CafePoetas es un Blog sin animo de lucro donde se rinde homenaje a poetas de ayer, hoy y siempre.

23 de octubre de 2006

SI TU ME OLVIDAS


Quiero que sepas
una cosa.
Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.
Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.
Si de pronto
me olvidas
no me busques,
que ya te habré olvidado.
Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.
Pero
si cada día,
cada hora
sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.

Pablo Neruda

14 de octubre de 2006

NO TENGAS NADA EN LAS MANOS




No tengas nada en las manos
ni una memoria en el alma,
que cuando un día en tus manos
pongan el óbolo último,
cuando las manos te abran
nada se te caiga de ellas.
¿Qué trono te quieren dar
que Atropos no te lo quite?
¿Qué laurel que no se mustie
en lo arbitrios de Minos?
¿Qué horas que no te conviertan
en la estatura de sombra
que serás cuando de noche,
estés al fin del camino?
Coge las flores, mas déjalas
caer, apenas miradas.
Al sol siéntate. Y abdica
para ser rey de ti mismo.

Fernando Pessoa

12 de octubre de 2006

A LAS FLORES



Éstas que fueron pompa y alegría
despertando al albor de la mañana,
a la tarde serán lástima vana
durmiendo en brazos de la noche fría.

Este matiz que al cielo desafía,
Iris listado de oro, nieve y grana,
será escarmiento de la vida humana:
¡tanto se emprende en término de un día!

A florecer las rosas madrugaron,
y para envejecerse florecieron:
cuna y sepulcro en un botón hallaron.

Tales los hombres sus fortunas vieron:
en un día nacieron y espiraron;
que pasados los siglos, horas fueron.

Pedro Calderón de la Barca

9 de octubre de 2006

EXPLOSION


¡Si la vida es amor, bendita sea!

¡Quiero más vida para amar! Hoy siento
que no valen mil años de la idea
lo que un minuto azul de sentimiento.

Mi corazón moría triste y lento,
hoy abre en luz como una flor febea.
¡La vida brota como un mar violento
donde la mano del amor golpea!

Hoy partió hacia la noche triste, fría,
rotas las alas, mi melancolía,
como una vieja mancha de dolor.

En la sombra lejana se deslíe...
¡Mi vida toda canta, besa, ríe!
¡Mi vida toda es una boca en flor!

Delmira Agustini

6 de octubre de 2006

DEFINICION DE AMOR




Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.

Éste es el niño Amor, éste es su abismo.
¿Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!

(Francisco de Quevedo)

3 de octubre de 2006

CARTA A UN AMIGO





No puedo darte soluciones para todos los problemas de la vida,
ni tengo respuestas para tus dudas o temores,
pero puedo escucharte y buscarlas junto a ti.

No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro.
Pero cuando me necesites, estaré allí.

No puedo evitar que tropieces.
Solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes y no caigas.
Tus alegrías, tu triunfo y tus éxitos no son míos.
Pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz.

No juzgo las decisiones que tomas en la vida.
Me limito a apoyarte, a estimularte y a ayudarte si me lo pides.

No puedo impedir que te alejes de mí.
Pero si puedo desearte lo mejor y esperar a que vuelvas.

No puedo trazarte límites dentro de los cuales debas actuar,
pero sí te ofrezco el espacio necesario para crecer.

No puedo evitar tus sufrimientos cuando alguna pena te parte el corazón,
pero puedo llorar contigo y recoger los pedazos para armarlo de nuevo.

No puedo decirte quién eres ni quién deberías ser.
Solamente puedo quererte como eres y ser tu amigo.

En estos días ore por ti...
En estos días me puse a recordar a mis amistades más preciosas.

Soy una persona feliz: tengo más amigos de lo que imaginaba.
Eso es lo que ellos me dicen, me lo demuestran.
Es lo que siento por todos ellos.

Veo el brillo en sus ojos, la sonrisa espontánea
y la alegría que sienten al verme.
Y yo también siento paz y alegría cuando los veo
y cuando hablamos, sea en la alegría o sea en la serenidad,
en estos días pensé en mis amigos y amigas
y, entre ellos, apareciste tú.

No estabas arriba, ni abajo ni en medio.
No encabezabas ni concluías la lista.
No eras el número uno ni el número final.

Lo que sé es que te destacabas por alguna cualidad
que transmitías y con la cual desde hace tiempo
se ennoblece mi vida.
Y tampoco tengo la pretensión de ser el primero,
el segundo o el tercero de tu lista.

Basta que me quieras como amigo.
Entonces entendí que realmente somos amigos.

Hice lo que todo amigo: Ore...
y le agradecí a Dios que me haya dado la oportunidad
de tener un amigo como tú.
Era una oración de gratitud: Tú has dado valor a mi vida...

Jorge Luis Borges

1 de octubre de 2006

AL CABALLERO DON QUIJOTE



Señor Don Quijote: ¡Dame tu armadura,
tu lanza y tu escudo, tu fuerza y tu honor!...
Quiero por el mundo pasear mi locura,
mientras la sobrina y el ama y el cura
queman los infolios de andanza y de amor.

Desque tú faltaste, no ha cesado el ruego
de los que padecen injusta opresión...
Desque tú faltaste ¡glorioso Manchego!
¡tras cada soldado se oculta un borrego!
¡tras cada nobleza se oculta un follón!...

En el siglo XX, señor, es un hecho
que estamos a obscuras, pudiendo hcer luz;
que a muchos nos dejan sin pan y sin techo;
¡que en nombre de Temis se viola el derecho
y en nombre de Cristo nos cargan la Cruz!...

Señor: ¡Yo he leído tus mismas lecturas!...
Señor: ¡Yo padezco tus melancolías!...
¡Ya me malfirieron tus malaventuras!....
¡Ya me contagiaron tus hondas locuras!...
¡Ya me enloquecieron tus caballerías!

Yo iré por el mundo, sin abrir los labios,
mas que cuando deba predicar el bien...
Todos tus consejos guardaré, por sabios,
y será mi anhelo desfacer agravios
¡aunque nunca sepa ni en dónde, ni a quien!...

Tendré rocinante y un buen escudero
que conmigo parta ventura y dolor...
velaré mis armas y el señor ventero
podrá, sin reservas, armar caballero,
a quien ha mostrado pujanza y valor...

Al rayar el alba, tomaré el camino,
por el cual acaso tornaré después...
Mediré mis armas con el vizcaíno,
¡y no habrá en mi senda gigante o molino
que ignore que valgo lo menos por tres!...

Sabrá mis fazañas la gentil Señora
Doña Dulcinea de mi corazón...
seréle, mañana, tan fiel como agora,
y arderá mi sangre -castellana y mora-
cuando me bendiga desde su balcón...

A todas las dichas, la dicha prefiero
de ser mitad indio, mitad español;
seguir por mi ruta de buen caballero;
¡y tener la gloria de templar mi acero
en la roja lumbre de un gran horno: El Sol!...

Si es "Barataria" por mí conquistada,
fungirá el buen Sancho de Gobernador...
¡Nada tengo ahora, ni pretendo nada!
Y ansí no diredes: "Alonso Quijada
Cambió por doblones quimeras de amor!..."

Ni en las malandanzas cambiaré mi empeño
de amparar doncellas y vencer el mal...
Nunca, ni por nada, cambiaré mi ensueño;
y en el rocinante y en el clavileño,
iré tras el mismo lejano ideal...

Después... malferido, sin yelmo, sin lanza;
con el desaliento de inútil bregar;
sin ansia de honores, ni honor de alabanza,
volveré al terruño, con una esperanza;
¡Ya nunca en la vida sentir ni pensar!

Cuando por mí venga la muerte, no quiero
marchar conociendo la austera verdad;
que si la locura me armó caballero,
¡Caballero y loco tomaré el sendero
-fatigoso y largo- de la eternidad!...

Al fin otros muchos leerán tus lecturas;
llorarán, acaso, tus melancolías;
y enfermos de todas tus hondas locuras,
irán por el mundo, buscando aventuras,
dignas de tus glorias de caballerías...

Mas... agora, dame, señor, tu nobleza;
tu vieja armadura, tu lanza y tu honor...
Quiero por la vida llevar mi tristeza,
mientras Dulcineas, sollozando, reza
por su caballero... ¡paladín de amor!

Rubén C. Navarro