zarzamoras.
que así estás de lindo, grandísimo guaja?

¡Y ese siete tan guapo en la blusa?
¿Y esos pantalones tan llenos de manchas?
¡Qué gorra más limpia!
¡Qué medias tan majas!
¡Qué pelos tan lindos!
¡Qué codos, qué cuello, qué puños, qué mangas!
¡Ya no sé lo que hacer ya contigo!
¡Me tienes mu jarta!

¡De sobra conoces que semos solitos,
que ya no tenemos quién nos lo ganaba ...
que la vida de toitos los pobres
es vida de lágrimas! ...
Pero ni por esas.
A tí, que te den roncando en la cama,
y que te pongan la mesa tres veces,
y rueden los días, y viva la holganza.
Súbete esos calzones, so pillo;
átate esos zapatos, so randa.

Quítate esos mocos.
Lávate esa cara.
¡Y vete ahora mismo donde no te vea
que me tienes, me tienes mu jarta!
Te aseguro, chiquitin, te aseguro
que esto se te acaba
en desde mañana, a la cola del burro;
conmigo a la plaza,
conmigo al molino,
conmigo a la jaza.

¡A suar fatigas!
¡A mojarte el alma!
Ya verás las penitas que cuesta,
ya verás con qué agobios se gana
ese pan que tan cómodamente
a lo bobo, a lo bobo te zampas.

La aurora se acerca
espléndida, diáfana;
lentamente despliegan los campos
su manto de escarcha.

La madre, afanosa, se tira del lecho
y sus toscos aperos prepara,
que ya espera, más ruda que nunca,
la brega diaria;
se acerca a la cama,
donde el niño cándido
tranquilo descansa.

Un instante contempla amorosa
su faz sonrosada,
y después con cariño ferviente,
dando un beso en sus labios, exclama:
-¡Yo turbar ese sueño tan dulce! ...
¡No fuera quien soy, ni tuviera entrañas!
¡Juega y brinca y destroza, hijo mío!
¡Tu madre lo gana!

Vicente Neira

13 de febrero de 2007

EL VINO




El vino puede sacar
cosas que el hombre se calla,
que deberían salir
cuando el hombre bebe agua.
Va buscando pecho adentro
por los silencios del alma
y les va poniendo voces,
y los va haciendo palabras.
A veces saca una pena
que por ser pena, es amarga;
sobre su palco de fuego
la pone a bailar descalza,
baila y bailando se crece,
hasta que el vino se acaba.
Y entonces vuelve la pena
a ser silencio del alma.
Si señor,
el vino puede sacar
cosas que el hombre se calla.
Cosas que queman por dentro,
cosas que pudren el alma,
de los que bajan los ojos,
de los que esconden la cara.
El vino entonces libera
la valentía encerrada,
y los disfraza de machos
como por arte de magia...
y entonces son bravucones,
hasta que el vino se acaba.
pues del matón al cobarde
sólo media la resaca.
Si señor,
el vino puede sacar
cosas que el hombre se calla.
Cambia el prisma de las cosas
cuando más les hace falta
a los que llevan sus culpas
como una cruz en la espalda.
La impura se piensa pura
como cuando era muchacha,
y el cornudo regatea
la medida de su drama...
Y todo tiene colores
de castidad simulada,
pues siempre acaban el vino
los dos en la misma cama.
Si señor
el vino puede sacar
cosas que el hombre se calla.
Pero qué lindo es el vino
el que se bebe en la casa
del que está limpio por dentro
y tiene brillando el alma.
que nunca le tiembla el pulso
cuando pulsa una guitarra,
que no le falta un amigo
ni noches para gastarlas,
que cuando tiene un pecado
siempre se nota en su cara.
que bebe el vino, por vino,
y bebe el agua, por agua.

Alberto Cortez

10 de febrero de 2007

ESTAR ENAMORADO






Estar enamorado, amigos, es encontrar el nombre justo de la vida.
Es dar al fin con la palabra que para hacer frente a la muerte se precisa.
Es recobrar la llave oculta que abre la cárcel en que el alma está cautiva.
Es levantarse de la tierra con una fuerza que reclama desde arriba.
Es respirar el ancho viento que por encima de la carne se respira.
Es contemplar desde la cumbre de la persona la razón de las heridas.
Es advertir en unos ojos una mirada verdadera que nos mira.
Es escuchar en una boca la propia voz profundamente repetida.
Es sorprender en unas manos ese calor de la perfecta compañía.
Es sospechar que, para siempre, la soledad de nuestra sombra está vencida.

Estar enamorado amigos, es descubrir dónde se juntan cuerpo y alma.
Es percibir en el desierto la cristalina voz de un río que nos llama.
Es ver el mar desde la torre donde ha quedado prisionera nuestra infancia.
Es apoyar los ojos tristes en un paisaje de cigüeñas y campanas.
Es ocupar un territorio donde conviven los perfumes y las armas.
Es dar la ley a cada rosa y al mismo tiempo recibirla de su espada.
Es confundir el sentimiento con una hoguera que del pecho se levanta.
Es gobernar la luz del fuego y al mismo tiempo ser esclavo de la llama.
Es entender la pensativa conversación del corazón y la distancia.
Es encontrar el derrotero que lleva al reino de la música sin tasa.

Estar enamorado, amigos, es adueñarse de las noches y los días.
Es olvidar entre los dedos emocionados la cabeza distraída.
Es recordar a Garcilaso cuando se siente la canción de una herrería.
Es ir leyendo lo que escriben en el espacio las primeras golondrinas.
Es ver la estrella de la tarde por la ventana de una casa campesina.
Es contemplar un tren que pasa por la montaña con las luces encendidas.
Es comprender perfectamente que no hay fronteras entre el sueño y la vigilia.
Es ignorar en qué consiste la diferencia entre la pena y la alegría.
Es escuchar a medianoche la vagabunda confesión de la llovizna.
Es divisar en las tinieblas del corazón una pequeña lucecita.

Estar enamorado, amigos, es padecer espacio y tiempo con dulzura.
Es despertarse una mañana con el secreto de las flores y las frutas.
Es libertarse de sí mismo y estar unido con las otras criaturas.
Es no saber si son ajenas o son propias las lejanas amarguras.
Es remontar hasta la fuente las aguas turbias del torrente de la angustia.
Es compartir la luz del mundo y al mismo tiempo compartir su noche oscura.
Es asombrarse y alegrarse de que la luna todavía sea luna.
Es comprobar en cuerpo y alma que la tarea de ser hombre es menos dura.
Es empezar a decir siempre, y en adelante no volver a decir nunca.
Y es, además, amigos míos, estar seguro de tener las manos puras.

Francisco Luis Bernardez

7 de febrero de 2007

EL VIAJERO



...Y, de pronto, el viajero
surgió. Sobre el sendero
sus pies dejaban pálido,
fosforente reguero.

Vio mi mano en oferta,
y dijo: -¿Es para mí?-
(Yo no sé si despierta
o en ensueños le oí).
...Extasiado, mirándole
los ojos, se lo di...

¡Poder no pensar,
poderse abandonar,
como el pétalo al viento,
como al fuego el sarmiento,
como la astilla al mar!

Caminito escondido
Caminito escondido
que te embozas en sombra
y con grama te alfombras,
y al silencio haces nido:

Caminito escondido:
eres humilde y breve,
y tu surco es muy leve
entre el bosque tupido.

Medio sol de mañana,
un poquito de luna,
un hilo de fontana,
son toda tu fortuna...

¡Poco tienes, sendero
enflecado de sauces,
mas tú sabes, camino,
que breve, pobre, austero,
en sombra, eres el cauce
de un designio divino.

También yo sé, camino
que, aunque corto y umbroso,
te vio el dolor celoso
y el amor adivino;
que alguna vez, acaso,
pudo encontrarte al paso
el hada de la suerte,
y que, en noche sombría
o en el claror del día,
te sabrá hallar la muerte!

Josefina Plá

5 de febrero de 2007

ALUCINACIONES



Ya mi silencio te nombra
sin descanso,
recluida en instantes de hielo,
y te halla enzarzada
en lo invisible
como ráfaga enloquecida,
como vapor diluido;
desconocida para el aire sereno,
eterna, gemida,
prisionera del bosque amante
y de los silencios de piedra…

Ya mi silencio te nombra sin descanso,
dividida en inmensidades,
allegando pasiones
y secretos desvanecidos,
sigilosa- quebradora del trueno-,
con el pecho enmudecido
entre los fugaces retumbes
de la espesa grisura;
entre alamedas de herrumbre
en aquel otoño de inmortal granizo…

Ya mi silencio te nombra
sin descanso,
respirando turbias soledades,
donde relampaguea
la palabra prohibida,
donde las edades hirviendo se vierten
en la piel escarpada del deseo,
rastreando, lentamente,
fantasías de agua;
consumiéndote en mi memoria,
agazapada, incandescente,
guarecida en las espirales del tiempo.

Ya mi silencio te nombra
sin descanso,
deshabitando transparencias,
fuegos - lívidos fragmentos de mar-,
deshabitando remolinos,
deshabitando amaneceres
en los acantilados del horizonte;
inextinguible, sin imagen palpitante;
allí, donde lo infinito dilata oscuridades
y enrosca lágrimas
al martirio de las alucinaciones…

Ya mi silencio te nombra
sin descanso,
confinando tu amor
en la insaciable tierra de mi hoguera;
cautiva, huérfana de existencia,
escindida, sin ataduras de cobre,
plegada, orillada en torrente,
junto al amenazante misterio
en fiel diálogo de mariposas,
lánguidas como risa de niebla,
sin parpadeos metálicos…

Ya mi silencio te nombra,
sin descanso,
sin tregua,
derribando el contorno de nuestro sueño.


Antonio Pacual Alcaide

3 de febrero de 2007

CUANDO LEJOS MUY LEJOS


Cuando lejos, muy lejos, en hondos mares,
en lo mucho que sufro pienses a solas,
si exhalas un suspiro por mis pesares,
mándame ese suspiro sobre las olas.

Cuando el sol con sus rayos desde el oriente
rasgue las blondas gasas de las neblinas,
si una oración murmuras por el ausente,
deja que me la traigan las golondrinas.

Cuando pierda la tarde sus tristes galas,
y en cenizas se tornen las nubes rojas,
mándame un beso ardiente sobre las alas
de las brisas que juegan entre las hojas.

Que yo, cuando la noche tienda su manto,
yo, que llevo en el alma sus mudas huellas,
te enviaré, con mis quejas, un dulce canto
en la luz temblorosa de las estrellas.

Julio Flores.

2 de febrero de 2007

LA LAGRIMA INFINITA





¡Esa!... La que en el alma llevo oculta;
la que no salta afuera ni se expande
en la pupila; la que a nadie insulta
en un alarde de dolor: la grande,
la infinita, la muda, la sombría,
la terca, la traidora, la doliente
lágrima de dolor, lágrima mía,
que está clavada en mí profundamente!

La que no da una tregua ni un consuelo
de dulce sollozar. La que me hiere,
y me punza, y me obsede, y pone un velo
turbio en mis ojos; la que nunca muere
ni nace a flor de rostro; la que nunca
refrena su latir; la que no intenta
asomarse a la faz y queda trunca,
y hace la pena interminable y lenta...

Agua de un manantial que va en la sombra
Tortuosa de mi yo, tierra maldita
donde no nace planta ni se nombra
ningún nombre de amor...¡Esa infinita
lágrima de dolor, sorda y amarga
que llega hasta mis ojos y no fluye
en catarata ardiente; la que embarga
mi ser y en el silencio se diluye!...

Gota que cristaliza y se hace piedra,
dolor que se concreta y se resume;
planta parásita como la hiedra
que trepa al corazón y lo consume;
infinito dolor sin esperanza
de resolverse en líquido siquiera.

Invierno seco y duro que no alcanza
a transformarse luego en primavera.
Nieve perpetua sin ningún deshielo;
polo desierto que en la ardiente entraña
anhela el húmedo calor del cielo,
que ni fertiliza ni lo baña.

Lágrima que no alivia la tortura
de los ojos cansados de infinito;
lágrima que no cura la amargura;
que no es queja, ni expresión, ni grito.
Cántaros secos, áridos, mis ojos;
páramos sin frescura ni rocío;
febricitantes de escrutar los rojos
límites, del espacio y del vacío...

¡Esa!... La que no llega, ni ha llegado,
ni llegará a los ojos nunca... ¡nunca!...
Mi lágrima tenaz que no ha mojado
el Sahara estéril de mi vida trunca,
¡Ésa... no la verás, porque en la calma
de mis angustias, se ha trocado en perla!
Para verla hace falta tener alma;
y tú, ¡no tienes alma para verla!...

Hilarión Cabrisas.